"Solo puedo contar que el emérito pasará cuatro días en Donostia"

Un misterio real, nunca mejor dicho, sobrevuela la comedia Descarados, que hoy jueves llegará al teatro Victoria Eugenia. Su protagonista, el actor Juan Gea, se muestra esquivo sobre uno de los dos papeles que interpreta. "Solo puedo contar que el emérito pasará cuatro días en Donostia", deja caer sobre un personaje que, a todas luces, apunta a la excabeza de la Casa Real del Estado español, actual vecino de Abu Dabi, en Emiratos Árabes. Desde hoy y hasta el domingo, el teatro donostiarra acogerá la representación de una versión castiza de Clacson, trombette e pernacchi (Sirenas, trompetas y pedorretas), de Darío Fo y Franca Rame, una sátira a los estamentos económicos, políticos, judiciales, esclesiásticos, policiales y sociales con un aparataje que tiene mucho de circense. "Darío Fo era un autentico payaso y un gamberro, pero muy inteligente", asegura Gea sobre el Premio Nobel de Literatura. Descarados es tan divertida, promete el actor, que en unas cuantas ocasiones las risas han contagiado a los intérpretes sobre las tablas. "Nos ha costado mucho ensayarla. Había multitud de situaciones en las que no podíamos parar de reírnos", asegura.

La obra original fue escrita por Fo después del secuestro y el asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas italianas. Fo reflexionó sobre qué hubiese ocurrido si en vez de a Moro hubiesen secuestrado a otro hombre. Ese otro hombre es un mecánico al que da vida Gea, que también interpreta a Juan Carlos de Borbón. Tras la obra Por los pelos, el mismo equipo y reparto de Olympia Metropolitana y L'Om Imprebís se unen para sacar adelante esta adaptación que ha dirigido Santiago Sánchez. El teatro de Darío Fo es "urgente y fresco", explica el actor, que en el último lustro ha gozado de una nueva vida televisiva gracias al papel de Ernesto en El ministerio del tiempo. El guion, explica Gea, se va actualizando con cada nueva noticia vinculada al emérito, una práctica que han heredado del propio Fo.

Pese a ser una crítica que han traído a la realidad del Estado, no deja de ser una sátira "universal". "Es un gran texto -continúa el actor valenciano-, como otros de Darío Fo. Si se cambia la personalidad del personaje principal, es perfectamente adaptable a cualquier país. Al fin y al cabo, los poderes funcionan igual en todos los lugares. Tienen las mismas virtudes y los mismos defectos".