Txema Mauleón, candidato a la alcaldía de Pamplona de Contigo Navarra-Zurekin Nafarroa, es sociólogo, tiene 49 años, ha sido concejal, luego parlamentario y en la actualidad jefe de Gabinete de la consejería de Derechos Sociales.
Ha sido elegido para liderar a esa parte de la izquierda que acudió fragmentada a las elecciones de 2019 y quedó sin representación. Menuda responsabilidad le ha caído encima.
–Creo que todos y todas hemos hecho una autocrítica sobre aquella decisión, porque los resultados nos habrían dado para sacar juntos dos concejales, lo que no es poca cosa. Hecha esa autocrítica, ahora estamos en otra fase, mucho más ilusionante. No solamente nos hemos juntado los que entonces deberíamos haberlo hecho, sino que hemos incorporado nuevas fuerzas, como Alianza Verde, y esperamos ampliar todavía más la coalición con personas independientes, con trayectorias profesionales y un activismo muy significativas. Estamos con ilusión de volver a irrumpir en el Ayuntamiento de Pamplona con fuerza.
En 2015 lograron por separado 3 representantes de Aranzadi y 1 de Izquierda Unida. ¿Cree que juntos en coalición les dará para superar o igualar aquellos resultados?
–Aspiramos a eso por lo menos. Una reciente encuesta a nivel nacional marcaba una dirección muy clara y este espacio unido tiene un potencial muy importante. De hecho diría que podemos ser claves, como lo fuimos en 2015. Cuando este espacio ha sido fuerte, ha habido cambio en Pamplona y en Navarra. Tenemos que crecer lo suficiente para que la mayoría social progresista vuelva a gobernar en Pamplona. Nos gustaría ser un elemento clave para desatascar las mayorías progresistas y conseguir un acuerdo a ese nivel que permita el cambio en Pamplona. No puede ser que haya una mayoría progresista y tengamos un alcalde de la derecha gobernando.
¿Ha sido complicado retomar los consenso internos después de los sonoros desacuerdos entre las formaciones que ahora van en coalición?
–Costó meses de trabajo y de diálogo, pero todas las partes partíamos de la base de que antes de comenzar a hablar teníamos que ponernos de acuerdo. Esa es la clave, tener la firme de voluntad de no levantarse de la mesa hasta que haya un consenso. Creo que lo hicimos bien, antes de San Fermín, lo que era un reto importante.
¿En qué momento le plantearon la posibilidad de encabezar la lista de Contigo Navarra en Pamplona?
–Desde que en las conversaciones se barajó la opción de que Batzarre liderara la lista del Ayuntamiento de Pamplona. Estuvimos valorándolo y la reflexión fundamental fue que teníamos que combinar una cierta renovación en la propia lista de Batzarre con una persona que también tuviera experiencia política para liderar un proyecto de esta naturaleza.
¿Le costó mucho aceptar?
–En este tipo de situaciones hay personas que te animan a que des el paso, porque ofrecerse uno mismo siempre da un poco de apuro. Nadie más quiso optar a esta responsabilidad y no hizo falta votar.
¿Qué lectura hace del gobierno del cambio y de la expulsión en 2018 de los representantes de Aranzadi e I-E?
–Hay que aprender de los errores y destacar las virtudes. Es fundamental generar más cohesión en los equipos y con un seguimiento semanal por parte de las formaciones de la acción de gobierno.
Eso ya se hacía durante el cuatripartito.
–Si, pero hay que tener voluntad de acuerdos. En lo que a mí corresponde he seguido la máxima de que nada sale adelante sin el acuerdo entre los socios de una coalición. En este caso, todo hay que decirlo, quien más responsabilidad tenía era el propio Asiron. El que lidera tiene que ser especialmente exquisito en consensuar todos los elementos fundamentales que te den la mayoría.
¿Ha hablado con Edurne Eguino o Armando Cuenca de aquel periodo?
–Con Armando no he tenido ocasión, pero con Edurne he hablado mucho y coincidimos plenamente en que nada se decide en un gobierno plural sin el acuerdo de esa pluralidad porque si no, tarde o temprano, se va al garete.
¿Se va haciendo a la idea de que puede regresar al salón donde estuvo entre 2007 y 2011?
–No demasiado. Reconozco que la política municipal es apasionante y no es lo mismo estar en el ámbito de la gestión, como ahora hago desde la consejería de Derechos Sociales, que estar en el debate político diario. Mi vena más política hace que viva con pasión esa vuelta al debate, que espero que sea civilizado.
Le puedo asegurar que saltan chispas en las comisiones y plenos municipales.
–Es lo que se percibe. Una de las ideas que queremos plantear en campaña es lograr un gran acuerdo de ciudad entorno a la convivencia. No puede ser que se diga que se ama mucho a esta ciudad y luego insultar a la mitad de los ciudadanos que no piensan como tú. Si algo hemos aprendido en estos años es que tenemos huir de la crispación y de las confrontaciones personales y apostar por un debate democrático, tranquilo y que sobre todo útil para los ciudadanos.
Se puede encontrar un Ayuntamiento con más deuda, lo que no sucedía desde 2012.
–Denota una muy mala gestión. Se ha demostrado la incapacidad del alcalde para acordar un presupuesto y por si fuera poco nos va a dejar un agujero económico en un contexto que sorprende, con el presupuesto mayor en la historia de la ciudad y la financiación que está llegando de los fondos europeos. Esa incapacidad de lograr acuerdos ha impedido poner en marcha ningún proyecto de ciudad en toda la legislatura. La derecha no ha podido sacar adelante ningún proyecto importante ni se espera que lo haga en lo que resta de mandato.
¿Tiene perfilada cómo será su campaña electoral?
