El Deportivo Alavés podrá afrontar el 2023 con satisfacción y también algo de alivio tras su último triunfo copero ante el Mérida. La victoria en territorio extremeño proporcionó al Glorioso la primera alegría de un mes de diciembre fatídico, en el que el combinado gasteiztarra ha acumulado cuatro derrotas consecutivas que han mermado en cuestión de días el éxtasis clasificatorio.
Precisamente durante estas últimas semanas en las que los hombres de Luis García se han medido a rivales directos como el Granada o Levante, es donde se ha producido un evidente desasosiego tras detectarse alguna carencia evidente en la plantilla como la falta de gol.
La explosión goleadora de ese gladiador llamado Miguel de la Fuente se sigue resistiendo, Sylla ha permanecido varios meses fuera de combate por culpa de su lesión en Ibiza con la consiguiente escasez de ritmo y Hara, salvo en alguna contada excepción como en Lugo, apenas se ha destapado como una alternativa válida para cambiar el signo de los partidos. Para más inri, los hombres de segunda línea tampoco ayudan.
A los rectores albiazules les ha llegado, por lo tanto, el momento de decidir si vale con lo que hay o, por el contrario, la plantilla se ve agitada en este inminente mercado invernal. Luis García, sabedor de la igualdad que se respira en la categoría de plata, ha dejado caer en numerosas comparecencias de prensa que su plantel necesita refuerzos, aunque no ha citado en ningún momento las demarcaciones exactas. Está por ver ahora si sus deseos se cumplen.
Los compromisos más recientes han dejado claro el déficit que tiene el Glorioso en el último tercio. El Alavés reúne en este sentido recursos con cuentagotas para una zona del campo que necesita un salto de calidad abismal a la hora de afianzarse en los primeros puestos.
Ante el Mérida, por ejemplo, el equipo volvió a mostrar una inquietante falta de pegada en alguna ocasión. Durante la segunda mitad, los babazorros no fueron capaces de llevar la batuta del juego y estuvieron a merced de un rival de inferior categoría. Sin embargo, el desacierto de cara al arco estuvo, de nuevo, a la orden del día antes del intermedio.
Era tal la incertidumbre respecto al billete para dieciseisavos que Luis García tuvo que acabar el duelo ante el Mérida con un once repleto de titulares. La Copa, que tras el cambio de formato se ha convertido en un torneo desafortunado para el Glorioso, es el escenario ideal para que los futbolistas con menos rodaje de minutos se puedan enganchar a la dinámica competitiva.
Ahora bien, ante el Mérida, los únicos jugadores teóricamente suplentes fueron Owono, Laguardia y Balboa, quienes completaron el once junto a las piezas inamovibles.
AUTOCRÍTICA
Luis García, al término del duelo ante el Mérida, reflexionó sobre esa falta de brillantez que ha padecido el conjunto vitoriano durante el mes de diciembre. “Nos tiene que venir otra vez la inspiración en algunos jugadores, pero todos se han entregado al máximo y este es el camino”, precisó el técnico madrileño, consciente de las dificultades que están sufriendo sus pupilos para acertar en el último pase y, en definitiva, exhibir una mayor mordiente.
Y es que en las últimas jornadas del campeonato doméstico el Alavés se ha mostrado especialmente espeso de cara a la portería rival. Los hombres de Luis García, a excepción del choque ante el Mérida, tan solo han firmado dos goles en el mes de diciembre. Una cifra preocupante teniendo en cuenta que la solvencia defensiva ha estado lejos de su mejor versión encajando un total de ocho goles en cuatro jornadas.
No hay duda de que el triunfo en la ronda de treintaidosavos de final de Copa fue balsámico para el Glorioso. El conjunto babazorro necesitaba saborear de nuevo la victoria después de un mes en el que pocas cosas han salido de cara, pero el partido también dejó sombras.
Situados entre los seis mejores del campeonato doméstico y con el puesto garantizado en la próxima ronda copera que se sortea este viernes, la realidad es que al Alavés no le vendría nada mal algo de aire fresco en este mercado de invierno. Siempre que el límite salarial lo permita, los rectores del Paseo de Cervantes tienen ahora la última palabra.