Sofía Suescun se convirtió en un personaje conocido gracias a Telecinco, que le dio la oportunidad en Gran Hermano 16, y a su valía en los realities, ya que ganó el de los anónimos en la casa y poco después se impuso en Supervivientes 2018. Después de numerosos proyectos en esa misma cadena desapareció misteriosamente de la pantalla hace año y medio y no ha vuelto a aparecer pese a que sí lo han hecho su madre, Maite Galdeano; su hermano, Cristian Suescun; y su novio, Kiko Jiménez.
Al parecer fue vetada por Mediaset por no querer firmar con la agencia de representación que lleva a muchas de las estrellas del grupo, e incluso en las últimas semanas había quien la incluía dentro de los personajes sobre los que no se puede hablar en Telecinco con el nuevo código ético, junto a Antonio David Flores, Rocío Carrasco, Ortega Cano, Kiko Rivera y Bárbara Rey, entre muchos otros.
“Ahí no tengo que estar, se han debido de equivocar. Si luego me mencionan por todas partes…, no lo entiendo. Eso son cosas que se le han cruzado a alguno, o las ganas de alguno. Yo no estoy en listas negras, todas blancas”, aseguraba la pamplonesa a El Televisero en el preestreno de la serie Nacho Vidal, de Atresmedia, rival precisamente de Mediaset.
Ante las preguntas de si le gustaría volver a ser colaboradora comentando la recién estrenada nueva edición de Supervivientes, la navarra explicaba que “de momento a mí nadie me ha llamado por teléfono, así que espero la llamada”. Y tampoco expresaba demasiado interés por volver a Telecinco. “Al final la vida son etapas. Creo que yo ya he vivido muchísimo en Telecinco, siempre los voy a tener en el corazón pero hay que saber cerrar etapas, transformarse y, en definitiva, evolucionar. Yo me lo he pasado muy bien, he dado mucho y me han dado mucho, pero yo quiero algo más”.
La navarra, que triunfa como influencer con 1,3 millones de seguidores en Instagram y con muchas marcas confiando en ella para hacer promoción, afirmaba no alegrarse del mal momento en audiencia de la que fue su cadena. “Es difícil mantenerse siempre arriba, es una noria. Tampoco quiero alegrarme de las penas de nadie, pero la vida es así, no siempre se está arriba”.