Desde que aterrizara en el Movistar desde la órbita del Astana, declaraciones polémicas incluidas, Miguel Ángel López es una sonrisa perenne. Aliviado del coronavirus que le mordió a comienzos del curso, el colombiano vuelta alto. Avión a reacción. Impulsado por la confianza de los buenos tiempos, Superman anidó antes que nadie en la cima del Mont Ventoux, una montaña íntimamente ligada con la luna, por ese aspecto rapado, sin vegetación que evoca al satélite. En el Ventoux, el viento manda. López giró la veleta hacia el y triunfo. Es su norte en la búsqueda del Tour de Francia.
A la espera del julio francés, que comienza en junio por la proximidad de los Juegos Olímpicos, López expuso sus argumentos en la montaña. Deletreó una ascensión sin mácula. "Es verdad que éramos favoritos, pero el trabajo de los compañeros ha hecho que fuera mucho más fácil. ¿Triunfo fácil? Que va, se me hizo largo a mí también. Muy contento de iniciar el descanso antes del Tour con esta bonita victoria", ha definido López, feliz tras la victoria. El logro se suma a su etapa y a la general de la Vuelta a Andalucía. López está en las nubes.
Miguel Ángel López elevó los cuellos a 12,5 kilómetros de meta y de él nunca más se supo hasta su celebración en la montaña árida. Su despegue, eléctrico, no encontró respuesta. Solo Óscar Rodríguez trató de perseguirle, pero en realidad solo pudo intuirle con prismáticos. López alcanzó un minuto de renta en cuanto se impulsó. El resto fue una cronoescalada para el colombiano, muy por encima del resto de competidores en la clásica que enmarca el Ventoux. Mientras Superman disfrutaba de las vistas, Rodríguez tuvo que observar el marcaje de Enric Mas, el secante del Movistar, que se colgó del ciclista de Burlata a modo de sombra. Rodríguez fue finalmente segundo, a un viaje lunar de Superman. Mikel Iturria, el mejor del Euskaltel-Euskadi, logró la 15ª plaza. En la cima Supeman desplegó su capa.