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Séptima medalla olímpica para el deporte navarro

El navarro Mikel Merino trata de disparar a puerta ante el defensa japonés Maya Yoshida. El árbitro pitó penalti, pero el VAR lo desestimó.

Pase lo que pase en la final del sábado ante Brasil (13.30 horas), Mikel Merino y Jon Moncayola subirán al podio olímpico –a colgarse sendos oros o sendas platas– y entrarán en el restringido club de navarros que han sido medallistas en los Juegos.

A lo largo de la historia olímpica, el balance navarro es de un oro, dos platas y tres bronces. Seis metales conseguidos por cinco deportistas, ya que el balonmanista Mateo Garralda consiguió un doblete de bronces en los Juegos de Atlanta 1996 y Sidney 2000.

Un detalle curioso es que, aunque los Juegos modernos se celebran desde 1896 (con las únicas suspensiones, por las dos guerras mundiales, de Berlín 1916 y Londres 1944), la cuenta navarra no comenzó hasta 1996.

En aquella cita, celebrada en Atlanta, coincidían el ciclista Miguel Induráin en el ocaso de su carrera deportiva –su victoria en la contrarreloj fue, de hecho, la última que consiguió– y Mateo Garralda acercándose a la plenitud de la suya.

El pentacampeón villavés conquistaba el único oro olímpico logrado hasta ahora por el deporte navarro, mientras que el balonmanista burladés, que por entonces militaba en el FC Barcelona, obtenía el bronce.

Y si en Atlanta 1996 fueron dos las medallas para Navarra, en Sidney 2000 el balance fue de tres: dos platas y un bronce.

Además de repetir Mateo Garralda en el tercer peldaño del podio, tanto el taekwondista Gabriel Esparza como el futbolista Mari Lacruz conseguían llegar a sus respectivas finales.

Esparza obtenía una plata que sería su principal hito deportivo. Por su parte, Mari Lacruz, exosasunista que militaba en el Athletic, jugaba todos los partidos como titular y caía con la selección sub-23 ante Camerún en un partido que España ganaba por 2-0 al descanso, pero que el conjunto africano empataba en un segundo tiempo con expulsiones de dos españoles. La tanda de penaltis decidía la contienda.

Tras Sidney 2000 hubo que esperar tres olimpiadas para volver a ver al deporte navarro en el podio, algo que consiguió la balonmanista estellesa Andrea Barnó con un bronce en Londres 2012 que es, de momento, la única medalla olímpica del deporte femenino navarro.

Ahora, en Tokio, nueve años después de la cita londinense, Merino y Moncayola han asegurado el oro o la plata, y también tienen serias opciones el balonmanista Eduardo Gurbindo (ya en semifinales) y el waterpolista Alberto Munárriz (su selección es clara favorita para acceder hoy a esa misma ronda). 

04/08/2021