La pandemia ha hecho que las incidencias recogidas por Ikusgune hayan caído en este último año, pero se mantienen en cifras muy similares a las de los dos ejercicios previos. ¿Qué lecturas se pueden extraer de esta realidad?
–La pandemia ha dificultado conseguir datos, evidentemente. De hecho, empezamos a recoger ahora incidencias que han tenido que ver con el confinamiento y no han podido ser incluidas en este informe. Y hay datos que son importantes. Un 36% de las incidencias han ocurrido durante el confinamiento y hemos visto cómo la disminución de las incidencias en el ámbito laboral se traduce en un aumento de las que se dan en el familiar, y además en el mismo porcentaje. Esto tiene una lectura clara, que siempre va a haber más agresiones en el espacio donde más tiempo pasemos en nuestras vidas. Aquí hay un mito: nos dicen que la familia es un espacio amable y de seguridad, donde te van a echar una mano si necesitas ayuda y todo lo van a entender. Y es verdad que hay familias que son así, pero también que para muchas personas LGTBI esta institución familiar es un espacio bastante hostil.
¿Sospechan que en este ámbito, que es más de puertas adentro, las agresiones han sido muchas más de las que han recogido?
–Muchas más van a ser siempre y en todos los espacios. Se estima que el 90% de las incidencias y las agresiones LGTBI+fóbicas no se denuncian. Muchas de ellas, además, no son delito. Por eso nos parece importante hacer una graduación de las violencias que se ejercen contra las personas LGTBI, no limitándonos solo a la violencia física. Eso hace que la mayoría de las incidencias no vayamos a conocerlas. Pero si ya reparamos en el ámbito familiar, donde la cuestión del armario es una realidad, donde no hay espacios para la intimidad, sobre todo en los domicilios más pequeños y con menos recursos.... Es curioso porque, aunque parece que Internet está en nuestras vidas, se ha evidenciado en esta pandemia que hay personas sin acceso a Internet y esto obstaculiza que puedan comunicarse con el Observatorio y relacionarse socialmente.