“Talgo es el modelo. El Gobierno va a entrar en operaciones que tengan un socio industrial”

El mensaje es claro: modelo Talgo. El Gobierno vasco va a participar con fondos públicos en operaciones que tengan un socio y un plan industrial. “Gestionar empresas, como gobierno, no es nuestro modelo”, aclara el consejero de Industria, Mikel Jauregi, la misma semana que se ha presentado la Alianza Financiera Vasca, una herramienta público-privada con la que el Ejecutivo espera movilizar 4.000 millones de euros en inversiones para la industria. El objetivo es impulsar el arraigo, la expansión industrial de las empresas y la atracción de capital extranjero.

¿Es la Alianza Financiera Vasca el germen del fondo soberano vasco?

La alianza financiera vasca es muy importante para Euskadi, es crear músculo financiero propio para ayudar al tejido industrial actual y para crear la futura Euskadi industrial. Con la alianza lo que hay es capital disponible, ahora tenemos que enfocarlo.

¿Enfocarlo con el plan industrial?

El plan industrial nos va a dar los destinos de esa financiación. Tenemos las fuentes de financiación, que son los partícipes en la alianza vasca, tenemos la cuantía y el plan estratégico de desarrollo industrial va a plantear los destinos.

El lehendakari dijo que estaría listo en tres meses.

Lo terminaremos para finales de mayo o la primera semana de junio.

Se están planteando cambios normativos en las EPSV con el objetivo de que el ahorro juegue un papel más importante en el desarrollo económico de Euskadi.

Hay un compromiso de las EPSV vascas, que gestionan 30.000 millones de euros, de que parte de esos ahorros también vayan a la industria, porque también la industria crea rentabilidad. Nosotros lo que estamos haciendo es incentivarlas y animarlas, crear instrumentos para que puedan enfocar sus inversiones hacia la industria vasca. Las conversaciones que hemos tenido con las EPSV han sido muy positivas, porque ellas también quieren diversificar sus inversiones.

En un momento de desafíos para la industria por el contexto actual, ¿qué papel tiene que jugar esta alianza público-privada?

Estamos en una situación de casi incertidumbre total y le toca a la parte pública tomar el liderazgo y dar certidumbre para que la industria siga siendo dinámica. El miedo que tenemos es que ante la incertidumbre, la cosa se pare. Por eso anunciamos los 500 millones de ayudas para la industria vasca, sobre todo las pymes, para que se siga invirtiendo y para seguir creciendo. Y también creamos el Grupo de Defensa Industrial Vasco, con un enfoque en los aranceles. La idea es anticiparnos a los movimientos. La alianza vasca es la tercera pata. Después tendremos el plan industrial que nos dirá el destino de esos fondos. Ante esta incertidumbre total, desde el Gobierno lo que queremos dar es certidumbre. El mundo se cierra y Europa tendrá que fortalecerse, va a reindustrializarse. Euskadi es tierra fértil para esa reindustrialización, tenemos que ser protagonistas de ella.

Se ha hablado mucho estas semanas de arraigo. ¿Emerge como la gran prioridad de esta legislatura?

El arraigo de empresas tractoras en Euskadi es muy importante, pero también la expansión industrial de esas empresas. El fenómeno de los fondos de inversión con mentalidad financiera que nos dejan la empresa con un montón de deuda y renqueando no es la fórmula del futuro. Talgo es el modelo. Talgo inaugura un nuevo modelo de colaboración público-privada, pero también de músculo financiero propio con fines industriales. Es el primer ejemplo de ese modelo donde tenemos a un industrial, José Jainaga, que hace una apuesta de país para que Talgo vuelva a Euskadi y que pase de una lógica de fondo de inversión financiera a una lógica industrial. Eso es lo que nos gusta. Nosotros vamos a apostar, como gobierno y como dinamizador de inversiones de la alianza vasca, a todo proyecto industrial que tenga a un industrial de trayectoria reconocida por detrás que fomente el arraigo.

El éxito del acuerdo de Talgo ha supuesto un espaldarazo a la alianza y al futuro plan industrial. No hubiera sido lo mismo en caso de fracaso, ¿no?

Es verdad. Ahora tenemos un principio de acuerdo, estamos cerrando los últimos flecos con el vendedor. Y, en paralelo, se está trabajando en el plan industrial. No solamente es el arraigo de Talgo, sino también su futuro industrial lo que nos ocupa.

¿Les preocupa la multa de Renfe?

Sí, me preocupa mucho porque 116 millones es muchísimo dinero que, de alguna manera, impacta a la caja de Talgo. No es una cosa nueva, ya se conocía antes de cerrar el principio de acuerdo. Ahora lo que estamos intentando aclarar es cuáles son las condiciones de esa sanción, porque eso también determinará el plan financiero y el plan industrial.

La multa va a condicionar el plan industrial, ¿habrá que esperar entonces a ver cómo se afronta?

