La nueva administración siria ha puesto en marcha una amplia operación de seguridad destinada a capturar a miembros y simpatizantes del antiguo régimen de Bachar al Asad, derrocado el pasado 8 de diciembre. La campaña, liderada por el Mando de Operaciones Militares en colaboración con el Ministerio del Interior, busca estabilizar las regiones afectadas por enfrentamientos entre miembros del nuevo y del antiguo régimen.
Según informó la agencia oficial Sana, las operaciones se concentran en la ciudad de Homs, en el centro del país. “Batallones de infantería apoyados por fuerzas blindadas están llevando a cabo una campaña de peinado en barrios clave de la ciudad”, detalló la agencia. Las imágenes difundidas muestran a unidades enmascaradas operando en calles y vehículos militares, mientras confiscan armas y detienen a presuntos militantes.
El Mando de Operaciones Militares ha instado a los residentes de los barrios Wadi al Dahab y Akrama a permanecer en sus hogares y colaborar con las autoridades mientras dure la operación. Folletos distribuidos en la zona subrayan la importancia de mantener la calma y seguir las indicaciones hasta que finalicen los operativos o se levante el toque de queda.
Esta campaña también busca reforzar el uso de los “centros de reconciliación”, instalados por el nuevo gobierno en diversas regiones del país. Dichos centros permiten a exmilitantes del régimen de Al Asad registrarse y entregar las armas de manera pacífica, evitando así nuevos brotes de violencia entre la población civil.
Detenciones y protestas
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ONG con sede en el Reino Unido, informó que estas acciones incluyen la persecución de personas vinculadas a protestas recientes y la detención de presuntos “shabiha” (matones) acusados de crímenes durante el gobierno de Al Asad. Además, el Mando de Operaciones Militares ha llevado a cabo redadas en la ciudad de Talbiseh, al norte de Homs, deteniendo a nueve personas acusadas de delitos como narcotráfico y secuestro.
Estas medidas se producen una semana después de que miles de miembros de la minoría alauita salieran a las calles tras la difusión de un vídeo que mostraba un ataque contra un templo sagrado de su fe. Las manifestaciones dejaron varias víctimas mortales y llevaron a la imposición de toques de queda en regiones como Mezzeh 86, Tartus y Latakia, zonas de gran importancia para la comunidad alauita.
En paralelo, el nuevo gobierno sirio ha iniciado cambios en el sistema educativo como parte de su esfuerzo por distanciarse del legado del régimen anterior. Nazir al Qadri, ministro de Educación interino, anunció modificaciones en los libros escolares, particularmente en los de enseñanza religiosa. “Hemos eliminado cualquier referencia que glorifique al exrégimen y hemos introducido la bandera de la revolución”, declaró.