Más concentrado que nunca, el sector financiero español y el navarro responden cada vez en mayor medida a las características que los manuales económicos definen como un oligopolio. Es decir, “un mercado formado por un número pequeño de vendedores o productores y un gran número de consumidores o demandantes, donde los oferentes tienen un poder de mercado para fijar los precios y las cantidades”.
En Navarra, cinco entidades privadas, tres de ellas cotizadas en Bolsa, controlan cerca del 80% de las hipotecas y una cantidad algo menor del ahorro. El resultado, mínimas diferencias a la hora de contratar un préstamo y ausencia casi total de remuneración por los depósitos, en un momento en el que la inflación y los tipos de interés han alcanzado su punto más alto de los últimos 15 años. Caja Rural de Navarra, Laboral Kutxa, CaixaBank, Santander y BBVA conforman el grueso de la oferta bancaria, tanto por red de oficinas como por recursos humanos. Las tres últimas son líderes absolutos en el conjunto de España y, en Navarra, solo la presencia de las dos cooperativas de crédito amplía el abanico de alternativas.
El mercado bancario no siempre ha sido así. Y, de hecho, España es el país de la Unión Europea en el que más se ha concentrado desde la crisis de 2008. Un crack que prácticamente tumbó a todo un sector (las cajas de ahorros) y que hizo desaparecer a una parte de la banca mediana. Así las cinco entidades que dominan hoy el mercado navarro (CaixaBank, Caja Rural de Navarra, Laboral Kutxa, BBVA y Santander) eran 13 en el año 2007: Caja Navarra, la Caixa, Caja Madrid, Caja Rioja, Bancaja, Caja Laboral, Ipar Kutxa, BBVA, Catalunya Caixa, Banco Popular, Banco de Vasconia, Banesto y Santander.
Menos competencia
En 2007, el doble de entidades para elegir
Junto a ellas, operaban otras entidades que hoy mantienen cierta presencia en la Comunidad Foral (Ibercaja, las tres cajas vascas que integran Kutxabank y Sabadell-Guipuzcoano), así como otras muchas que trataron de hacerse un hueco en un mercado pequeño pero apetecible. En el centro de Pamplona operaron de manera prolongada, por ejemplo, entidades como el Banco Spirito Santo portugués; y de forma mucho más efímera la Caixa Geral lusa o incluso el gigante americano Citibank. Estas dos últimas abrieron en 2007 y no tardaron demasiado en bajar de nuevo la persiana. La desaparición de entidades y el cierre de oficinas ha sido una constante: desde 2008 han desaparecido una de cada tres sucursales.
En total, cerca de 35 entidades operaban en Navarra en 2007, al calor del boom inmobiliario, conformando una de las ofertas más amplias de la historia. Las hipotecas llegaron a concederse al euríbor más 0,10%, un diferencial que ha hecho que muchas de ellas hayan estado en negativo o a cero en los últimos años. Con un añadido: casi en cada provincia la entidad líder era una caja de ahorros de control más o menos público, que procuraba una atención cercana al cliente e incluso unas condiciones financieras atractivas.
Quince años después, sin embargo, la realidad es otra. El número total de entidades se ha reducido a la mitad, nueve de ellas pertenecientes a la Asociación Española de la Banca (AEB), tres cooperativas de crédito y cinco más herederas del antiguo sector de cajas. Algunas de las asociadas a AEB se dedican además casi en exclusiva a la banca privada, de empresas o de patrimonios, por lo que su presencia apenas aporta competencia y oportunidades al cliente minorista.
La cartera actual
Todavía más hipotecas vivas a tipo variable
El particular vive hoy pendiente del alza de los precios, que se come sus ahorros, y de la subida de los tipos, que encarece los préstamos. De hecho, decenas de miles de personas con una hipoteca contratada han visto cómo sus cuotas comenzaban a subir en el momento en que eran revisadas. Y lo seguirán haciendo en los próximos meses. Una hipoteca media de 120.000 euros a tipo variable se encarecerá unos 250 euros al mes.