–Todavía no, aunque sí tenemos claro los grandes ejes de la campaña.
Ya hay otros dos candidatos nombrados, Joseba Asiron por EH Bildu y Elma Saiz del PSN, y está pendiente Geroa Bai. Tendrá que pelear muy duró por el voto progresista.
–Sí, no pasa nada. En la medida que haya personas competentes, como es el caso, y con buen talante más fácil será ponernos de acuerdo a posteriori. Y que gane el mejor o la mejor, quien los votantes consideren más acorde sus ideas.
¿Qué ofrece su candidatura a esos electores progresistas que estarán en disputa?
–Hay una mayoría claramente progresista en la ciudad y somos una sociedad muy plural. Creo que esos dos valores los representamos muy bien.
¿Cuál es su aportación como candidato en este proyecto?
–A nivel personal aporto mi conocimiento y experiencia y creo que también mi profesión como sociólogo puede aportar. Donde he estado siempre he facilitado acuerdos. Jugué un papel importante en la negociación del primer cuatripartito y he estado en la negociación del último gobierno progresista. Quiero ser un elemento clave para que nos pongamos de acuerdo para poner en marcha un gobierno progresista y que no se repita lo que pasó la última vez. Habrá que ser imaginativos.
¿Cree que los resultados darán para que la derecha no retenga la Alcaldía?
–Sin duda. Tenga plena confianza.
¿Cómo son sus relaciones con la candidata del PSN? Se lo digo porque hace 4 años los votos de los socialistas fueron decisivos y puede ser que en 2023 suceda lo mismo.
–Muy bien, muy bien. Me ha tocado trabajar con ella menos que con otras personas, pero en lo que me ha tocado muy bien y también con Joseba Asiron. Con Enrique Maya también mantengo una relación cordial.
¿Cree que repetirá como candidato de UPN o que se retira?
–(Duda un poco). No lo sé. Más bien creo que no seguirá. Hace poco coincidí con él en un acto y le dije que los alcaldes suelen retirarse cuando pierden y espero que sea el caso.
Cuidar la ciudad y sus barrios
¿Cuál es el proyecto que considera prioritario poner en marcha en Pamplona?
–Antes me he referido a uno de los grandes proyectos pendientes, el de la convivencia, y el segundo es el diseño de un modelo de ciudad para la próxima década basado en los criterios de la sostenibilidad. Hay que apostar por una ciudad verde, renaturalizarla como se dice ahora, con espacios y bulevares peatonales en todos los barrios y con carriles bici conexos, no como tenemos ahora. Necesitamos una ciudad cohesionada, en la que todos los barrios dispongan de los mismos servicios, cuidando al comercio local. Hay que cuidar mucho más los barrios y garantizar la igualdad de oportunidades.
Por cierto, en el Casco Viejo siguen sin un polideportivo municipal.
–Me parece especialmente sangrante, porque hace 15 años, cuando estuve de concejal, ya teníamos el proyecto de Santo Domingo encima de la mesa. No tiene un pase. Entiendo el enfado del vecindario del Casco Viejo y es consecuencia de la ingobernabilidad, con el Ayuntamiento otro año sin presupuesto.
¿Qué hacemos con el monumento a los Caídos? ¿Lo tiramos o lo modificamos?
–Tenemos un debate pendiente en la coalición.Hay gente que claramente hemos apostado por el derribo y creo que sí o sí habría que hacer una consulta ciudadana. En Pamplona no se ha hecho una consulta en toda la democracia, hay que perder el miedo a este tipo de consultas. Nos falta afinar la propuesta que irá entorno a esas dos cuestiones. Será en la siguiente legislatura porque está claro que Navarra Suma no tiene ninguna voluntad.
¿Cómo lleva las exigencia del protocolo?
–No soy mucho de protocolo, pero como dicen los riberos, con educación se va a todos los lados.
No le veo con una camiseta de Spiderman a un acto oficial
–No, la verdad. Mis hijo sí, pero yo no.
¿Tiene asumido que el próximo 6 de julio igual le toca estar en el edificio consistorial en calidad de concejal?
–Sí. El otro día comentaba esto con unos amigos y creo que cuento menos intervengamos los concejales mejor, y cuanto más intervenga la sociedad y el tejido asociativo, mejor. No sé si en eso soy liberal o libertario, pero no vayamos a pretender invertarnos las fiestas. Por eso es clave que la Mesa de los Sanfermines tenga capacidad de decisión y que todos los colectivos tengan su espacio festivo, no como ocurrió en las pasadas fiestas. Es necesario un debate ciudadano sobre las fiestas y la evolución de la sociedad nos marcará las decisiones sobre el futuro de los Sanfermines.
Los barrios están que trinan con tanta prohibición a sus actividades.
–Lo sé. El otro día bajamos a la Txantrea y con mi hijo pequeño a hombros tuvimos que ir con la comparsa por la acera, con lo complicado que era para los gigantes, que casi no podían bailar. Cómo hemos podido llegar a este nivel de sectarismo, a esta incapacidad para integrar la pluralidad. Ese tipo de cosas hay que desterrarlas. Necesitamos que la ciudad cambie de mirada hacia los barrios y que no haya tanta saturación en el Casco Viejo.
¿Es más de bici o de coche?
–La verdad es que llevo un tiempo moviéndome por la ciudad en bici y me está dando pena no haber hecho el cambio antes. Estoy muy satisfecho por el lado de la salud y estoy siendo consciente de la tarea que nos queda. Todos los que utilizamos la bici nos damos cuenta de que tenemos un montón de petachos sin conexión y algunos de ellos muy peligrosos y otros que acaban en ningún lado, en una acera o en un paso de cebra.