En 2020 las pequeñas y medianas empresas se encontraron un reto difícil de afrontar a causa de la pandemia: la ralentización de su producción o en muchos casos el cese total de la actividad a causa de las restricciones impuestas para evitar la propagación del virus COVID-19. Según la última encuesta realizada por SEA Empresas Alavesas, el encarecimiento y la escasez de las materias primas influye en la actividad del 59% de las empresas, aumentando en 20 puntos porcentuales el problema respecto al informe del mes anterior.
Este estudio que mide el impacto laboral y económico del tejido empresarial alavés, traduce en datos que el 70% de las firmas consideran que no recuperarán su propia actividad al menos en un año. Pero sus datos reflejan una mejora paulatina de la economía ya que tan solo el 15% de las compañias alavesas siguen aplicando un ERTE. Entre ellas, el 44% considera que se lleva a cabo por fuerza mayor y el 56% por causas productivas o económicas.
Uno de los casos que hicieron saltar las alarmas hace unas semanas en la capital alavesa ha sido la falta de materias primas que provocó el parón de la producción en Mercedes Benz. Esta falta de suministros -principalmente de semiconductores y componentes electrónicos- ha sido la causa del ERTE pactado por la dirección y la mayoría sindical por un periodo de 30 días hasta final de año. A causa de la incertidumbre generada por la situación actual, la producción se reduce de 148.600 a 141.000 unidades (7.600 unidades menos).
Otra de las tendencias recogidas por estos datos evidencia que el 66% de las empresas tienen caída de actividad por falta de pedidos y/o por subcontratación. Sin embargo, al comparar los datos actuales con los registrados en meses anteriores por el informe mensual del SEA, la tendencia es más optimista en cuanto al plazo de recuperación de la actividad de los negocios, ya que tan solo el 31% de las empresas manifiestan encuentrarse altamente afectadas por el coronavirus.