"Hasta ahora los animales podían ser embargados, como un piso o un coche. Para cualquier persona que conviva con un animal esto es inconcebible pues son parte de nuestra familia", dice Sonia Brena, presidenta de la protectora SOS Bilbao, quien valora "positivamente" la reforma legislativa que los considera seres vivos dotados de sensibilidad y que permitirá que "en los procesos de divorcio o separación se tengan en cuenta aspectos como el vínculo y no solo la propiedad que figura en los datos de registro de un perro o un gato".
Aunque los casos de utilización de los animales para dañar a otras personas "seguirán existiendo, ahora existe una vía formal y legal para poder solventar estas situaciones y no depender de la sensibilidad para con los animales de un juez o jueza", destaca y subraya que con este cambio también "quedarán más protegidos los animales huérfanos por fallecimiento de las personas propietarias, de los que hasta ahora muchas familias se deshacían con bastante facilidad".
Ahora, concluye Brena, "estamos esperando que la Ley de Protección Animal estatal avance en su tramitación para poder decir que por fin este año 2022 puede ser un punto de inflexión en lo que se refiere a los derechos de los animales, pues aún queda un largo camino para conseguir una protección real y suficiente que garantice su bienestar".