Sonriendo. Pese a la derrota, así se despidió ayer el Deportivo Alavés de una temporada 2020-21, la de su centenario, en la que, desgraciadamente, en muy pocas ocasiones ha podido disfrutar de este gesto. Con los deberes ya hechos desde la semana pasada, El Glorioso acudió al Sánchez Pizjuán totalmente liberado y eso le permitió disfrutar de la cita que bajó el telón a la campaña sin más exigencia que la de intentar obtener un buen resultado para irse de vacaciones con buen sabor de boca. Lo rozó hasta el último momento pero, al final, la fortuna prefirió sonreír a su rival.
La ausencia de objetivos vitales en juego y, en consecuencia, la falta de presión provocó que el encuentro arrancara con mucha más alegría de lo habitual. Ambos conjuntos comparecieron con un esquema (4-3-3) muy similar y se mostraron más preocupados por encontrar fisuras en la retaguardia rival que por fortalecer la propia. Una filosofía que, en ese tramo inicial, permitió al Alavés hacerse con la iniciativa.
Con el uruguayo Pellistri como punta de lanza desde la banda derecha, El Glorioso encadenó varios acercamientos peligrosos al área hispalense, aunque le faltó precisión en los metros decisivos para sacarles mayor rédito. El joven extremo demostró una vez más que se trata de una pieza de enorme valor que sería muy aprovechable en el futuro proyecto albiazul y prácticamente siempre que lo intentó consiguió irse de su defensor y generar incertidumbre en la zaga local.
Pese a la entidad del adversario el Alavés –con la tranquilidad, claro está, de quien no tiene nada que perder y guarda a buen recaudo en su bolsillo el objetivo del curso– no rehuyó el cuerpo a cuerpo. Así, durante muchos minutos fue a buscar al Sevilla arriba y logró impedir la salida de los de Lopetegui con el balón controlado. La ocasión más clara en ese tramo inicial llegó con un potente disparo desde fuera del área de Edgar Méndez que se marchó por muy poco por encima del larguero de Vaclik.
No es el Sevilla en cualquier caso un conjunto que se deje someter fácilmente y, poco a poco, fue recuperando presencia sobre el césped. Vivió el encuentro entonces una fase de alternativas en la que ambos contendientes buscaron castigar los flancos débiles del contrario. Llegó así el cuadro hispalense con más frecuencia y claridad a las inmediaciones de Sivera, pero sin llegar a poner a prueba de verdad al arquero alavesista.
El Glorioso dio un paso atrás entonces para fortalecer su retaguardia pero sin renunciar ni mucho menos a las salidas en velocidad. Con Guidetti como perfecto poste de distribución bajando a recibir al centro del campo, los de Calleja volvieron a inquietar a los andaluces con llegadas en profundidad por las bandas. Como consecuencia de una de ellas llegó un córner a favor del Alavés en el minuto 35 que se convirtió en la ocasión más clara hasta el descanso. Guidetti lo botó al segundo palo, donde Edgar Méndez tocó de cabeza para devolver la pelota al poste contrario y ahí apareció Tachi para rematar en ventaja. Solo la presencia del central Koundé impidió al madrileño ajustar bien su golpeo y la pelota acabó en el lateral exterior de la red.
Tras una pequeña tregua en los diez minutos que restaban hasta el intermedio, el segundo período arrancó con los mismos parámetros que el primero, dando continuidad a un encuentro abierto en el que tanto albiazules como hispalenses buscaron con insistencia el gol que inclinase la balanza de su lado.
La búsqueda, sin embargo, resultó infructuosa como consecuencia de la falta de puntería exhibida por los delanteros de ambos equipos en el momento definitivo. Estuvo cerca de romper las tablas el capitán Manu García en el minuto 78. Luis Rioja puso un centro tenso desde la izquierda y el gasteiztarra se adelantó a su defensor en el primer palo pero su remate se estrelló en el palo.
Más clara todavía fue la doble ocasión de que dispusieron Joselu y Lucas Pérez en el 89. El primero se presentó solo ante Vaclik tras cazar un balón largo pero el guardameta detuvo su remate. El rechace le cayó al siete albiazul que, con el portero fuera de su marco, no acertó a colocar el balón entre los tres palos desde fuera del área. Y a renglón seguido, ya en el tiempo de descuento, el Sevilla se encontró con el tanto que desequilibró el duelo. Un disparo muy lejano del Papu Gómez que, con un efecto envenenado, sorprendió a Pacheco –que había sustituido minutos antes al lesionado Sivera– dejando al Glorioso sin margen de reacción. Llegó así la segunda derrota de la era Calleja, pero si así se borró la sonrisa del rostro del Alavés.