Sean cuales sean los motivos reales que han llevado a la dimisión de Adriana Lastra, es la vertiente personal, la que no debería importarnos, la que está centrando el debate en redes sociales. Basta echar un vistazo a Twitter para encontrarse con la pura inhumanidad, con la bilis más enconada, vertida en 140 caracteres tras la protección de una pantalla y, en muchos casos, del anonimato.
El feminismo tiene casi tantas lecturas como personas. No hay un sólo camino válido. Esto también va de respeto. Lamentablemente, muchas mujeres trabajadoras luchan cada día por compaginar sus embarazos con una vida laboral que las tritura. Pero creo firmemente que los derechos se tienen que igualar por arriba, no hacer tabla rasa de mínimos. Este debate sobra, igual que sobran cobardes que juzgan vidas ajenas desde la distancia y la comodidad de su conexión a internet y una cantidad de tiempo que presupongo alta. El monstruo de las RRSS deshumaniza y crea personas crueles. Incapaces de ver el sufrimiento propio, no digamos ya el ajeno. Regalamos nuestra humanidad a cambio de likes. Es por eso que hoy quiero recordar una frase de la película El Club de la Lucha: "Si no reivindicas tu humanidad, te convertirás en una estadística".