Con él, ha habido esa excepción por su dedicación a la lucha por los derechos de los más débiles
Todavía hoy muchos ciudadanos y ciudadanas saludan a José Ángel Cuerda con un "agur alcalde" por la calle. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA repasa con quien fuera primer edil de la ciudad durante veinte años cómo ve la Vitoria de hoy y cómo recuerda la Vitoria de ayer.
Zorionak por su elección para la Medalla Francisco de Vitoria.
–Muchas gracias. Siempre es agradable que te reconozcan la labor. Y, en este caso, doblemente agradable por inesperado porque desde que terminé la alcaldía ha pasado mucho tiempo y muchas cosas.
Abanderado de muchas causas sociales, ¿qué piensa cuando escucha a alguien decir que muchos inmigrantes vienen a vivir de las ayudas sociales?
–Ese es un lenguaje que no me resulta grato de ninguna manera. Creo que hay un concepto que es absolutamente básico y fundamental: la fraternidad. Todos somos hermanos. No es una cuestión religiosa. Es una cuestión cívica. ¿Qué privilegio hemos hecho nosotros para nacer aquí en Vitoria o en Cuba? Pues ninguno. La vida ha venido así y nada más.
¿Sigue siendo Vitoria una ciudad acogedora o nos estamos enfriando?, ¿nos estamos acomodando a nuestro bienestar social?
–Cada día vivimos mejor. Y todo lo que nos pueda estorbar o limitar de alguna manera no nos agrada. Seguimos con una enorme tarea que hacer por los más desfavorecidos.
Siempre activo, ¿en qué anda ahora sí se puede contar?
–Estoy ayudando a una familia marroquí. La madre cuida a cinco niñas. Deportaron a su marido de manera errónea. Recurrimos y una sentencia reconoce que fue privado ilegalmente de su libertad. De momento, estoy luchando para que pueda volver de Marruecos.
¿Qué se echa más de menos, la docencia o la política? ¿o ambas cosas?
–Pues no sé qué decirte porque creo que son dos cosas perfectamente compatibles y que están en mi modo de ser en la misma línea. Lo que yo siempre he explicado en clase es lo que he intentado reflejar en mi vida en todo.
¿Un buen recuerdo de sus años de alcalde?
–En general, el haber podido ayudar a la gente a vivir mejor, obras y servicios que se han puesto en marcha. No me atrevería a quedarme solo con un recuerdo especialmente.
¿Y un mal recuerdo?
–Sin ninguna duda la actividad de ETA. Me parecía entonces y me sigue pareciendo algo incomprensible por monstruoso el que haya alguien que le pueda quitar a otro la vida por una causa política. Y no entiendo que, a día de hoy haya quien defienda a ETA, que la dé por buena o que mire para otro lado. Lo que hizo ETA mientras yo fui alcalde fue asesinar a alguien casi una vez al año en Vitoria. Me gustaría que todo aquel entorno hiciese un acto de desagravio para reconocer que aquí se cometieron unas monstruosidades terribles.
Pero antes que nada fue abogado. Incluso, creo, que se enfrentó a todo un consejo de guerra...
–Sí, si. Fue todo un proceso judicial de lo más insólito. En Zaramaga hubo muchas manifestaciones por los conflictos de los trabajadores de Michelin con la empresa. Un mal día, en una de aquellas convocatorias, desde una vivienda de Zaramaga se cae una maceta y acusan a una señora de que la había tirado contra la policía nacional. La procesaron y se formó un consejo de guerra.
¿Y cómo acabó?
–Se celebró el consejo de guerra, donde ahora está el Paseo de la Universidad, en un edificio que ahora es municipal, cerca de la plaza de toros. Salió bien porque utilicé una prueba pericial y se libró de la prisión. De lo que no se libró fue del susto. Y en su día defendí también a otros trabajadores de Michelin acusados de alterar el orden público. Ahí fue cuando conocí a mi grandísimo amigo Félix Ormazabal (fallecido el 1 de febrero de 2022).
¿Le echa de menos?
–Mantuvimos una estrecha relación. Era un hombre extraordinario, encantador.
Alcalde durante veinte años... ¿cómo ve a Gorka Urtaran?
–A Gorka le tengo un gran afecto personal. Es más que un amigo. Su madre, María Jesús Agirre, fue vicealcaldesa conmigo durante las cinco legislaturas que estuve en la alcaldía. Tiene mucha capacidad para hacer cosas y espero que todo lo que haga le resulte. Creo que ahora las cosas son difíciles, pero tengo plena confianza en que lo que hace lo hace bien. Y si se equivoca tiene la capacidad de corregir y rectificar.
A usted también le tocó bregar con muchas polémicas. ¿Se acuerda de cuando propuso la llegada del tranvía?
–Entonces se consideró que había que estudiar más a fondo el proyecto y para cuando se tomó la decisión yo ya no era alcalde. El tranvía, como vehículo de transporte y comunicación, me parece muy bien y muy cómodo. Suelo utilizarlo a menudo y, al igual que yo, por lo que oigo, la gente está muy contenta.
Y el BEI, el nuevo autobús eléctrico, ¿lo ha probado?
–No, pero en general es que apenas uso el autobús.
¿Y qué le parece?
–Supongo que será un avance importante. Más cuando el BEI va a estar en otras ciudades. Estas cosas, cuanto más se hagan, mejor.
Decimos de las dificultades de ahora, pero usted también las tendría. ¿Recuerda alguna?
–Guardo una como curiosidad. Cuando planteamos la puesta en marcha del primer centro cívico, el Europa, hubo un concejal, de cuyo nombre no quiero acordarme, que me dijo eso es tan importante que no vamos a consentir que lo hagas. Y, efectivamente, durante la primera legislatura no pude dar ningún paso. Ya en la segunda legislatura, con una mejor oposición política, pudimos arrancar con los primeros centros cívicos y acabar mi quinta legislatura con once construidos. Ahora hay catorce.
¿Conoce los de Zabalgana y Salburua?
–Si, procuro pasear por todos los sitios. Me parece que cuanto más cosas se hagan para las personas mayores y el resto de la ciudadanía y fomentar la participación es bueno para todos.
¿Me confiesa algún secreto que no se haya contado hasta ahora de sus años de gestión pública?
–Es conocido que firmé el decreto de las uniones civiles de Vitoria-Gasteiz sin contar con nadie. Fue un decreto de alcaldía y lo firmé yo solo. No lo consulté con ningún partido político, ni siquiera el mío, el PNV. Todos los concejales se enteraron cuando se publicó en el boletín oficial. La única consulta que hice fue a mis alumnos y alumnas en la Escuela de Trabajo Social. Les expliqué lo que estaba haciendo y porqué lo hacía y les pregunté si merecía la pena sacarlo adelante. Por aclamación me dijeron que sí. Y al día siguiente dicté el decreto.
¿Cree que si lo hubiese consultado hubiera salido?
–Hum... (un momento de silencio). Creo que por lo menos no hubiera salido como salió. Si lo hubiese sometido a votación, en el pleno hubiera habido votos en contra.
Por cierto, ¿ha pensado a quién le va a dedicar la Medalla?
–Pues no, de momento no se me ha ocurrido pensarlo. Pero tengo dos meses para pensarlo (sonríe). l
Y yo le sonrío a él. Gracias alcalde.
"Urtaran tiene una gran capacidad para hacer muchas cosas por Vitoria"
"Cuantas más cosas ?se hagan por la ciudad, como el BEI, mejor"
"No entiendo que ?haya quien defienda a ETA y que la dé por buena"