Vida y estilo

Sonia Mangas, sobre los espóileres televisivos: “Antes tenían menos respeto”

La tele ha sido una compañera inseparable en la aventura de hacernos mayores. Y, aunque ha habido contenidos a lo largo de la historia que no eran del todo aptos para nosotros, en definitiva podemos decir que “no hemos salido tan mal”
Sonia Mangas. / Cedida

La guipuzcoana Sonia Mangas realiza en su nuevo libro, No hemos salido tan mal, un recopilatorio de todos aquellos programas y series de nuestra infancia y adolescencia para los que crecimos en esas décadas de los 90 y 2000.

Ya en la dedicatoria arrancamos fuerte: “A mis padres, por no castigarme sin ver la tele”. Si lo hubieran hecho, probablemente no tendríamos este libro entre las manos, ¿verdad?

Claro, totalmente (risas). Fíjate que podrían haber tenido motivos para castigarme, y lo que más me hubiera dolido sería estar sin ver la tele, pero fueron buenos.

Y les damos las gracias, porque así ahora podemos disfrutar de este libro que viene con una gran revolución tecnológica, los códigos QR que nos permiten ver al momento las historias de la tele a las que hace referencia a lo largo de las páginas.

La verdad es que tuvimos la idea con la editorial Kailas porque mucha gente no recuerda los programas tal y como eran, o igual otra generación ni los ha conocido. Entonces, nos parecía una idea más interesante para acompañar al libro y tener una idea más completa de lo que estoy hablando. 

Tenemos muchos personajes y programas a lo largo de este libro. Es difícil haberlos visto todos. ¿Cuáles le marcaron especialmente a usted?

Yo creo que son los míticos que podríamos tener todos. O sea, en cuanto a series, Médico de familia, Los Serrano... Y en programas, el clásico Grand Prix, ¿Qué apostamos?, El juego de la oca... Yo creo que esos son los que marcaron en general a la generación.

De Los Serrano, si algo marcó fue su final. ¿Qué sintió cuando lo vio?

(Risas). Pues es verdad que no terminé la serie. Me desconecté bastante cuando murió el personaje de Belén Rueda, Lucía. Y es verdad que no lo terminé siguiendo tanto, pero después del final de Perdidos, que es parecido... De hecho, hace unas semanas hablaron los hermanos Caballero (de La que se avecina), que habían dicho que en la temporada 12 iba a terminar la serie y no terminó. Y que habían grabado un capítulo con Juan y Paloma Cuesta diciendo que era un sueño de Juan Cuesta, pero ni se ha emitido ni se va a emitir. Y dices: “Otro más no, por favor” (risas). 

Sobre todo en los últimos años, hay quienes usan la expresión generación de cristal para referirse a los millennials. ¿Qué les diría a quienes nos llaman así?

Cada generación siempre se mete una con otra. Igual nosotros de la siguiente decimos lo mismo, pero yo creo que es más pique intergeneracional. Al final, eso, yo creo que es más el pique que otra cosa. 

Ahora, el título de su libro nos viene como anillo al dedo. Es verdad que tal vez hemos visto programas que no eran precisamente aptos para nuestras edades, y ahora muchos serían impensables. 

Sí. También era una cuestión social. Antes estaba muy normalizado ese tipo de contenidos, no estaba mal visto que las mujeres fueran medio en pelotas, que se utilizaran animales en televisión... Hemos avanzado bastante y gracias a eso ahora no lo vemos y si lo llegamos a ver se liaría. Twitter revienta. 

Incluso el primer QR que vemos en su libro es del programa Beso o tortazo, en el que a Ángel Nieto no le fue demasiado bien. 

Total. 

¿Recuerda el momento más oscuro que vio en televisión?

Yo creo que de ficciones sí que me marcaron algunas. Las muertes. La muerte de Marcial, de Médico de familia, que tuvo un accidente de coche y se le veía muerto. Era un personaje muy querido y quedaban dos capítulos para terminar la serie. Y de las niñas de Alcasser, todo el show que montaron... Hace un par de años hicieron un documental y lo vuelves a ver y dices: “Guau, les gusta el morbo”. Eso es muy heavy. 

Yo le tengo que pedir que se moje. Si hubiera podido participar en cualquiera de estos programas o realities, ¿se habría animado?

Fíjate que soy superconsumidora de realities, me encanta verlos. Sigo viendo Gran Hermano, pero nunca participaría. Operación Triunfo me gustaría, pero no tengo ese talento (risas). Pero si tuviese que elegir uno sería Pekín Express. Es verdad que sería superasquerosa con la comida, los bichos... La isla de las tentaciones no, y Supervivientes... me gusta mucho comer, así que lo vería muy complicado.

Entonces entiendo que en otro programa muy nuestro, El Conquistador, no participaría, ¿no?

Es que sería muy floja. Para quedar mal no iría (risas). 

Además, si algo nos recuerda en el libro, es que la tele era un momento compartido en familia. Si tuviera una bola de cristal y pudiera adivinar el futuro, ¿cree que podremos volver a esa tendencia de convertir la tele en algo compartido?

No sé si en familia. Al final los contenidos que hay ahora en la tele están bastante enfocados, o programas más de adultos o muy de niños. Ahora sí que nos estamos juntando a veces para ver algunos eventos; Operación Triunfo, Drag Race... Hay gente de nuestra generación que sí se junta, amigos, Eurovisión... Pero es verdad que por contenido me parece complicado, porque al final las series como Médico de Familia lo que tenían era personajes de todas las edades y tramas que hacían que cada miembro de la familia se sintiera identificado con un personaje. Entonces era más fácil de reunir. 

Ahora vemos además un motivo de traición que, si estamos siguiendo una serie con alguien, este vea más capítulos sin nosotros, pero antes también era así, ¿no?

Sí. Lo que también tenían menos respeto era con los espóileres: “Chanquete va a morir”, o “Lucía, de Los Serrano, va a morir”. Te lo ponían en las revistas. Ahora solo lo hacen con Pasapalabra

Después de haber pasado por Zapeando, por Quédate aquí, en Eitb, ¿qué le depara el futuro?

De momento es un poco incierto. Estoy un poco a verlas venir. Todo lo que venga, yo encantada. Estuve muy cómoda en televisión, ahora estoy en Radio Nacional... Lo que venga a tope.

09/01/2025