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Polideportivo

“Si estás bien rodeado, no se te sube a la cabeza; el entorno se encarga de decirte: ‘Chaval, no eres nadie, sigue trabajando”

Jon Mariezkurrena (Berriozar, 1999) ha brillado en el Parejas y ha dejado atrás los problemas de manos para pelear este domingo por su primera txapela profesional
Jon Mariezkurrena, finalista del Campeonato de Parejas de 2025, posa en Alegia.
Jon Mariezkurrena, finalista del Campeonato de Parejas de 2025, posa en Alegia. / Arnaitz Rubio

Era una anomalía. Que Jon Mariezkurrena no hubiera disputado ninguna final profesional comenzaba a hacerse raro. Instalado en los estelares prácticamente desde su debut en el profesionalismo en 2018, los problemas de manos le han complicado la vida. El domingo opositará a su primera txapela del Campeonato de Parejas de Primera con Artola ante Ezkurdia-Rezusta en el frontón Navarra Arena de Iruñea (17.00 horas).

Tiene 25 años pero parece un veterano. Derrocha liderazgo en el frontón. 

—¡Que tampoco me echen más edad de la que tengo, eh! (Risas). Tengo 25 años, pero es algo que me viene de siempre, de casa. Siempre he tenido esa personalidad y me ha gustado echarme la pareja a la espalda. Muchas veces es algo negativo, porque acabas metiéndote más presión de la debida. Siempre me ha gustado que el compañero note que estoy a gusto con él y que tiene mi apoyo en todo momento. Es algo muy importante. 

Es evidente que hay un proceso de maduración. Usted debutó en 2018 con 19 años y apenas unos meses después entró como titular en el Parejas. ¿Las cosas que ha vivido han acabado también forjando ese carácter?

—En la vida, fuera de la pelota, hay problemas y situaciones complicadas que te hacen madurar como persona. En la pelota he vivido momentos muy buenos, pero también muy malos. He aprendido a valorarlo todo. Estar bien es muy fácil. En ese instante, solo basta con seguir la corriente, pero lo complicado es darle la vuelta a una situación adversa. Eso es lo que te hace más fuerte. 

La evolución

Se refiere a cuando se quedó sin contrato con Baiko tras la pandemia, que derivó en una huelga y en su posterior regreso a la Liga de Empresas, pero también a los problemas de manos. La pasada campaña, de hecho, en las semifinales se destrozó la derecha. El trabajo mental, de tacos, ir a Maule a las 3 de las madrugada para tomar masaje con Jean Aguerre... es lo que ha dado sus frutos, ¿no?

—Sin duda. Se trata de un cúmulo de cosas y todo lo que engloban. Cuando estás mal, tienes que buscar soluciones. Me han tocado viajes de noche para ir al masajista, pero, al fin y al cabo, este es mi trabajo y es lo que debo hacer. Cada uno busca lo que mejor le puede venir. Aguerre es un masajista en el que tengo confianza y siempre me ha ayudado muchísimo. Si fuera allí todos los días y así no me fastidiara las manos, lo haría sin dudarlo. 

De físico también se le ve más duro.

—Hay una evolución corporal solamente con cumplir años. Es complicado ver los cambios en una persona tan alta, pero yo mismo me noto distinto. Cuando debuté no llegaba a los 80 kilos y ahora estoy en 93. Hay una transformación muy grande y lo bueno es que no se me nota mucho a simple vista. Eso quiere decir que estoy más compacto. 

Trabaja con Egoitz Carrión para ganar potencia sin perder la movilidad, ¿no?

—Cada persona tiene su proceso. Mi desarrollo ha sido más tardío. En los últimos años he percibido que mi físico está más asentado y soy capaz de controlar mejor mi cuerpo y mi peso. Trabajo a diario en ello y meto muchas horas en el gimnasio. 

¿Cómo controla el peso? 

—Me cuesta cerrar el pico, pero no hay demasiado problema, porque la mayoría de mis dietas tienen una gran cantidad de alimentos. Soy un pelotari fino, al que le cuesta engordar, pero también hay que jugar con todo lo que gastamos a la semana. Hacemos mucho desgaste de calorías y tengo que recuperar. Soy un chaval que come bastante, pero que debe hacerlo para mantenerse. 

Las expectativas

De todos modos, en el juego también se nota una evolución. Es evidente que su derecha brillante es la que llama la atención, pero ha mejorado una barbaridad a la hora de sujetar, de mandar con el pelotazo a medio frontis y, por su puesto, con la zurda. Hay un proceso detrás. ¿Cómo lo ve?

—Sin duda. Es una cosa que no se mejora de un día para otro. Los deportistas, los pelotaris en nuestro caso, estamos muy expuestos y la gente nos critica. Esas críticas tenemos que aceptarlas, pero cogerlas con pinzas. Nosotros sabemos el trabajo que realizamos por detrás. De repente, en un partido se ve todo lo que has mejorado, pero no es algo que hayas evolucionado de un día para otro. Hay un proceso muy largo por detrás, como comentábamos antes sobre el cuerpo y el peso. Hemos hecho hincapié en la izquierda, en ser más maduro en el frontón, en fallar menos pelotas. No es flor de un día. Esto es fruto de muchas horas de frontón. 

Tal y como le comentaba antes, poco después de debutar con Baiko Pilota entra en el Parejas de Primera, junto a Iñaki Artola en 2019. ¿Cómo ha gestionado las expectativas que había depositadas sobre usted? 

—Por suerte o por desgracia, mi mayor crítico soy yo. Desde que debuté, he sentido que se hablaba de mí. Se comentaba que tenía futuro para consolidarme en Primera, que tenía grandes cualidades. Después, soy duro conmigo mismo, pero no soy ajeno a la realidad. Me veía con capacidad como para estar asentado en Primera. En eso también hay un trabajo diario. Si estás bien rodeado, esos comentarios no se te suben a la cabeza, porque el entorno te dice: “Chaval, no eres nadie, sigue trabajando”.

La primera final

Disputa su primera final. ¿Cómo vivió ese cúmulo de sensaciones al lograr la clasificación ante Peña II-Albisu? 

—Sin duda, los primeros que me vinieron a la cabeza fueron mi familia y mi pareja, que me aguanta todos los días cuando estoy insoportable. También me acordé de mis amigos. Todos los años hacen el esfuerzo para seguirme a los diferentes frontones, pero este en especial me han acompañado en todos los festivales. Tanto económicamente como de tiempo, supone un gasto grande para ellos. He notado su aliento. No se me puede olvidar mi abuela, que va a cumplir 94 años. Quería verme en la final del Navarra Arena y allí me va a tener.

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Se jugarán la txapela ante Ezkurdia-Rezusta, una combinación durísima. 

—Hay delanteros que pueden acabar más tantos que Joseba, pero si lo pones en la balanza, falla muy pocas pelotas. Es un delantero muy complicado de batir cuando está con chispa. Además, hay que poner en valor el Parejas que está haciendo Rezusta. Es impresionante. En los últimos se le ha dado mucha caña. Se hablaba de que había bajado el rendimiento y hay que tener en cuenta que juega con una sola mano. Es un pelotari impresionante. Físicamente, es de lo mejor del cuadro. No falla una sola pelota. 

Se dice que el Navarra Arena de Iruñea es un frontón para pegadores... 

—Es nuevo para todos, pero he jugado más de media docena de partidos allí. Lo conozco. Es más agradable para el zaguero que domina, pero es bueno para las dos parejas.

2025-03-28T19:01:03+01:00
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