Un total 10.470.798,82 euros. Es el precio exacto que cuesta a día de hoy el Palacio Olabarri, la antigua sede de la Autoridad Portuaria de Bilbao, ubicado al final del paseo del Campo de Volantín. Un valor concretado por una firma tasadora independiente que incluye el tradicional edificio que mira a la ría, el inmueble construido en los años 50 (con fachada a la calle Huertas de la Villa) y la parcela de 2.200 metros cuadrados donde se asienta. Además será el precio base por el que el Puerto de Bilbao lo sacará a subasta próximamente.
En el consejo de administración de la entidad celebrado el pasado jueves se dio el plácet al proceso de enajenación del emblemático edificio para que pueda ser reconvertido en un hotel, la sede corporativa de una gran empresa o incluso para una residencia de ancianos o de estudiantes. Tras la aprobación municipal del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) el pasado mes de marzo se determinó que el tradicional edificio de finales del siglo XIX pueda albergar servicios terciarios pero nunca viviendas.
Como ya informó este periódico, la Autoridad Portuaria se encontraba a la espera de la aprobación del PGOU para iniciar el proceso con el cual vender su antigua sede, una intención en la que viene trabajando desde hace 15 años, cuando trasladó a toda su plantilla a un moderno rascacielos de cristal sito en los muelles del puerto en Santurtzi.
La aprobación del consejo del jueves implica el inicio de la tramitación del expediente para su enajenación por la modalidad de subasta pública. Fuentes portuarias han indicado a DEIA que "el procedimiento será al alza, mediante la presentación de ofertas en sobre cerrado".
Aún varios pasos administrativos
Pero para que este día llegue todavía restan varios pasos administrativos que andar. El expediente se remitirá esta semana a la entidad estatal Puertos del Estado, para que apruebe a su vez las condiciones de la enajenación a la vez que también se informará a la Dirección General de Patrimonio de la operación como obliga la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas.
Fuentes portuarias prevén que "estos trámites pudieran ultimarse a lo largo de este año" con lo cual en el primer semestre del 2023 podría procederse a la convocatoria de la subasta pública mediante su publicación en los correspondientes boletines oficiales del Estado.
Desde el puerto, su presidente, Ricardo Barkala, ya ha adelantado en los últimos meses que existen al menos media docena de empresas interesadas en hacerse con el original palacete de la familia Olabarri, entre ellas alguna cadena hotelera.
El edificio es perfecto para un establecimiento de alto standing que pueda llegar a tener el carisma y pedigrí, por ejemplo, del hotel María Cristina donostiarra, o albergar las oficinas centrales de una empresa vasca o sede de una multinacional que se quiera asentar en Bilbao.
En todo caso, la adquisición del complejo cuenta con una serie de condiciones que el comprador tendrá que cumplir a rajatabla como consecuencia de que el palacete está catalogado como patrimonio histórico arquitectónico.
Handicaps para el futuro dueño
Un handicap por el que tanto la fachada como el resto de los elementos externos son intocables igual que parte de las estancias internas como puertas talladas en madera, marquetería de los suelos la escalera que conecta la planta baja con la superior o las vidrieras que la aportan luz natural.
También va a quedar parte del mobiliario que no está integrado en la estructura del edificio. La intención del Puerto de Bilbao es dejar vacíos los 4.223 metros cuadrados de superficie que componen las dos plantas, el sótano y la gambara que suman tanto el palacete como el edificio anejo moderno.
En la actualidad, en su nivel a ras de calle todavía están habilitados dos despachos por si en alguna ocasión debido a necesidades puntuales el presidente del puerto necesitar tener alguna reunión en Bilbao. También está operativo el gran salón de reuniones donde antaño se reunía el consejo de administración de la autoridad portuaria y que hace unos años ya tuvo que sufrir una pequeña reforma en sus artesonados debido a problemas de humedad.
Además, la parte delantera del palacete que mira al Campo de Volantín está siendo usada cada jornada como zona de recreo por los alumnos del colindante colegio San Pedro Apóstol tras una petición de la dirección del centro. En la misma le solicitaba a la Autoridad Portuaria permiso para su uso como consecuencia de la pandemia y para que los chavales no estuvieran tan juntos. El Puerto aceptó con la única condición de que no jugaran al balón, no fueran a romper algún cristal del palacete.