Dicen que desde que aterrizó en Donostia no se separa de Alexander Isak. En los viajes siempre se les ve juntos charlando en su idioma natal, ya que los suecos suelen comprender muy bien a los noruegos, algo que no sucede muchas veces a la inversa. Entre ellos se entienden. Como en el campo. Alexander Sorloth se está convirtiendo en una de las grandes sensaciones de la temporada en el cuadro txuri-urdin. Si la semana pasada destacábamos el rendimiento que venía ofreciendo y nos aventurábamos a presagiar que, de seguir así, su tanto no iba a tardar en llegar, el noruego no solo ha decepcionado, sino que ha vuelto a superar las expectativas. Una asistencia en Graz al su socio, cuando saltó al terreno de juego para desatascar el encuentro, y un estreno realizador en la guarida del Atlético, vigente campeón y gran favorito para revalidar su título.
Su primer gol con la txuri-urdin se hizo esperar 237 minutos. Tampoco es tanto, comparado con otros delanteros incorporados que defendieron la camiseta de la Real. Pero el Rey del Norte ha hecho tantas cosas y la mayoría de ellas tan bien, que el inicio de su aportación goleadora no había empezado ni a preocupar en el club ni en su entorno. Nada es lo que parece en este punta. Da la sensación de ser un tronco, un futbolista lento y con poca movilidad, un panzer a la vieja usanza. Y no es así. Pese a su altura, 195 centímetros, y su corpulencia, se trata de un delantero muy explosivo y con mucha movilidad. Como día Roberto Olabe, capaz de explotar los espacios, además de llevarse todas por arriba y de ser muy seguro con el balón. No lo pierde casi nunca. Un atacante moderno.
Con esas señas de identidad era cuestión de tiempo que conectara a las mil maravillas con Isak. Si a Imanol le costó muchísimo apostar por los dos puntas con Willian José y el sueco, fórmula a la que solo recurrió con el partido arrancado, este curso no ha tardado ni ha dudado en cambiar su esquema para que pudiesen jugar juntos. De inicio la ha utilizado en dos encuentros, ante el Sevilla en casa y en el Wanda. Y en ambos encuentros volvieron loca a la zaga con su fortaleza y su movilidad. Frente a los hispalenses, en una primera parte magnífica, solo la lesión de eritreo impidió probablemente que marcaran y se llevaran el partido. Y en Madrid, ante los ojos del planeta fútbol, completaron una primera mitad aún mejor ante la considerada como una de las defensas más inexpugnables del mundo.
Sorloth puso el 0-1 tras una asistencia estratosférica de Isak al primer toque y el sueco acalló el Wanda con su lanzamiento de falta que significó doblar su ventaja. Pero su exhibición no solo quedó ahí. El sueco disparó a las manos de Oblak después de una larga carrera de Sorloth que no se atrevió a culminar con su pierna derecha. El propio noruego, tras una preciosa maniobra en la banda derecha, sirvió un gran balón a Silva en una jugada de rebotes que finalmente culminó Isak cuyo disparó salvó Felipe. El de Trondheim también hizo una pared de billar y dejó solo a Silva. Oblak salvó un centro envenenado del sueco nada más reanudarse el juego, segundos antes de su certero libre directo que acabó en las mallas. Y, por último, una peinada de Sorloth, al que le pitaron una falta increíble en el salto con Felipe, había dejado a Portu en un mano a mano con el meta esloveno. Esto en una visita al Wanda. Imagínense lo que pueden hacer en un duelo en Anoeta. Su complicidad y su rendimiento les permiten tener un amplio e ilusionante margen de mejora.
Cuando solo lleva dos meses aquí, el noruego ya ha conseguido abrir el debate de si merece la pena ejecutar la cláusula de compra de 16 millones firmada con el Leipzig. Ya habrá tiempo para tomar la decisión definitiva, porque no se puede olvidar que su colega es una de las sensaciones del mercado y que Carlos, la gran inversión postcovid de la Real, se recuperará de su lesión de su rodilla antes del final del curso. Pero mientras Sorloth se muestra entusiasmado en Donostia al término del encuentro: "Me siento muy bien, me gusta jugar en equipos que luchan por el liderato. Creo que tenemos que ir partido a partido y centrarnos en lo que estamos haciendo bien".