Osasuna

Sergi Pérez: "Si bajamos el pistón, somos un equipo vulnerable"

El preparador físico de Osasuna va a por su quinto curso consecutivo en Pamplona junto a Jagoba Arrasate y Bittor Alkiza
Sergi Pérez posa en el interior del gimnasio de las instalaciones de Tajonar con un balón bajo el brazo.

El responsable de la preparación física del primer equipo de Osasuna desde hace cuatro temporadas, Sergi Pérez Pérez (Tarragona, 18/2/1983), toma la palabra para hablar de pasado, presente y futuro desde la sala prensa de Tajonar, escenario de una entrevista en la que desgrana su método de trabajo en una pretemporada especial por eso de que en invierno la competición sufrirá un parón por la disputa entre noviembre y diciembre del Mundial de Qatar.

¿Cómo ha visto a los jugadores en estas dos primeras semanas de pretemporada?

–Los que repiten y ya llevan tiempo con nosotros la verdad es que muy bien, y luego estamos conociendo un poquito a los nuevos y a los chicos del filial, con los que habíamos tenido menos contacto.

¿Se cuidan cada vez más los futbolistas durante las vacaciones?

–Sí, le damos mucha importancia a los periodos transitorios. Antes de irse de vacaciones, nosotros les mandamos un plan de trabajo. Normalmente son unos 10-15 días de descanso total para que todo vuelva a su sitio y para que la gente recupere, sobre todo a nivel emocional y psicológico, porque el estrés competitivo y el día a día merma mucho. Viene muy bien ese tipo de desconexión. Y luego realizan un trabajo de forma progresiva para llegar en las mejores condiciones a la pretemporada. Ya nos conocen muy bien y saben cuál es nuestro método. El ritmo de trabajo es alto desde el primer día y el jugador llega preparado.

Por lo que dice, además de como preparador físico, también ejerce como una suerte de psicólogo.

–Es que al final no somos una suma de partes, sino que somos un todo. No trabajamos con jugadores, trabajamos con personas, y no somos máquinas. Cuando la cabeza está bien, es más normal que lo demás fluya de mejor manera. Por eso creo que hay cuidar todos los aspectos.

De momento ha habido pocos cambios en la plantilla. ¿Resulta más sencillo planificar así?

–Es diferente, porque sí que es verdad que ya conoces a la gente y eso hace que la gente te conozca a ti, pero entonces lo que tienes que ir buscando son fórmulas para dar diferentes estímulos. Cuando te adaptas a una manera de entrenar y a una serie de estímulos, no se produce mejora y es el momento de buscar esos pequeños detalles, integrando algunas cosas y cambiando otras, para que el jugador siempre esté en alerta, que no sea un trabajo monótono.

¿Cómo ha visto a los nuevos?

–Muy bien. A Aitor (Fernández) ya le conocía de mi etapa en Soria (en el Numancia) y con Rubén (Peña) nos estamos conociendo mutuamente y la verdad es que hay una gran predisposición al trabajo y tiene hambre. Cuando un jugador ha disfrutado de pocos minutos el último año, de lo que tiene ganas es de demostrar y de sentirse futbolista y, por lo que me transmite, le encanta este tipo de entrenamientos y le veo feliz.

¿Qué me dice de los chicos del Promesas que están haciendo la pretemporada con el primer equipo?

–Es un escaloncito más y eso se nota en los entrenamientos, porque la gente que está a su alrededor es gente de calidad y que está asentada en Primera División, y adaptarse a eso no es fácil. Pero la predisposición y la ilusión es máxima.

En los primeros entrenamientos se está viendo una alta intensidad.

–Es lo que nos gusta. Le damos mucha importancia al verde y desde la primera tarea ya intentamos transmitir esos valores para poder llegar a nuestro modelo y a nuestro estilo de juego. Si bajamos el pistón y no somos capaces de competir, de apretar y de ser intensos, somos un equipo vulnerable. Eso no lo podemos perder y lo tenemos que transmitir desde la primera tarea y desde el primer entrenamiento.

Y con el balón como protagonista.

–Eso es. Hoy en día el modelo de trabajo es un trabajo integrado donde conocemos muy bien las tareas, que tienen conceptos técnico-tácticos, pero también un componente físico que vamos distribuyendo a lo largo de la semana para que el jugador pueda asimilar esas cargas de trabajo.

La temporada empieza en agosto y se detiene casi dos meses a final de año por la disputa del Mundial de Qatar. ¿Supone algún problema para la preparación?

–Creo que tenemos una capacidad de adaptación grandísima porque, si miramos atrás, tenemos el tema de la pandemia, que nos tuvo varios meses confinados, trabajando en casa y luego nos adaptamos al protocolo covid. Fue una temporada muy diferente y ahora se presenta otra especial. Hay que tener capacidad de adaptación, tener una mentalidad un poquito distinta de afrontar 14 jornadas, más la Copa, sabiendo que luego hay un pequeño parón y que más o menos ya tenemos planificado cómo lo vamos a llevar a cabo.

