“Jo ta ke, aspertu arte!” Fueron las palabras con las que Antxon Elosegui redondeó con rotundidad su discurso minutos antes de asomarse al balcón consistorial y, ante una plaza Zaharra exultante, encendió la mecha que dio el pistoletazo de salida a los seis días de terapia anual en Tolosa: el Carnaval. El sol templó los ánimos y las y los tolosarras se encargaron del resto. Hasta el Miércoles de Ceniza, en el municipio guipuzcoano solo tendrá cabida el humor, el ingenio y la parodia.
Había ganas y ayer se pusieron de manifiesto en todas y cada una de las calles de Tolosa, que en cuestión de segundos se contagiaron del ambiente festivo. El Kabi Alai no falló a su cita y volvió a sorprender al personal con su escenificación de la tradicional toma de poder del ayuntamiento. En el caso de ayer las reivindicaciones fueron la diana de sus dardos: un grupo de sanitarios se subieron al balcón consistorial, en una especie de asalto al Capitolio, para colocar una pancarta que exigía un hospital público en Tolosaldea; se sumaron las protestas de los pensionistas, se colocaron carteles de SOS Alde Zaharra... como siempre, parodia salpimentada con toques de humor y crítica social, todo en su justa medida.
El principal protagonista fue, sin embargo, Antxon Elosegui, que rodeado de amigos y familiares, se mostró emocionado al tener el honor de lanzar el txupinazo. Recordó que en épocas duras como el franquismo y la posguerra en Tolosa se sacó adelante el Carnaval, porque “era lo que daba vida al pueblo”. Defendió principios, a su juicio, básicos del Inauteria tolosarra, como son la música, los toros y el ingenio: “Las cosas pueden cambiar, y es normal, pero no podemos perder la identidad. El Carnaval es emoción y sentimiento”. Su nombramiento ayer fue un reconocimiento a la conservación del Carnaval tolosarra como patrimonio cultural.
Por lo demás, el día transcurrió sin contratiempos, con los ingredientes habituales del Jueves Gordo, como son las txarangas, las vaquillas y las cuadrillas, que no descuidan su cita con el primer día del Carnaval.
Pero quedan cinco días. Tras la explosión de Ostegun Gizen le sigue un día mucho más relajado en el programa festivo. Viernes Flaco servirá para reponer fuerzas y prepararse para lo que se avecina. Hoy, a las 11.30, tendrá lugar la kalejira de los txistularis de Ozenki y a las 16.30, habrá vaquillas y ponis en la plaza de toros, ya que la nueva ley de protección animal impide que puedan participar lo toros pequeños. A las 20.30, arrancará la tamborrada de Viernes Flaco; a las 22.30, el grupo Arpegi sorprenderá a su público con su festival habitual en el Leidor; y a las 23.30 la txaranga Jainekin animará las calles. l