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Estamos muy acostumbrados a comer embutidos sea cual sea la hora del día o la celebración que tengamos entre manos. Sobre el centro de mesa en Navidad, para ofrecer a nuestros invitados cuando vienen a casa o para el bocadillo de los niños en el colegio. Usamos o abusamos mucho de los productos embutidos. Aunque suponen proteína y carnes de diversas variedades ricas en muchos nutrientes, también significa un alto contenido de sal, grasa y aporte calórico.
Según el nutriólogo y doctor en Medicina Miguel Ángel Álvarez Lázaro, “el embutido se debe consumir con medida, con mucha moderación, y lo recomendable sería tomarlo un par de veces a la semana". Por otro lado, debemos elegir embutidos de calidad si queremos que las grasas y, en esencia su carne, también lo sean.
Tanto en salchichones, chorizos, morcillas, fuets, entre otros, podemos encontrar muchas variedades distintas de envolturas que cubren la carne y que dan forma a estos embutidos. Mucha gente no sabe que hay muchas pieles que no están fabricadas para el consumo humano, y por ello, hoy te explicamos y enseñamos a saber cuáles son las pieles que sí podemos comer y que no suponen ningún riesgo para nuestra salud.
¿Se come o se tira?
En el grupo de amantes de los embutidos podemos encontrar a quienes pelan y quitan toda la piel de, por ejemplo, los salchichones. Hay otros, sin embargo, que deciden optar por comer todo sin tapujo alguno. Ya sea por que el sabor no les desagrada y les gusta más comérselo así o simplemente les da pereza, hay muchas ocasiones en las que esta acción puede resultar nociva para nuestra salud.
Como respuesta a multitud de preguntas de este tipo, la piel que cubre los embutidos la puedes comer dependiendo de cuál haya sido su proceso de ‘creación’. Esto significa que dependiendo del material con el que se ha elaborado la piel del embutido que nos metemos entre panes, podemos estar comiendo una piel hecha artesanalmente y natural o una sintética y de elaboración industrial.
Pieles naturales
Este tipo de piel procede de los intestinos de distintos animales, como el cerdo, la oveja, la carne de res, el caballo o la cabra. La más usada es la capa de los intestinos denominada submucosa, muy rica en colágeno. Al producir un embutido con una capa exterior natural y con la carne del animal que vamos a comer en forma de chorizo, es totalmente seguro para el consumo humano. Como recuerda la Asociación Internacional de de Tripas Naturales para Embutidos (INSCA), todas las pieles naturales que envuelven y dan forma a los alimentos cárnicos, pasan por un exhaustivo proceso de limpieza.
Para saber de forma segura cuáles son las pieles naturales, debes fijarte en que la mayoría de ellas, por no decir todas, están curvadas con los extremos bien cerrados. En ocasiones se cierran a mano y están atadas con un cordel. Las pieles naturales tienen irregularidades y puntos más gruesos que otros.
Como curiosidad, y por si quedaba alguna duda, la piel natural de los embutidos está considerada alimento. Así lo recoge la norma europea 852/853 de 2004.
- Fuet. La pielecilla blanca con polvo que recubre el fuet al igual que algún salchichón más, no es harina ni una especie de producción industrial hecha para darle esa apariencia distintiva. Se trata de un hongo, más concretamente el Penicillium nalgiovense. Este hongo también se encuentra en algunos tipos de queso y sirve para mantener alejados a otro tipo de hongos maliciosos, por lo que es totalmente seguro comerlo.
Pieles industriales
Este tipo de pieles pueden estar hechas de colágeno (la más parecida a la natural), celulosa que es la más usada para las salchichas y plástico autorizado para uso alimentario, usado mayormente en mortadelas por su función impermeable. También pueden estar creadas a partir de piel sintética, y en este caso de ninguna manera debemos llevárnosla a la boca.