Gipuzkoa

Slader: los supermercados fueron discotecas

Durante una decena de años, desde comienzos de los 80 hasta inicios de los 90, la discoteca Slader fue un punto de encuentro para los jóvenes de Urola Garaia y alrededores
Javi y Manolo, en la barra de la discoteca Slader.
Javi y Manolo, en la barra de la discoteca Slader. / N.G.

La discoteca Slader estaba en el barrio Laubide de Legazpi y durante una decena de años, desde comienzos de los 80 hasta comienzos de los 90, fue un punto de encuentro para los jóvenes de Urola Garaia y alrededores.

La discoteca la abrieron dos parejas que rondaban los 30 años: Javi Cantero y su entonces pareja Peñi Vaquero y Manolo García y Lourdes Pérez. Cantero y García eran buenos amigos, supieron que se alquilaba el local que había acogido la discoteca Laubide (había sido pasto de las llamas) y se liaron la manta a la cabeza.

El nombre suena muy anglosajón y moderno, pero de anglosajón no tiene nada. “Se me ocurrió de la forma más tonta: S de sala, LA y DE de Laubide y R de la renovación que tuvimos que hacer”, recuerda García.

Les costó poner de moda el Slader. “La gente de Legazpi iba a Urretxu-Zumarraga y Beasain y el pueblo estaba muerto. Empezamos a organizar fiestas en Navidades, en carnavales... y la gente se empezó a animar. La verdad es que nos enrollábamos mucho con la gente”.

Trabajo duro

Durante aquellos años, trabajaron muy duro. Entre semana tenían sus trabajos y el fin de semana metían otro montón de horas en el Slader. Pero guardan muy buen recuerdo de aquella época. “Gracias al Slader, el ambiente estaba arriba en vez de en el centro del pueblo. Había días en los que estábamos 15 personas en la barra. Trabajábamos tanto, que ni se nos ocurrió sacar una foto. Además, en aquellos tiempos no había tantas cámaras. Solo tenemos un vídeo de los carnavales de 1991 que grabó un camarero de Zumarraga que estaba estudiando cine”, cuenta Pérez.

Apenas hay fotos de aquellos años, pero los que disfrutaron del Slader tienen grabadas en su memoria las imágenes. Tan buenos son los recuerdos, que a García y Pérez (siguen viviendo en Legazpi) les paran en la calle para recordarles aquellos tiempos. Incluso les reconocieron una vez que no acertaban a salir de Gasteiz y preguntaron por la salida a un grupo de gente. “Me han dicho muchas veces que tengo que organizar una fiesta para rememorar el Slader, pero no me apetece. Eso sí, me ha hecho mucha ilusión que el Aitxuri haya organizado una fiesta”, indica García.

Él no acudió, pero su esposa sí: cenó con la rondalla Alaitasuna (toca la guitarra en ese grupo) en el propio restaurante Aitxuri y después disfrutó de la fiesta.

Vaquero también estuvo en la fiesta, con su hija. “Yo era la que menos tiempo pasaba en la discoteca, pues nuestra hija era pequeña. A veces solía estar en la taquilla. Tengo un recuerdo muy bonito. Los chavales y las chavalas eran majísimos. Todavía hoy, cuando voy por la calle y les veo, suelo pensar mira, mis niños del Slader. Me miran y veo una mirada bonita. Sé que ellos también se están acordando del Slader. Recuerdo que una vez unos chavales estaban jugando a ver quién abría más la puerta del baño a cabezazos y les dije que dejaran de hacer el tonto y se fueran a ligar. Otra vez, un chico me trajo bombones porque era su cumpleaños”.

Cantero es el único de los cuatro que ya no reside en Legazpi. Trabajó de mecánico dentista y montó dos clínicas en Ibiza. Hoy en día se dedica a cantar rancheras en todo tipo de fiestas. Le hubiese gustado ir a la fiesta del Aitxuri, pero tenía otro compromso. “Me siguen gustando los saraos y me hubiese encantado pinchar en la fiesta del Aitxuri, al igual que lo hacía en el Slader”.

Grandes recuerdos

Él también guarda un gran recuerdo de aquella época. “El barrio estaba muerto y le dimos vida: organizábamos una carrera de burros, hacíamos una fiesta con las familias de Aspace, patrocinamos un equipo ciclista...”.

Cantero era el más salsero de los cuatro. Había sido guitarrista del grupo Los Babys y era el que se encargaba de la música en el Slader. “Había tocado con el grupo Los Babys en la discoteca Laubide. Una vez hicimos de teloneros de Alberto Cortez. La discoteca se quemó y el dueño, que vivía en Arrasate, nos la traspasó por poco dinero. El negocio fue bien hasta que llegaron la crisis de comienzos de los 90 y los controles de alcoholemia. Hasta entonces, ofrecimos un sitio donde pasarlo bien a la juventud de Legazpi. Manolo y Lourdes trabajaban en la barra, Peñi vendía entradas y yo pinchaba. Ponía de todos. Empezaba con disco, luego al agarrado, rockanrol y heavy, La Polla, Kortatu, pop de los 80... En la discoteca se juntaban 500-600 personas”.

Hace unos meses corrió la voz de que había gente que iba a una famosa cadena de supermercados a ligar. Pobrecitos. Ya les costará ligar tanto como se ligaba en el Slader. Cuando se trata de pasarlo bien, donde esté una discoteca, que se quiten todos los supermercados el mundo.

2025-03-02T08:00:46+01:00
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