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Vida y estilo

Siete consejos imprescindibles para los cuidadores de personas con Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad que afecta a casi 5 millones de personas, entre quienes la padecen directamente y sus familiares cuidadores. Aprender a cuidar al enfermo y a uno mismo es clave
Organizar la vida del paciente siguiendo rutinas es una ayuda fundamental.
Organizar la vida del paciente siguiendo rutinas es una ayuda fundamental. / Freepik

La persona cuidadora del paciente de Alzheimer cumple un rol primordial en su estado y en el desarrollo de la enfermedad. “Prácticamente nadie está preparado para la responsabilidad que este papel supone, ni tampoco para las consecuencias físicas, psíquicas o emocionales que trae consigo. Por eso, poseer la información adecuada acerca de qué es esta enfermedad y cómo tratar al paciente redundará en la mejora de su calidad de vida y la de todo su entorno”, explica Julio Maset, experto de Cinfa, quien explica las claves para afrontar situaciones habituales con un paciente de esta demencia.

Consejos

1. Mantener la calma.

La conducta de la persona enferma no responde a una lógica, sino que el deterioro de su estado mental le ha convertido en otra persona. Por eso, no hay que enfadarse ni presionarle, por ejemplo obligándole a comer determinados alimentos; eso sólo complicará las cosas.

2. Hablar lentamente y estableciendo contacto visual.

Dirígete al paciente por su nombre, mirándole a los ojos y hablándole suave y lentamente. Comunícale una sola idea cada vez. También puedes recurrir al contacto físico, dándole la mano o tocándole, para transmitirle seguridad.

3. No intervenir de forma sistemática.

El paciente tiene que continuar realizando determinadas acciones domésticas por sí mismo, como afeitarse, peinarse o lavarse, aunque las haga mal. Sí puedes acompañarle o servirle de guía. Además, también hay que permitirle que siga con alguna actividad concreta que le guste, mientras no sea peligrosa para sí mismo o alguien de su entorno.

4. Las rutinas te ayudan y le ayudan.

Organizar la vida del paciente de acuerdo a unas rutinas es una ayuda fundamental. Las comidas, la higiene, las necesidades básicas o las actividades debemos hacerlas siempre de la misma forma, y a la misma hora y en el mismo lugar, componiendo unos hábitos lo más parecidos posibles a los que existían antes de la enfermedad. Es preferible no improvisar en el día a día. También es aconsejable adaptar el entorno, por ejemplo señalizando cada habitación con un dibujo o cartel identificativo. Todas estas medidas facilitarán y harán más agradable la vida de todas las personas involucradas en el cuidado.

5. Tomar decisiones con previsión.

El estado del paciente obliga muchas veces a las personas de su entorno a tomar decisiones importantes relativas al bienestar y la economía de la persona, así como a la vida en común o incluso a cuestiones de índole médica. También es recomendable adelantarse a posibles situaciones para saber cómo actuar, reaccionar a tiempo y ser más eficiente. Por ejemplo, prevenir a los vecinos por si el paciente se pierde, o hacerle llevar una pulsera con sus datos identificativos.

6. No regañar y evitar las discusiones.

No sirve de nada reñir o amenazar: mejor felicítale y dale ánimos cuando haga las cosas bien. Así mismo, evita las discusiones, tengas o no razón; sólo generan frustraciones para todos y la ansiedad puede perjudicar al enfermo. En la medida de lo posible, también hay que intentar que el paciente no esté presente en discusiones con otros miembros de la familia.

7. No tomarse las cosas negativamente.

Una de las manifestaciones de la enfermedad de Alzheimer son los trastornos en el comportamiento de la persona afectada, de forma que, en ocasiones, puede insultar o reaccionar mal ante las personas de su entorno. El cuidador no debe asumir las conductas incoherentes como un ataque, sino como un síntoma incontrolable y sin mala intención.

Trucos para el día a día

En el cuidado diario, seguir una serie de recomendaciones puede ser muy útil:

  • A la hora de la comida: que sea siempre en un entorno tranquilo y sin distracciones. Puedes situarte enfrente para que imite tus mismos actos.
  • En la cocina: sustituir la cocina de gas o eléctrica por una vitrocerámica; usar vajilla y vasos irrompibles; guardar en un lugar seguro o bajo llave los utensilios peligrosos (cuchillos, cerillas, tóxicos, productos de limpieza, etc.)
  • En el baño: cambiar la bañera por un plato de ducha, con un asiento y asideros; quitar los pestillos o cerraduras; y guardar los medicamentos bajo llave.
  • En el dormitorio: dejar una luz encendida cerca de la cama por la noche por si se despierta y se desorienta; señalizar mediante dibujos el contenido de los cajones; retirar objetos que puedan estorbar al andar; y tapar los espejos porque en estados avanzados de la enfermedad pueden confundirle.
2024-10-30T08:03:02+01:00
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