Sí, lo va a condicionar. No es una operación simple, es bastante compleja, porque no solo es cerrar el trato con la parte vendedora, sino también mirar a futuro, lo que se necesita la empresa. Porque Talgo es una empresa que se merece un plan industrial sólido, con un plan financiero sólido y éxito a futuro. Nosotros estamos ayudando en todo lo que es posible.

El lehendakari dijo en su día que el acuerdo se cerraría en tres semanas, ya han pasado.

El paso que se dio hace tres semanas es claro, ahora nos han abierto las puertas y nos están enseñando todo. Y nosotros estamos haciendo muchas preguntas, somos gente muy curiosa.

¿Por eso se está alargando?

Se está alargando un poco, pero las cosas hay que hacerlas bien. Las prisas eran de otros, no nuestras. Somos conscientes de que cuanto antes se haga, antes empezará la nueva fase industrial de Talgo. Pero claro, hay que llegar ahí habiendo hecho todos los deberes bien.

¿Los fondos de la alianza vasca podrían tener como destino Guardian Glass?

Tenemos unas condiciones: tiene que haber un inversor industrial, con un plan industrial sólido a futuro y que fortalezca el arraigo o lo promueva. Todas las operaciones a futuro tienen que cumplir esto. Por eso es colaboración público-privada. Necesitamos industriales. ¿Si no hay industrial? Me temo que no. Gestionar empresas, como gobierno, no es nuestro modelo. Lo que estamos haciendo en estos momentos en Guardian es: tenemos a una parte vendedora, que son los actuales dueños, y tenemos inversores interesados. Nosotros estamos integrando ambas visiones, dinamizando. Estamos hablando con los inversores interesados para conocer sus proyectos industriales, conocer cuántos puestos de trabajo van a necesitar. Y, ahora mismo, se está viendo que son proyectos modulares, de alguna manera no hay un proyecto que abarque a toda la planta.

Ha hablado de la reindustrialización de Europa, suena ambicioso, teniendo en cuenta la posición actual del bloque frente a EE.UU. y China.

Europa ha estado rezagada. La foto fija es muy buena, los niveles de bienestar que tenemos en Europa están en máximos históricos, el desempleo está en mínimos históricos, la renta per cápita está muy bien... la foto fija está muy bien. La foto dinámica, por el contrario, es mucho más compleja. Nos estamos quedando por detrás de Estados Unidos y China, nos han llegado en sectores tecnológicos donde creíamos tenemos liderazgo; el coche eléctrico es un ejemplo. Draghi, con su informe, ha sido un despertador para Europa, ha dicho: la foto fija no es buena y vamos camino de la irrelevancia. Con el despertador lo que pasa es que puedes apagarlo y seguir durmiendo, pero Trump nos ha echado un cubo de agua fría y cuando esto pasa tienes que entrar en acción. Todos los anuncios de las dos últimas semanas de Europa vienen en esta dirección y estamos viendo acción por primera vez.

¿Qué papel tiene que jugar Euskadi en esa reindustrialización?

Nosotros podemos contribuir a esa reindustrialización desde nuestra fortaleza industrial, que es un 24% del PIB, igual que Alemania. Y, si le añadimos los servicios avanzados, es un 40%. Tenemos la excelencia manufacturera, centros tecnológicos y de investigación, tenemos la colaboración público-privada. Euskadi es tierra fértil, nos toca aportar al proyecto europeo y hacerlo desde nuestras fortalezas, la industria.

¿Cómo ve el plan europeo para la automoción?

Pues lo vemos como un paso positivo. El objetivo de descarbonización sigue ahí, pero ¿cómo llegamos a ese punto? Se hicieron unas apuestas creyendo que iban a crear dinámicas positivas, por ejemplo, la penetración del coche eléctrico en Europa, que no ha funcionado a la velocidad que se creía que iba a funcionar. Yo creo que es de sabios, cuando una cosa no funciona, adaptarla para que funcione mejor. La descarbonización como objetivo continúa, lo que pasa es que el acompasamiento, los plazos tienen que flexibilizarse. Tiene que haber una descarbonización equilibrada e inteligente que combine la competitividad industrial que tenemos con la continua descarbonización de nuestra sociedad.

Se entiende entonces que la descarbonización puede poner en riesgo esa competitividad.

Creo que podemos seguir dando pasos y llegar a la descarbonización de otra manera, de una manera mucho menos unidimensional en una tecnología. El mix energético tiene que tener multitecnologías, tenemos que incentivar que haya diferentes apuestas tecnológicas para llegar a esa descarbonización y acompañar a la sociedad a que tomen las decisiones que tenga que tomar, pero no solamente ofreciendo una solución. Por ejemplo, el coche eléctrico, o lo tomas o lo dejas. La sociedad es más compleja y apuestas únicas no son las acertadas. Hemos visto que esta apuesta única no ha ido como se esperaba y toca ahora replantearse otras opciones.

¿Va a haber un plan vasco de apoyo a la automoción?

Todas las opciones están abiertas, estamos trabajando en ello.