Las casas son una especie de lugar sagrado, donde uno debiera sentirse seguro, tranquilo. Sin embargo, no siempre lo son. Muchos de nuestros mayores son estafados dentro de las cuatro paredes donde se supone están protegidos. El timbre y la puerta son lugares habituales de entrada de estafadores. Frente a la puerta de su casa, en el descansillo, donde parecía que nada malo podía pasar, es donde Benito Sánchez fue estafado.
Una llamada al timbre de casa a medio día ofreciendo unas enciclopedias a un precio irresistible. Así es como empezó la estafa que este hombre de 83 años sufrió hace aproximadamente 5 meses. Con los libros, le ofrecían de regalo otros productos como una espada láser. Ante dos hombres llenos de papeles que le pedian firmar el contrato de compra de los libros no pudo decir que no. Aunque al principio no estaba convencido, una vez firmado el contrato Benito quedó satisfecho.
Los días pasaban y los libros no llegaban, pero sí llegó la espada láser que le habían prometido y también una película de Peter Pan. Sin embargo, no fue entonces cuando las alarmas saltaron, sino cuando sus sobrinos vieron que en la cuenta de Benito faltaban de forma periódica 1.000 euros. Tras preguntarle a su tío, este no supo contestar. Fue entonces cuando les contó que había recibido una espada láser y les enseñó los papeles del contrato, y fue ahí donde todo empezó a cobrar sentido. Entre los papeles del contrato de compra de las enciclopedias, había un documento en el que Benito había firmado un prestamo de 10.000 euros.
"Cuando vimos que había firmado un crédito de 10.000 euros nos asustamos, pero por otra parte, al fin habíamos averiguado por qué salían de su cuenta aquellas cantidades de dinero", explicaba Tania, sobrina de la víctima.
Tras acudir a la policía a denunciarlo, los agentes les confirmaron que habían recibido denuncias similares en la que "hombres con acento ruso colaban a personas mayores que vivían solas contratos de créditos entre los papeles de la venta de libros". "Nos quedamos asombrados cuando vimos que era una práctica habitual, viendo que tanta gente había sido estafada por unos desalmados", relata Tania.
"No quería líos"
A pesar de que más denuncias habian sido interpuestas, cuando Benito tuvo que ir a ratificar la denuncia de la estafa de la que había sido víctima este decidió echarla para atrás. "Dijo que no quería líos, no sé si por miedo o por qué pero al final no properó nuestra denuncia", cuenta su sobrina.
Para atajar el problema, los sobrinos de Benito decidieron bloquearle la cuenta a través de la cual estaba siendo estafado y abrirle otra. "Aunque perdió parte de su dinero porque las cuotas que ya había pagado no las pudimos recuperar, nos aseguramos que la estafa no fuera a mayores". "Desde entonces, mi tío se muestra reticente a las visitas de desconocidos en casa pero nunca sabes con qué nueva treta pueden aparecer", lamenta.
"Nunca sabes con qué nuevas tretas pueden aparecer los estafadores"
Tania Sánchez
Sobrina de la víctima