Te golpean, te levantas, te vuelven a golpear, te vuelves a levantar y así hasta el infinito. Lo de Osasuna en esta Copa es digno de película americana basada en hechos reales. No es fácil encontrar un grupo que tenga la capacidad de sobreponerse a un palo como el gol del Sevilla en el minuto 94. Pues los rojillos son ese grupo. Cuando todo el mundo miraba hacia abajo, Moncayola y Abde miraron hacia delante. Días anteriores fueron otros, pero contra el Sevilla les tocó a ellos. Y empujaron a Osasuna a seguir luchando por un sueño.
Y es que todo había empezado de una manera un poco confusa. Osasuna parecía excesivamente nervioso y el Sevilla ni atacaba ni dejaba atacar. Total, que los primeros 45 minutos son complicados de recordar para cualquiera.
Llegó la segunda mitad y Osasuna espabiló. La charla de Arrasate claramente espoleó a sus pupilos, pero el verdadero cambio llegó con la entrada de Abde y Rubén y el paso de Chimy a la delantera. Los dos jugadores de refresco hicieron un partidazo a su manera. Rubén, con la calidad y la pausa suficiente para poner un balón de cabeza exquisito para el Chimy y que este adelantara a Osasuna sobre el minuto 70.
Abde con su revolución habitual. Aunque su figura hubiera quedado más apagada si los rojillos hubieran controlado un centro lateral en el 94 que acabó con el empate. Prórroga. Otra. Y ahí apareció el marroquí. El de Osasuna, ya que los del Sevilla ya lo habían hecho antes, uno con el gol y el otro con una parada estratosférica al Chimy justo antes del tanto rojillo.
Pero volviendo a la avispilla de Osasuna. Abde resolvió como seguramente nadie pensábamos. Es un verso libre. Uno que se para cuando el corazón de todos nos pedía que sacase un zambombazo. Ese que se toma un respiro para paladear lo que va a venir y que la clava por el palo corto ante la incredulidad de su compatriota.
Todo esto venía una jugada sublime de Moncayola, lateral copero, que realizó un excelso partido. Los últimos minutos fueron de placer, sufrimiento sadomasoquista y todos los términos que se les ocurran. Pero Osasuna está en semifinales. ¿Complicado? Parece, pero como dijo el Chicharito Hernández en su día: soñemos cosas chingonas.