Dos años después del inicio de la guerra en Sudán no se vislumbra el final del conflicto por el abandono y olvido que el país sufre por parte de la comunidad internacional. Solo Europa parece comprometida a ayudar a la población sudanesa, que sigue siendo objeto de atrocidades inimaginables.
El conflicto estalló el 15 de abril de 2023 entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), y desde entonces se registran violaciones atroces de los derechos humanos, que incluyen ataques sexuales, crímenes de guerra sin precedentes en la historia de Sudán, hambruna y más de 12 millones de desplazados, según denuncian la ONU, otras organizaciones internacionales y ONG de derechos humanos.
“En estos dos años, las vidas de millones de personas han quedado destrozadas. Las familias han quedado destrozadas. Se han perdido medios de subsistencia y, para muchos, el futuro sigue siendo incierto. Más de 30 millones de personas necesitan ayuda humanitaria. No es sólo una crisis de cifras, es una crisis de humanidad”, afirma la coordinadora residente y de Asuntos Humanitarios de la ONU en Sudán, Clementine Nkweta-Salami.
Sudán se encuentra ante la “mayor crisis humanitaria y de desplazamiento del mundo”, dice Paula Gil, presidenta de Médicos Sin Fronteras España. “La respuesta internacional sigue siendo inaceptablemente escasa y no cubre ni una fracción de las necesidades”, apunta Gil.
Erika Guevara Rosas, directora de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional (AI), lamenta el “vergonzoso abandono” que sufren los sudaneses.
“Vergüenza para el mundo por mirar hacia otro lado mientras Sudán arde en llamas. Vergüenza para los países que siguen echando combustible al fuego”, denuncia Guevara en un comunicado, en el que advierte de que tanto las Fuerzas Armadas de Sudán como los paramilitares de las FAR han perpetrado abusos “atroces” equiparables a crímenes de guerra o contra la humanidad, entre los que se cuentan casos de violencia sexual, torturas, inanición, asesinatos y ataques indiscriminados sobre objetivos civiles.
Y pese a todos estos crímenes, sigue sin haber cifras oficiales de muertos. Las cifras varían de un organismo a otro. El menor dato es 12.000 muertos, reportado por el Ministerio de Salud de Sudán en su última actualización a finales de diciembre de 2024.
La cifra que dio en septiembre de 2024 el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, elevaba los fallecidos a más de 20.000 personas, aunque aclaró que “es probable que la cifra sea mayor”.
La estimación más alta es la que hizo en mayo de 2024 - hace casi un año- el exenviado especial de EE.UU. para Sudán Tom Perriello, quien advirtió de que la cifra de fallecidos podría alcanzar los 150.000.
Regresar a Jartum: empezar de cero sin prácticamente nada
Samir, de 52 años, pudo finalmente regresar a su hogar en el barrio de Arkawait, al este de Jartum, después de que el Ejército recuperara la zona que había sido controlada por las FAR durante casi dos años, desde el inicio de la guerra en Sudán. La alegría que sintió al volver desde Egipto se transformó en tristeza al encontrar su casa en ruinas. “Lo perdí todo y no encontré nada más que escombros. Las FAR saquearon todas mis pertenencias y no dejaron nada más que los restos de tres sillas y ropa rota”, asegura Samir, empleado de una empresa de ingeniería que ahora tendrá que empezar su vida “desde cero”.
En Jartum Norte, Mona, de 44 años, relata su difícil situación tras regresar hace dos semanas desde Gedaref, en el este de Sudán, junto a sus hijos. Encontró su casa semivacía, sólo con la mitad de sus muebles. Sin electricidad ni agua, está obligada a comprar agua potable a vendedores que la transportan en barriles desde pozos cercanos.
Mona también dice que, si bien los mercados y panaderías han comenzado a reabrir parcialmente, los precios son muy altos y lamenta una actitud de “codicia” entre los comerciantes. “A pesar de las dificultades, la seguridad es una bendición invaluable”, señala la mujer al explicar que durante los primeros cinco meses de guerra vivió “aterrorizada y con miedo a las FAR”. “Allanaron nuestras casas, nos amenazaron, nos robaron el dinero y aterrorizaron a nuestros hijos hasta que salimos de casa con solo lo puesto”, lamenta.
Por su parte, Yaser Ozman, de 41 años, regresó a Wad Madani, capital del estado de Al Yazira, tras más de un año en Egipto. “Sufrí tanto a nivel financiero como psicológico, no podía ni siquiera pagar la matrícula del colegio de mis hijos”, indica.
Ayuda de Bruselas
Precisamente este martes, la Comisión Europea (CE) y algunos Estados miembros de la Unión Europea (UE) prometieron que destinarán 522 millones de euros en ayuda humanitaria para abordar la crisis sudanesa.
El anuncio tuvo lugar en la Conferencia de Alto Nivel para Sudán, celebrada en Londres y organizada por la Comisión junto con Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Africana.
La CE prometió aportar 282 millones del importe total. Por su parte, Austria, Chequia, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Malta, Polonia, Eslovenia, España y Suecia aseguraron cubrir la financiación restante. La ayuda se destinará a atención sanitaria y nutricional, asistencia alimentaria, agua y saneamiento.