97 puntos a favor, 16 triples de 30 intentos y un viento a favor que se percibió desde el balón al aire en el salto inicial con Kurucs y Raieste como novedades. Dicen que los equipos son un estado de ánimo y, tras el subidón ante el Partizan, el Baskonia se mantiene como un grupo sobrado de confianza que incluso se permite el lujo de oxigenar a sus pesos pesados.
Todo está saliendo a pedir de boca en estos albores de curso. Peñarroya ha traído aire fresco al banquillo y cualquier tecla que toca produce dividendos. Ayer descansaron Thompson, Howard y Giedraitis, pero apenas se notó porque el Baskonia sumó la victoria más apabullante de la campaña. Lo más chocante es que su único momento de zozobra durante el choque, acontecido en el tercer choque tras permanecer ocho minutos sin una canasta en juego, fue abortado de raíz por el bombero más inesperado (Kurucs) con dos triples repletos de personalidad.
Las sensaciones azulgranas siguen siendo inmejorables. El Baskonia está enmascarando su debilidad interior a base de pólvora desde la larga distancia. Ayer volvió a abusar de la mortífera arma del triple, pero casi todos sus intentos vinieron precedidos de una óptima circulación de balón. Es un equipo altruista que intenta compartir el balón, otro síntoma muy positivo teniendo en cuenta que uno de los grandes males de la pasada temporada fue la falta de química entre sus componentes.
El Baskonia dio continuidad en el Príncipe Felipe a su excelso arranque de temporada donde, ante todo, ha demostrado una propuesta de juego muy dinámica y divertida. En la actualidad es un conjunto con la confianza por las nubes y la precisión de cirujano acreditada por sus francotiradores así lo atestigua.
Tras los 17 triples endosados el viernes al Partizan de Obradovic, su idilio desde la línea del 6,75 vivió un nuevo capítulo con, esta vez, 16 bombas. Al descanso había convertido 11 de sus 18 intentos con mención especial para Hommes, Giedraitis y Howard, siempre liberados y sin ninguna oposición para armar el brazo con una facilidad pasmosa.
El baloncesto supersónico y voraz del Baskonia no dio ningún tipo de respiro al Zaragoza, un anfitrión manso y sin alma que dio todas las facilidades del mundo. El frenesí anotador azulgrana tan solo vivió un pequeño lapsus tras el intermedio. Reconducido el rumbo y pensando en lo que viene esta semana (Estrella Roja, Olympiacos y Real Madrid), Peñarroya innovó con un quinteto insospechado durante muchos minutos que estuvo compuesto por los tres canteranos, Marinkovic y Costello. Nada alteró el dominio alavés.
Se sintió en su salsa un Baskonia absolutamente hegemónico y que no sintió vértigo por la magnífica irrupción del prometedor Aday Mara. El gigante maño destapó las débiles costuras del juego interior vitoriano anotando ocho puntos en apenas cuatro minutos del primer cuarto. Fue un espejismo que no borró los oscuros nubarrones del horizonte local.