Sergio Scariolo ha vuelto a marcar la diferencia en un torneo de selecciones. El técnico de Brescia y sus ayudantes han llevado a España a uno de los mayores éxitos de su historia, sino el que más. Cuando en la plantilla estaban los Gasol, Navarro, Ricky, el Chacho y todos los protagonistas de veinte años gloriosos, la labor del entrenador no recibió el crédito debido porque, al fin y al cabo, “ese equipo se entrena solo”, decían los críticos con la labor del italiano. Y nunca un equipo se entrena solo porque de lo contrario, España no habría sido campeona del mundo hace tres años ni campeona de Europa hace un par de días. Estos dos éxitos se pueden considerar de autor y en ellos la mano de Scariolo ha tenido muchísimo que ver para elevar el rendimiento del conjunto por encima de la teórica suma de las individualidades, que es lo que se espera de cualquier entrenador de un deporte colectivo.
No conviene olvidar que esta misma temporada el seleccionador de España ya ganó la Eurocup con la Virtus de Bolonia, a la que devolvió a la Euroliga. Su palmarés como entrenador de clubes es muy importante, incluso tiene un anillo de la NBA como ayudante de los Toronto Raptors, pero es en los torneos de selecciones donde Sergio Scariolo se muestra casi infalible. Los cuatro Eurobasket que ha ganado España (2009, 2011, 2015 y 2022) llevan su firma, dos de las cuatro medallas olímpicas (2012 y 2016) también y uno de los dos Mundiales (2019). Si se añade el bronce europeo de 2017, son ocho medallas las que ha logrado el italiano al frente de la selección española desde 2009, con el paréntesis de 2013 y 2014 en que dirigió Orenga.
Este palmarés refleja su capacidad de armar grupos, designar roles y desarrollar en el escaso mes que suele durar una concentración un entramado táctico que sirva para afrontar cualquier compromiso ante rivales de lo más variado. Pero este no es un trabajo de unos pocos días, sino que se lleva a cabo concienzudamente desde mucho antes de los campeonatos con mucha exigencia a sus colaboradores para no dejar nada al azar. La labor de Scariolo ha adquirido mucho más valor desde que se creó el periodo de ventanas ya que de una convocatoria a otra pueden cambiar varios nombres en función de la disponibilidad y hay que formar casi dos selecciones paralelas: la que se clasifica y la que, al final, llega a los grandes torneos. El técnico ha creado una estructura, un modelo de funcionamiento que hace más sencillo el encaje de los jugadores.
De los doce jugadores que afrontaron en 2017 el primer partido de las ventanas a los que el domingo se proclamaron campeones solo repiten cinco. De los que fueron oro en el Mundial en 2019, solo tres lo han vuelto a ser ahora. Y de los doce que acudieron a Tokio el año pasado, solo han repetido cuatro un año después. El nexo común es Sergio Scariolo, que ha desmontado a casi todos los entrenadores que ha tenido delante en este Eurobasket con su variedad táctica. No solo sus defensas han vuelto loco a más de uno, sino que ha conseguido que, sin tanto talento como en anteriores ocasiones y con jugadores que en sus equipos no son primeras espadas, España haya promediado más de 90 puntos por partido y se llevara el Eurobasket más anotador desde hace 30 años.
El arte de la palabra
Como también domina el arte de la palabra, aunque no haya aceptado de buen grado las criticas por la nacionalización de Lorenzo Brown, antes del campeonato, en sus declaraciones se puso piel de cordero y delegó el favoritismo a las estrellas de otros equipos. La derrota ante Bélgica le sirvió para agitar su vestuario y la final fue un ejercicio de autoridad y de convencimiento. “El baloncesto ha sido generoso con el que ha respetado sus valores de deporte de equipo, de pasarse la pelota, respetar los roles, entrenarse duro, ayudarse y no tener egos. Cuando eso pasa, un entrenador no puede ser más feliz”, resumió tras lo que muchos consideran su obra maestra.