El Museo Guggenheim Bilbao celebra este año 25 años desde su apertura. Y desde que abrió sus puertas en 1997, la compañía Serveo -antes Ferrovial Servicios- está a cargo del mantenimiento y conservación del edificio. “El propio edificio es una obra de arte y requiere de una excelencia máxima para su mantenimiento”, confirma Aitziber Isasi, gerente y responsable de los proyectos de infraestructuras de Serveo en Euskadi.
El equipo de Serveo está formado por 49 profesionales con perfiles multidisciplinares encargados de servicios como climatización, carpintería, albañilería, fontanería, electricidad, metalistería, pintura o limpieza. “Es un equipo con mucha experiencia que tiene una duración media en el proyecto de 14 años, mucho de ellos forman parte del equipo desde el inicio del contrato”, revela Aitziber.
La conservación del edificio requiere que Serveo esté presente de forma continua e ininterrumpida en el museo, 24 horas al día 365 días al año, además de trabajar con sistemas digitalizados que detectan cualquier anomalía en tiempo real para su inmediata corrección.
SERVEO
Nuevo nombre, misma esencia
Serveo, conocida hasta ahora como Ferrovial Servicios, ha comenzado una nueva etapa después de la entrada en la compañía de un nuevo accionista: Portobello Capital. Un nuevo capítulo en el que se ha cambiado el nombre, pero en el que continúa manteniendo la misma esencia a través de la gestión de activos estratégicos en sectores esenciales (salud, energía, transporte, industria y facility management), respondiendo a un modelo de negocio sostenible y equilibrado con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Un integrador transversal de servicios que impulsa el desarrollo sostenible de la sociedad a través de soluciones eficientes, flexibles y seguras.
Alpinistas profesionales
El trabajo desarrollado por Serveo en el Museo Guggenheim Bilbao incluye “un mantenimiento singular para un edificio muy singular”.
Por ejemplo, en la parte exterior del edificio Serveo cuenta con un equipo total de 20 limpiadores, cuatro cristaleros y cuatro técnicos verticales (escaladores) que limpian las distintas partes del edificio. Estos cuatro “alpinistas”, que forman parte de la plantilla de Serveo, se descuelgan de forma diaria por las fachadas de titanio y los muros cortina para mantenerlas en perfecto estado. “Como el edificio tiene tantas curvas, no se puede montar un andamio. Los escaladores profesionales se cuelgan desde unos soportes distribuidos en la parte superior del edificio y con la ayuda de fijaciones llevan a cabo la limpieza del mismo como si estuvieran escalando en una pared vertical en los Alpes”, especifica Aitziber.
Un trabajo que realizan durante todo el año y de forma continuada debido a la extensión de la superficie exterior del edificio. Una de las particularidades a las que hace frente Serveo en su labor de conservación del edificio para la fundación Guggenheim, es la excelencia en la limpieza exterior frente a otros de sus proyectos. “La piedra es caliza y muy porosa y, como consecuencia de la polución y el agua, estos poros se pueden ennegrecer”, explican. Un material vulnerable que se mantiene en buen estado gracias al trabajo de la compañía, que realiza un exhaustivo cuidado de este revestimiento con un mecanismo de agua a presión.
“Después de 25 años, la piedra está como el primer día. Y eso es un éxito”. De todos los servicios prestados por Serveo, uno de los más críticos es el de climatización y calidad del aire.
“Impactamos muy directamente sobre la experiencia del visitante en el museo”, reconocen desde la compañía. Las obras de arte que cobija el Guggenheim deben contar con unos valores óptimos de temperatura y humedad dentro de las galerías y almacenes.
Un trabajo constante para alcanzar las cifras idóneas que requiere producir velocidades adecuadas del aire en los espacios expositivos para asegurar el mantenimiento de un nivel bajo sonoro que garantice una experiencia excelente del visitante.
La iluminación arquitectónica es otro de los puntos fundamentales en el mantenimiento diario del Museo Guggenheim Bilbao. Un complejo sistema que cuenta con 7.500 puntos de luz LED regulables y programables distribuidos por las diferentes estancias del edificio que, debido a las exigencias arquitectónicas del mismo, requieren una atención personalizada. “Hay una gran complejidad, muchos de los puntos de luz se sitúan en ubicaciones inaccesibles y ahí dependemos de maquinaria de elevación o de técnicas verticales”.