Tejer redes para combatir la soledad. Es lo que fomenta la iniciativa del Ayuntamiento de Bilbao Mirada Activa, que incentiva la participación de las personas mayores en la vida comunitaria.
Aunque es un proyecto que nació en el 2013, fue en 2020, en plena pandemia, cuando el consistorio reforzó y amplió la iniciativa. Así lo explica Sonia Vilariño, del Área de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, que apunta que el programa funciona como un servicio de detección de las situaciones de fragilidad social, o soledad.
Así, entre otras iniciativas, organizan para las personas mayores encuentros semanales de una hora de duración en los distintos distritos de la ciudad. Hay decenas de actividades a lo largo del año. Salidas organizadas, “para generar relaciones sociales”, cursos de digitalización o alimentación, o dar a conocer los servicios sociales con los que cuentan los mayores. Todo ello, para tratar de acabar con la soledad “no deseada” de los mayores.
“Lo que se pretende es que las personas que se encuentran en una situación de soledad, participen, salgan de casa, retomen un poco la ilusión de participar en las actividades del barrio, reforzar su autoestima...” resume Vilariño.
Vivo reflejo de los beneficios que acarrea este proyecto son Cristina Fernández, del grupo del Casco viejo, y Manuel Franco, de Santutxu, quienes se muestran encantados de tener una iniciativa como Mirada activa. “Me ha abierto todas las puertas”, dice Cristina, emocionada. Y es que esta bilbaina, viuda, asegura que “vivo sola, no tengo a nadie y esto me ha abierto todas las puertas. He conocido a amigas y salgo con ellas, antes no salía de casa”. Lleva alrededor de dos años inmersa en esta iniciativa, un proyecto que ha facilitado que Fernández conozca amistades con las que sale cada fin de semana. “La semana pasada fuimos a la playa, a Pedernales”, cuenta feliz la bilbaina. “Me encontraba sola, pero ahora cada semana vamos al teatro, a la playa… Me ha abierto la vida”, asegura. Y es que desde Mirada activa organizan también salidas culturales. Así, cuenta que pasearon en el barco de Bilboats, fueron al Museo Guggenheim, o se acercaron hasta el Puente colgante. “La verdad es que nunca había subido porque no me atrevía sola, pero ahora con el grupo me he animado”, cuenta. Además de ello, organizan varias comidas al año, una en verano, otra en Navidades… Y por otro lado, “nos explican los servicios sociales que tenemos, dónde se hacen las gestiones de la medalla que pone el Gobierno vasco, que la tocas y llama al 112”. Por eso, Fernández valora muy positivamente el cambio que ha dado su vida en los dos últimos años: “Estoy muy contenta”, insiste.
Enfrentar la soledad
Lo mismo asegura Manuel Franco. Y es que sostiene que “la soledad es una auténtica enfermedad, uno de los grandes males de la humanidad hoy en día”. Sin embargo, desde que hace cuatro años se unió al grupo, en su caso, de Santutxu, “he encontrado amistad, un lugar donde hablar de nuestras cosas”, asegura.
“Somos personas que vivimos solas, te pasas horas viendo la televisión, tu única compañía”. Y además, critica que “estamos en una edad en la que no nos hacen caso”. Sin embargo allí se encuentran con gente que “te escucha”. Y es que sostiene que ha encontrado apoyo en personas afines. “No hablamos de grandezas, hablamos de nuestras pequeñas cosas, y dificultades”.
Por eso, al igual que Fernández, agradece la aparición de esta iniciativa en su vida: “No tengo todo lo que quisiera tener pero tengo al grupo; te da vidilla, sin él tendríamos verdaderos problemas. Te da mucho apoyo”, apunta. Además, también se organizan talleres sobre comida saludable. Sin embargo, Franco asegura en tono jocoso que “si me tengo que comer lo que preparo prefiero no ir”, ya que insiste en que su plato estrella es la fabada asturiana: “Se me da muy bien abrir la lata”, dice, provocando las risas de sus acompañantes.
EN CORTO
- Iniciativa del Ayuntamiento. Es el Consistorio bilbaino el que se puso en contacto, por carta, con Fernández y Franco. Una asistente social acudió a sus respectivos domicilios, y posteriormente recomendó el programa Mirada Activa, una iniciativa de la que forman parte hace dos años, y cuatro, respectivamente.