Elisa tiene 91 años y aunque reconoce que cada vez le cuesta más acudir al local de la Asociación de vecinos/as de Ipar Arriaga procura no fallar. Se ayuda de un andador sobre el que se apoya y va segura para no faltar a la cita. Una vez que llega allí se abandona a su pasión, tejer, y lo hace con el grupo de mujeres con el que lleva años haciéndolo. Leyó en el periódico que un grupo estaba haciendo bufandas, gorros y mantas para la gente necesitada de la ciudad y decidió unirse. A su lado María Luisa recuerda que tras quedarse viuda oyó hablar del grupo, su familia le animó a ir, pasó un día por el local, se sentó al lado de Elisa y ahí sigue.
Hoy de sus manos salen piezas maravillosas hechas con mucho cariño. María Ángeles reconoce que hay un antes y un después en su vida desde que forma parte del grupo. "No estaba en un buen momento, apenas hablaba y mi hija me marcó muy de cerca para que viniera y no abandonara. Hoy lo agradezco porque me ha dado la vida", sentencia. Leo, Juli y Mari Jose asienten y ríen cuando la oyen pedir perdón por ser un torbellino que muchos días las vuelve locas. Todas ellas tienen su historia particular y una historia común: no dan talleres ni enseñan a tejer, aportan su granito de arena en diferentes proyectos solidarios.
Si algo tienen claro todas es que Tejiendo en Vitoria les permite hacer algo que les encanta, pero no tienen la casa llena de diferentes piezas tejidas porque todas se entregan con fines solidarios. La "culpable" de que desde hace 9 años esa sea la filosofía del grupo es de Piedad Santamaría. Ella empezó a tejer por acompañar a su hermana, que se encontraba en un momento personal delicado, y por encontrar salida a las prendas que tejían conoció diferentes iniciativas con fines solidarios que le animó a poner en marcha la suya propia: tejer gorros y bufandas para colectivos necesitados de la ciudad. Poco a poco se fueron uniendo mujeres y fueron encadenando proyectos solidarios en los que tomar parte.
Colaboran con la Asociación IAIA de Madrid que tiene un montón de programas para los que tejen: mantas para gente sin hogar, ropa para bebés prematuros para hospitales, manguitos sensoriales para personas con Alzheimer, ponchos para los niños y niñas que en la pandemia tenían que estar con las ventanas abiertas en clase, diferentes prendas para combatir el frío en colegios del Alto Atlas, vendas de hilo de algodón egipcio para afectadas por diferentes enfermedades, cuentos sobre abejas o el cambio climático para programas de concienciación que llaman "Tejer para leer" y un montón de iniciativas más.
Pero también hacen cosas que se hacen notar en Vitoria-Gasteiz. Vistieron con un traje de lana la escultura de San Prudencio, son las responsables de que algún árbol en Mendizorroza lleve los colores del Deportivo Alavés, han colaborado con la asociación de autismo, con los colegios que les piden ayuda, han puesto flores en las bibliotecas, y el pasado 25N, colocaron cientos de rosas moradas por la ciudad para visibilizar la violencia contra las mujeres.
Para llevar a cabo todas estas muestras de solidaridad hace falta mucha lana y, aunque a veces asociaciones o empresas del sector les donan ovillos, otras les toca sufragarla de su bolsillo y no siempre es un peaje fácil de afrontar. Ahora le dan vueltas a cómo articular un sistema de huchas en los que la gente pueda donar para seguir con sus proyectos solidarios o idear alguna otra campaña para conseguir fondos y que la solidaridad no se pare.
Los pulpos de Noupops
Además de Tejiendo en Vitoria, en Álava hay otras iniciativas con fines solidarios en las que, algunas veces también toman parte estas mujeres. Noupops es una de ellas y en nuestra provincia cuentan con la colaboración de voluntarias como Carmen, Laura, Rosa María, Alicia, Conchi y Eli en su tarea de tejer y entregar pulpos hechos a ganchillo para bebés prematuros de las unidades de neonatos de los hospitales que lo solicitan, como terapia para una mejor recuperación de estos pequeños.
El proyecto nació en Dinamarca en 2013 y se ha extendido por Groenlandia, Noruega, Islandia, Las Islas Feroe, Alemania, Bélgica, Israel, Territorios Palestinos, Australia, Reino Unido y EEUU. En España comenzó su andadura en 2017 y actualmente hay 35 hospitales que utilizan esta terapia. Según algunos estudios, los bebes juegan y se agarran del cordón umbilical dentro del vientre de la madre y cuando nacen muy pronto pierden esta conexión. Los tentáculos de los pulpos simulan la forma del cordón umbilical, el bebé los agarra y juega en un ambiente de tranquilidad y confort.
Los pulpos no se venden y para colaborar con Noupops se pueden hacer donaciones para material, el lavado, la esterilización y las bolsas de entrega; donar sellos para los envíos, acudir a los talleres gratuitos que organizan y tejer las piezas para los/as neonatos. Quien esté interesada en participar o informarse puede escribir a noupops.alava@gmail.com.