¿Hasta qué punto va a ser importante rendir al máximo en esos 14 primeros partidos de Liga antes del parón?

–Siempre es importante llegar bien al primer partido. El objetivo de la pretemporada para nosotros es llegar bien al primer partido, no podemos pensar más allá. No voy a vender la moto de que, si hacemos una gran pretemporada, va a ser gasolina para el resto del curso.

A día de hoy, parece que Budimir es el único jugador de Osasuna con opciones de ir al Mundial ¿Es una ventaja para el equipo?

–Sí, eso nos va a reforzar porque vamos a poder dar continuidad al trabajo que veníamos haciendo, tanto si la situación es buena, para seguir con una buena dinámica, como si las cosas a lo mejor no van tan bien, para tener tiempo de poder corregir aspectos en los que estemos fallando. Pero, en los dos supuestos, trabajando con todo el bloque. Esa es la gran ventaja que tenemos.

Inicia su quinta temporada consecutiva en Osasuna. ¿Qué ve cuando echa la vista atrás?

–Felicidad máxima. Ese es mi balance. A nivel profesional y a nivel personal y familiar, porque estamos encantados de poder estar aquí, de vivir en una ciudad preciosa, muy cómoda y que nos ha acogido de una manera espectacular. No se puede pedir más. Cuando me pongo a hablar con compañeros de otros equipos, soy envidia pura para ellos. Empezar una quinta temporada en un mismo equipo y que las cosas hayan ido tan bien provoca felicidad máxima por un lado y, por otro, responsabilidad máxima para intentar mantener ese nivel o esa competitividad que has ido arrastrando durante estos cuatro años.

Parece un camino de rosas, pero también ha habido espinas.

–Por eso digo responsabilidad máxima. Ahora ves que empezamos un quinto año, que abren el plazo de renovación de socios y te encuentras con que prácticamente la totalidad de esos socios están depositando la confianza en el equipo. Entonces es nuestra responsabilidad devolverles esa confianza de intentar competir al mejor nivel posible, intentar transmitir esos valores que también nos trasmiten ellos desde la grada, de constancia, de personalidad, de aliento, de no abandonar nunca al equipo, de estar ahí siempre, de animar siempre, y por eso como mínimo tenemos que intentar devolver eso, aunque luego podrán salir las cosas mejor o peor. Es el quinto año y es un reto cada vez más difícil.

¿Le da tranquilidad al cuerpo técnico tener contrato hasta 2024?

–Pero uno no piensa en eso, sino que le da mucho valor por ejemplo a que en momentos malos hace dos años saliera Braulio a dar la cara por nosotros, a lanzar ese mensaje que no sé cómo describirlo. Cada vez que nos enfrentamos a un equipo, siempre nos lo recuerdan y nos dicen: “Qué bien estáis aquí, qué envidia tenemos de que alguien como Braulio salga a dar la cara por vosotros y que os deje trabajar”. Eso ayuda a revertir situaciones negativas y lo demostramos hace dos años.

Quinto año en Pamplona, pero lleva más tiempo trabajando con Jagoba Arrasate y Bittor Alkiza.

–Va a ser la novena temporada juntos desde que coincidimos en Soria. Y aquí se ha ido sumando gente como Richard (Sanzol), Juantxo (Martín), Pablo (Iriarte) o Rubén Berrogui, que han hecho que nuestro método de trabajo explotara y diera los frutos que está dando.

¿Hubo química con Arrasate y Alkiza desde el principio?

–Somos familia. Pasamos muchas horas juntos, nuestras familias también y todo fluye de una manera muy sencilla, muy normal y muy natural.

El club acaba de recomprar la parcela sin edificar de Tajonar, espacio en el que planea ampliar sus instalaciones de entrenamiento. ¿Qué opinión le merece?

–El club tiene que avanzar y tiene que crecer a pasos agigantados. La primera parte y también necesaria era la remodelación del estadio y realmente ha quedado precioso. Me consta que a la gente le encanta el nuevo Sadar. Y también hay que crecer a nivel de infraestructura aquí, en Tajonar, que es donde realmente se cuece todo. Aquí es donde se elabora la materia prima del primer equipo, que es el fútbol base, y la verdad es que tenemos que ponernos al día en cuanto a instalaciones, nuevas tecnologías y, cuanto antes se haga, mayor será el crecimiento y la proyección del club, que no puede estancarse. Tiene que crecer a la par que se ha asentado en Primera División.

Para terminar, ¿qué le pide a la nueva temporada?

–La salvación. Cada año que Osasuna esté en Primera División hay que celebrarlo. Es muy difícil. Es verdad que estos cuatro años que llevamos aquí han sido muy buenos, pero no tenemos que perder la perspectiva. Nuestro máximo objetivo tiene que ser la permanencia. Cada salvación de Osasuna en Primera División tiene que ser una fiesta.

19/07/2022