Similar al fenómeno Susan Boyle, que tras interpretar en los castings de Britain’s Got Talent el tema I Dreamed a Dream adquirió fama internacional (en uno de los primeros trending topics de la historia), sor Cristina Scuccia se convirtió en todo un éxito musical mundial tras ganar la versión italiana de La Voz en el año 2014. Solo un dato: su participación en la final recibió más de 90 millones de visitas en el canal oficial de YouTube. Fue tal el impacto de su triunfo que su vida dio un giro de 180 grados en poco más de cuatro meses, pasando de cantar para sus hermanas ursulinas en la soledad del convento a protagonizar giras y espectáculos por toda Europa. De hecho, el 20 de octubre de ese mismo 2014 publicó en VEVO su particular versión de Like A Virgin, histórico tema de Madonna; y solo dos años después el primer videoclip de su primer álbum Sister Cristina, llamado Blessed be your name, que solo necesitó un par de semanas para sobrepasar las 600 mil reproducciones.
Un incontestable éxito que en ningún momento impidió a sor Cristina continuar con su vocación y espiritualidad. De hecho, y mientras perfeccionaba sus habilidades artísticas, continuó su formación como monja ursulina. Con la misma sonrisa y timidez de siempre, pero con un interrogante que comenzaba a golpearle en el interior: “¿había nacido para estar sobre el escenario?”. Así se lo cuestionó en directo la mismísima Raffaella Carrà, jueza en aquella edición de The Voice of Italy. Y al parecer, aquella pregunta que para Cristina pasó entonces desapercibida ha hallado respuesta ahora, ocho años después.
Porque aunque sigue “creyendo fuertemente en Dios” y no tiene intención de abandonar el camino de la fe, ya ha dejado de ser consagrada. Ha colgado los hábitos después de 15 años de vida religiosa, y ahora vive en España, donde sigue cantando, formándose y trabaja como camarera para ganarse la vida. Así lo contó ella misma la pasada semana en el programa Verissimo de Canale 5 Italia, con un sorprendente cambio de imagen y vestida con un espectacular traje pantalón rojo. “Sor Cristina está dentro de mí. Soy la que soy ahora gracias a sor Cristina”, detalló la ya exmonja. Ocho años de un cambio radical en el que “también ha habido dificultades”.