Los problemas vecinales están a la orden del día: morosos que no pagan las cuotas, ruidos diurnos y sobre todo nocturnos, obras ilegales, suciedades, robos, coches que se salen de su plaza de garaje, dueños que no limpian lo que hacen sus mascotas… Situaciones de lo más variado que generan diversas reacciones o discusiones y que muchas veces terminan en intercambio de notas que se colocan en el portal o en el ascensor para que todos los vecinos las puedan leer. Y que en ocasiones acaban en las redes sociales, en cuentas de X (antes conocida como Twitter) como la de Líos de Vecinos (@LiosdeVecinos), que suele compartir este tipo de conflictos.
Incienso molesto
Así ha sucedido en una comunidad de la localidad gaditana de Algeciras, en la que un vecino o vecina se ha quejado de los olores que salen de uno de los pisos del edificio y lo ha hecho con una nota escrita a mano que contiene, eso sí, unas cuantas erratas ortográficas. “Perdona, a la que quema el incienso que lo queme dentro de su casa", comienza la carta. "Yo no tengo por qué oler cada vez que paso por el portal el olor a incienso, ya que me molesta y me cuesta respirar. Perdona las molestias y gracias”, era el contenido de la nota, que aquí se reproduce corregida para que resulte más fácil de leer.
Respuesta contundente
Un olor que no proviene de ninguna falta de higiene ni de limpieza y que hay a quien le parece agradable, aunque está claro que también incordia a otras personas. Pero la causante de ese aroma no se ha tomado bien esa nota de su vecino o vecina y ha querido responderle con otra, en su caso escrita con el ordenador y con dibujos alusivos al olor de la discordia. “Estimad@ vecin@, después de 23 años viviendo en el bloque, hubiese sido más sencillo hablar directamente conmigo, ya que me considero una persona racional”, contesta la acusada en una respuesta que parece bastante coherente hablando de convivencia en una comunidad de vecinos.
Lo que más ha gustado de su respuesta ha sido la firma con la que ha rubricado la nota: “Atentamente, la botafumeiro”, ha escrito, haciendo referencia, con cierta dosis de humor, al enorme incensario bañado en plata que es uno de los símbolos más conocidos y populares de la catedral de Santiago de Compostela (a casi 800 kilómetros de Algeciras, donde transcurre el conflicto) y que se llena con 400 gramos de carbón e incienso.
Un utensilio, que pesa 90 kilos, que va unido al techo a través de una larga cuerda y que se desplaza por la nave transversal de la catedral gallega a través de un mecanismo de poleas y con la intervención de ocho hombres.