En un discreto segundo plano desde que decidió perdonar a Íñigo Onieva, apostar por el amor y darle una segunda oportunidad al que está segura de que es el hombre de su vida y con el que ya prepara su boda, Tamara Falcó ha roto su silencio en ¡Hola! y, después de semanas de especulaciones, desvela cuándo y dónde se convertirán en marido y mujer.
Tal y como se venía asegurando en los últimos días, la pareja ha decidido mantener la fecha que manejaron en un principio, antes de su ruptura el pasado mes de septiembre tras una infidelidad del empresario. Por tanto, y como ha confirmado la marquesa de Griñón a su revista de cabecera, será el 17 de junio cuando se den el 'sí quiero'.
Será una boda religiosa, de tarde y "no demasiado grande", con sus familiares y amigos "más cercanos". La celebración tendrá lugar, como muchos aventuraban, en el palacio propiedad de Tamara y de su hermano Manolo Falcó, El Rincón, en la localidad madrileña de Aldea del Fresno.
Por delante, apenas seis meses en los que todavía queda mucho por organizar. Y es que como confiesa la hija de Isabel Preysler, todavía no ha encargado su vestido de novia, no han enviado las invitaciones y les faltan muchos otros preparativos que están ultimando casi a contrarreloj, aunque con toda la ilusión del mundo.
Un nuevo anillo de compromiso
Además, Tamara cuenta que fue durante su escapada al Polo Norte, a comienzos de enero y apenas una semana después de su reconciliación, cuando Íñigo se declaró y le volvió a pedir matrimonio con un nuevo anillo de compromiso que se llevó a Finlandia escondido entre su equipaje. La socialité no se esperaba que fuese tan pronto pero, como explica, si algo está tan claro no hay por qué esperar y están tan seguros del paso que van a dar.
Respecto a su anillo de compromiso, del que mucho se ha hablado, no es una joya más clásica que el anterior - una pieza de la joyería Repossi de oro blanco con tres diamantes en forma de lágrima engarzados, valorado en 14.500 euros - sino la versión mejorada del que le regaló en su día. Está elaborado con piezas de mayor categoría y su precio podría rondar los 30.000 euros, como el propio Íñigo aclaró vía comunicado cuando se publicó, tras su ruptura, que había devuelto el anillo.
Un símbolo de su amor sobre el que el empresario guardaba silencio unas horas antes de la publicación de la exclusiva de Tamara, manteniendo el misterio acerca de la joya que, ahora sabemos, se trata de una versión mejorada de la que eligió en su momento para pedirle matrimonio a la diseñadora.