Según los datos de la Asociación Hipotecaria España, en Navarra había concedidas en 2022 unas 82.000 hipotecas, de las que alrededor de un 70% se calculan todavía a tipo variable. Esto es así porque siguen vivos, aunque con menor deuda, buena parte de los préstamos contratados entre 2005 y 2015. A partir de ese momento comienzan a ganar atractivo los tipos fijos, que fueron ya casi hegemónicos en la mayor parte de los préstamos el año pasado. Estos últimos clientes se encontrarían, por tanto, protegidos ante la actual subida.
“De hecho, el 72% de la cartera adquisición vivienda constituida en los últimos 7 años es a tipo fijo. En 2022, más del 90% de la nueva producción de hipotecas particulares ha sido a tipo fijo”, explican desde CaixaBank, que mantiene alrededor de un 30% de cuota de mercado en Navarra y que recuerda que el alza del euríbor, que está ensanchando los márgenes de la banca y disparando sus beneficios supone en realidad una “normalización de tipos de interés”. “Porque, en realidad, lo anormal no son los tipos de interés en los entornos del 3 % –dijo José Ignacio Goirigolzarri, presidente de la entidad en la presentación de los resultados–. Lo raro, lo extraño, ha sido que, desde el año 2016, en Europa hayamos tenido tipos negativos. Lo que sí es cierto es que se ha producido una subida de tipos de interés muy abrupta. Y, por lo tanto, es comprensible que pueda haber una preocupación desde ese punto de vista. ¿Cuál es nuestra posición? En primer lugar, vamos a hablar de hechos. Los hechos, hasta ahora, es que no estamos teniendo ningún incremento de morosidad”.
Ante el alza de tipos
¿Es el momento de amortizar préstamo?
“El segundo dato es que, por supuesto, ante una posibilidad de mayores dificultades, nosotros estamos preparados, porque los principales interesados en negociar y en ayudar a nuestros clientes para que puedan hacer frente a sus pagos somos nosotros. Como, por otra parte, siempre hemos hecho. En la anterior crisis, esta casa hizo una readecuación de hipotecas de más de 360.000 casos. Y, por lo tanto, es parte consustancial de nuestra manera de entender la profesión”, añadió.
Es la práctica habitual de la banca, una negociación individualizada entre el gestor y el cliente al que, en función de su perfil (riesgo, patrimonio, ingresos mensuales) se le ofrecen unas condiciones u otras. Una de las más habituales consiste en extender el plazo de devolución del préstamo, una manera de rebajar la cuota mensual que termina por incrementar los intereses cobrados.
Otra opción, para aquellos que puedan, es amortizar anticipadamente una parte del préstamo. Las entidades ya lo están notando en las oficinas, con un goteo de clientes que está aprovechando los ahorros de los últimos años para devolver capital. Los expertos lo recomiendan fervientemente con dos premisas: que el ahorro no esté generando una rentabilidad superior –algo hoy casi imposible sin tomar ciertos riesgos– y que se mantenga un cierto colchón de ahorro para posibles contingencias.
Otra alternativa
¿Conviene y se puede cambiar a tipo fijo?
Otra alternativa, mucho más incierta, supone mudar la hipoteca de tipo variable a otra de tipo fijo. Desde 2018 resulta mucho más sencillo cambiar y no son pocos los que lo hacen. Pero hoy, los intereses se han duplicado prácticamente respecto al último año y es complicado hallar ofertas por debajo del 4%. En su propia web, Laboral Kutxa ofrece, para préstamos de unos 120.000 euros y salarios de unos 35.000 euros brutos al año tipos del 3,8%, que hoy pueden suponer un cierto alivio, pero que en dos años, si el euríbor regresa a un entorno próximo al 2%, quedarían claramente por encima del mercado.