En estas fechas, muchos jóvenes se enfrentan a la que posiblemente sea una de sus experiencias más desafiantes como estudiantes: la Selectividad. También conocida como EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad), es la antesala al acceso de muchos alumnos a la educación superior, ya sea a un grado o una carrera universitaria.
Aunque se trata de un trámite en el que los nervios y el estrés suelen estar presentes, contar con la preparación adecuada, así como con algunas estrategias, pueden contribuir a terminar con la ansiedad y a superar la Selectividad sin problema.
Cómo superar los exámenes
Para ello, vamos a repasar una serie de trucos a tener en cuenta para triunfar en los exámenes.
Organización y planificación
Sin duda alguna, el primer paso para poner fin al nerviosismo es realizar una efectiva planificación del estudio. Por lo tanto, organizar el tiempo de un modo equitativo es de gran ayuda para cubrir todas las materias y así evitar que todas las tareas se acumulen a última hora.
De ahí que sea importante repartir el contenido a estudiar en diferentes bloques o temarios, al igual que establecer metas diarias.
En esa consecución de objetivos, si avanzamos paso a paso, podremos ver que la Selectividad no es tan agónica como parece.
Un buen material
En la preparación de los exámenes, es crucial disponer de un adecuado material de estudio, en el que destacan, principalmente, los libros de texto de cada materia y los apuntes que se toman en las clases
Otros recursos a los que se puede recurrir, de manera digital, son exámenes de cursos anteriores que se pueden encontrar en la red, vídeos educativos y plataformas online. Gracias a ellos, tendremos a mano procedimientos para facilitar la comprensión.
Cuanto más extenso sea tu abanico de recursos, más completa y segura será tu preparación de la Selectividad.
Fotografía de un alumno preparando un examen
Simulaciones
Otro buen método para encarar la Selectividad es practicar con exámenes similares pertenecientes a otros cursos, para que el día clave no sea tan estresante.
Si hacemos dicha prueba en un tiempo determinado, podremos aprender a gestionar la duración del examen y a enfrentarnos tanto a la presión como el miedo.
Al finalizar el examen, analizaremos los posibles errores para dar con las razones y ahondar en las áreas de mejora.
Descanso
Es crucial equilibrar el estudio y el cuidado personal, por lo que dormir 7-8 horas diarias es esencial para la memoria y concentración. Asimismo, llevar una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y proteínas proporciona la energía necesaria para el estudio y el examen.
Por otro lado, la actividad física regular, incluso una caminata diaria, ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.
Técnicas de relajación
Practicar técnicas de relajación, como mindfulness y meditación, ayuda a controlar los nervios y reducir la ansiedad. Dedicar unos minutos diarios a respirar profundamente y visualizar resultados positivos mejora el estado mental. Además, los ejercicios de estiramiento o yoga relajan el cuerpo y la mente.
El día del examen
Llegar al examen con tiempo suficiente es fundamental para evitar el estrés de última hora. Lleva todos los materiales necesarios, como bolígrafos, calculadora y documentación. Si sientes nervios durante el examen, respira profundamente y céntrate. Leer cuidadosamente las preguntas antes de responder ayudará a evitar errores por descuido.
Apoyo y motivación
Hablar sobre tus preocupaciones con amigos, familiares o profesores puede ser muy útil. Ellos pueden ofrecerte consejos, apoyo emocional y motivación. Recordar tus metas y el motivo por el que estás realizando este esfuerzo te ayudará a mantenerte enfocado y motivado.
Flexibilidad y adaptabilidad
Es importante ser realista y aceptar que no todo puede salir perfecto. Si cometes un error, no te castigues demasiado y sigue adelante. La flexibilidad y la capacidad de adaptación a las circunstancias pueden marcar la diferencia entre una experiencia estresante y una controlada.