Vida y estilo

“Si hiciéramos un examen para ser padres, algunos no pasarían”

Javier Urra tiene un nuevo libro entre manos, ‘Hijos: prevención de riesgos’, que pretende ser una guía esencial para comprender y enfrentar los desafíos de la paternidad en un mundo en constante transformación
Javier Urra recoge su conocimiento y experiencia en ‘Hijos: prevención de riesgos’.
Javier Urra recoge su conocimiento y experiencia en ‘Hijos: prevención de riesgos’. / Natalia Kachmar

La nueva publicación de Javier Urra quiere ser una brújula que, como él mismo afirma: “No solo identifique los riesgos que amenazan a nuestros hijos, sino que también proporcione herramientas claras para prevenir y acompañar su desarrollo”.

QUIÉN ES

Javier Urra es Doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, y Académico de Número de la Academia de Psicología de España. Es profesor de Psicología de la UCM (Cardenal Cisneros), director Clínico y presidente de la Comisión Rectora Recurra-Ginso (Clínica de Salud Mental, Hospital de Día Retiro y Centro Terapéutico Residencial), psicólogo de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los Juzgados de Menores de Madrid, y fue el Primer Defensor del Menor. Participa en numerosos programas televisivos y cursos de verano como el de la UPV/EHU en San Sebastián. En la editorial vasca Desclée De Brouwer ha publicado Hijos: prevención de riesgos.

Todas las culturas/religiones tienen algún mandamiento que obliga al hijo a respetar al padre, pero no al revés. ¿Por qué?

Porque se da por hecho que los padres tienen hijos desde el amor, desde el cariño y que darían todo por ellos. Lo que ocurre es que por mi experiencia como Defensor del Menor o en la Fiscalía me he encontrado con padres que no quieren a los hijos o a padres que anteponen la droga a sus propios hijos. Tiene que haber un cariño y un respeto intergeneracional. El código civil obliga a los hijos al mantenimiento de los padres cuando estos están con discapacidad o son dependientes. Pero sí, hay un lazo de responsabilidad mutua intergeneracional.

Algunos padres van de amigos, colegas, confidentes... ¿es mejor eso o ir tan solo de padre/madre?

Es muy complejo; es muy bonito y atractivo lo de ser compis. Los chicos tienen sus amigos y los padres los suyos, sin embargo, los chicos/as tienen un padre o una madre; o dos padres o madres, pero solo tienen dos, o uno si es monoparental. Por lo tanto, si hacemos dejación de esa función, se quedan huérfanos de algo esencial. Así que los padres deben ser eso ante todo, solo padres.

Para ser padre/madre no hay requisito alguno, ¿se supone que estamos todos preparados?

Se supone mal. Para ser padre y madre se requiere amar a alguien para querer tener con esa persona un hijo; se precisa tener equilibrio emocional, se demanda conductas positivas, que no seas un corrupto, que no estés todo el día de putas, que no consumas cocaína, que pagues a Hacienda... Es decir, ser un buen ciudadano, que es en lo que se van a fijar los hijos. Ante esto es verdad que si hiciéramos un examen para ser padres algunos no lo pasarían, bien por desequilibrios bien por egoísmo.

¿Hay quienes quieren ser buenos padres y no pueden?

En mis centros veo muchos padres/madres con problemas de esquizofrenia, de trastornos bipolares graves, gente muy depresiva. Tener unos progenitores así te marca para siempre. Estos quieren ser buenos padres, pero no pueden. Entonces, el Estado, que somos todos, tenemos que ayudarles. Cuando no pueden, se tutela a los hijos. En ocasiones, en acogimiento familiar o en adopción.

Cuando habla de los riesgos, ¿se refiere a la etapa infancia/adolescencia/juventud, o los riesgos paterno-filiales están ahí para toda la vida?

Me refiero a los niños, adolescentes, a jóvenes; lo que ocurre es que somos el niño que fuimos. Y la educación que recibes te marca el futuro; los niños no son solo el futuro, sino que nosotros somos lo que quedó del niño que fuimos, que es un concepto bastante distinto. Por eso, los niños tienen que estar en contacto con la naturaleza, tienen que jugar, han de tener varios grupos de amigos en el colegio y algún tipo de ocio. Han de tener un sentimiento de espiritualidad, de hacerse preguntas que no tienen respuestas. Esto es fundamental para el ser humano. Deben de entender que lo importante no es el yo, sino el tú. Y cultivar el agradecimiento a los que te acompañan y a los que te continuarán.

¿Los padres/madres de ahora están asustados?

Asustados y preocupados por todo; viven la paternidad/maternidad como unas oposiciones a superar, y no puede ser así. Si nuestro hijo entra en páginas de contacto con sectas, con anorexia o con bandas deben de actuar; hay que trasladar la idea de que se puede y se debe entrar en las redes sociales de los chavales. Por otro lado, hay que estar atentos con los jóvenes que no tienen ilusión por la vida. Un 15% de los adolescentes están en depresión, una enfermedad que va de la mano de la desesperanza que, en algunos casos, se presenta con conductas suicidas. Conductas que afloran de una manera paradójica; algunos son negacionistas cuando lo que ocurre realmente es que están deprimidos; luego están los niños que no tienen amigos y aquí el profesorado juega un papel importante; no se les debe pedir que sean clínicos, pero sí que trasladen a los padres lo que captan, porque ellos son el verdadero fonendoscopio del chaval.

