Los dos últimos partidos del Athletic, a saber: la derrota por la mínima contra el Cádiz y el empate a cero frente al Levante, han reabierto el debate sobre la capacidad del equipo para generar ocasiones de peligro y relacionarse con el gol. También, cómo no, ha salido a escena su habitual desidia ante equipos que ocupan la parte baja de la clasificación, un mal que le acompaña desde tiempos inmemorables y cuyo análisis daría para varias publicaciones. Pero en estas líneas toca hablar del gol, de la falta del mismo concretamente; pero, sobre todo, de las dificultades que está encontrando el equipo que dirige Marcelino García Toral para marcar de jugada. Solo uno de sus once goles ha llegado fruto de la combinación de varios de sus futbolistas tras una serie de pases más o menos larga, un reflejo de la falta de ideas de la que hacen gala los hombres de ataque con más asiduidad de la deseada, pero que del mismo modo está relacionada con la poca puntería que están demostrando esos mismos futbolistas.
El Villarreal es el único equipo al que el Athletic le ha hecho gol después de hilvanar varios pases, comenzando en campo propio y acabando en el área rival, donde Raúl García aprovechó una gran asistencia de Iñaki Williams para abrir el marcador. Nueve partidos necesitó el conjunto rojiblanco para lograr algo así y desde entonces, en los cuatro encuentros que ha disputado: Espanyol, Real Sociedad, Cádiz y Levante, no ha podido repetirlo. Es más, en sus dos últimos choques no ha sido capaz de marcar a pesar de haber rematado entre los tres palos en siete ocasiones.