Es preocupante la sobrexposición de los adolescentes a aparatos electrónicos. ¿Cuál debe ser el papel de los padres?

Tengo tres centros con 96 chicos con un equipo de 134 personas, entre médicos, psiquiatras y psicólogos. Sé lo que pasa en el día a día; no soy un teórico. En mis centros, desde que se pusieron en marcha hace 14 años, no hay un teléfono móvil, tampoco para los profesionales, ni un ordenador, a no ser que el profesorado lo necesite para una clase. Lo que ha planteado el Gobierno de que hasta los 6 años los niños no tengan contacto con los móviles me parece acertadísimo. Es más discutible el que no accedan a internet hasta los 14; aunque esté de acuerdo, me parece demasiado ambicioso. Lo que habría que hacer es educar a los niños y adolescentes en el uso de internet. El tema es educar sano, llevar a los niños a un hospital para ver a los niños enfermos, ir a dar besos a la abuela que tiene Alzheimer…

La agresividad es innata en los humanos, solo la educación la puede controlar. ¿Si no se controla en el entorno filio-parental tendremos a un ser violento toda la vida?

El ser humano es agresivo como especie animal, pero tiene mil formas para no llegar a la violencia. El ser humano es espacial, territorial. Casi no hay mujeres en la cárcel porque se les educa de forma diferente. Al hombre se le sigue educando para imponer. Soy uno de los 52 expertos del plan contra la violencia de género y echo de menos educar en la ruptura, para que no se pase del amor al odio, para saber manejar las situaciones. Porque todavía el 33% de la población española cree que los celos son prueba inequívoca de amor, y entre los jóvenes la cifra alcanza el 53%. No se está educando a los niños a no ser posesivos. A partir de ahí vienen esos hechos violentos de matar a la mujer, a los hijos para dañar a la mujer, de quitarse la vida de manera premeditada.

El suicidio es un duelo a cualquier edad, ¿por qué aumentan entre adolescentes y jóvenes? ¿Qué puede hacer un padre/madre?

Hay que tener un carácter fuerte, no pedir a la vida más de lo que puede dar, tener salvavidas que suelen ser los amigos, ser extrovertido, optimista, tener ilusión por lo que quieres ser el día de mañana. Si un chaval te dice que la vida no tiene sentido, los padres tienen que quitarle todos los riesgos y buscarle un buen profesional. Pero quitaría culpabilidad, porque el 70% de los que se lo proponen se van a suicidar hagas lo que hagas. Cuando alguien se quita la vida, el que queda suele traumatizarse con un sentimiento de culpabilidad; se llaman sobrevivientes. En este caso no buscaría responsabilidades. El adulto no vive el presente, está en la nostalgia del ayer o el futuro del mañana. Al adulto que le es difícil vivir aquí y ahora sabe que mañana será otro día y espera, pero el adolescente toma una decisión planificándola con menos tiempo.

El desierto demográfico avanza entre nosotros. ¿No se tienen hijos por razones económicas, de comodidad… o directamente porque son un cúmulo de riesgos?

Hoy en día tener un hijo se ha convertido en un problema, y como tienen que ser felices en todo momento, los padres los llevan al psicólogo. Estamos en una sociedad totalmente medicalizada y psicologizada, cuando hay niños que son más simpáticos y otros menos, no todos somos iguales. Se empuja poco a los chicos a salir de casa porque dicen que hay poca garantía de futuro, se traslada a los jóvenes que vivirán peor que la generación anterior. La gente arrastra el coste económico, pero en la época de nuestros abuelos la gente era austera y ahorraba. Hoy, los jóvenes no prevén a futuro, ni se lo plantean. Quizá por esto España es con Italia el país del mundo con menos natalidad, y con Japón, el más longevo. Son esenciales políticas gubernamentales, porque vivimos la contradicción de necesitar casi 20 millones de jóvenes para mantener el mismo sistema actual al tiempo que no tenemos hijos y la sociedad no quiere que venga gente del norte de África, que está a 14 kilómetros de España.

Suelo preguntar al autor a quién dirige especialmente su libro.

A padres, madres, abuelos, tíos... Se lo dirijo a todos, pero sé que lo van a comprar los mejores padres/madres. Lo leerán quienes se preocupan e ilusionan con sus hijos. La gente sabe poco de psicología evolutiva y yo soy un señor que está en la academia de psicología y sé lo que explico; por eso recomiendo que lean el libro, porque hay que saberse los principios mínimos que el libro ofrece, para que cada uno dé luego su mejor toque personal en el trato con sus hijos/as.

2025-02-11T13:33:09+01:00
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