Andoni Ortuzar va a pasar “los lunes al sol”. Tras cinco años al frente de la Ejecutiva vizcaina del PNV y doce en el Euzkadi Buru Batzar, ahora inicia un proceso de desintoxicación de la política y volverá a la militancia de base. Lo hará precisamente en el batzoki de Gallarta, donde tiene lugar la entrevista con Grupo Noticias y donde podrá volver a participar en las asambleas de los lunes: cuando ceda el testigo a Aitor Esteban el 30 de marzo, ya no tendrá que asistir a las reuniones semanales del EBB, que eran el mismo día.
¿Qué sensaciones le ha dejado el proceso en lo personal y qué conclusiones políticas extrae?
En lo personal, tuve que tomar bastantes decisiones en poco tiempo, y algunas, incluso, fueron contradictorias entre sí. Siempre he mirado por el bien del partido. Yo pasé de tener muy claro que me tenía que ir, a aceptar, porque otras personas me decían que lo mejor para el partido era que, por lo menos, me pusiera a disposición de la organización para que no hubiera ningún vacío de poder. Y luego, cuando vi que había otras opciones, volví a la casilla de salida, que era mi sensación íntima y personal de que ya había cumplido un ciclo. ¿Qué conclusiones saco, más que políticas, organizativas? Que le tenemos que dar una vuelta a nuestro procedimiento. La previsión es que en la Asamblea General de Donostia se apruebe un periodo de seis meses para revisar estatutos y reglamentos electorales, y me da la sensación de que hay un consenso bastante grande dentro del partido de que hay que darle una vuelta, sobre todo, para acortarlo, hacerlo más rápido, para no tener tanta intromisión exterior de medios de comunicación y grupos de presión, muchos de ellos, incluso, externos al partido. Me voy contento porque las cosas han ido como yo creía al principio que debían ir, y también con esa sensación de que tenemos ese etxeko lana pendiente: hacer compatibles las garantías, el carácter participativo y las asambleas municipales, con un proceso más ágil, para que el partido sea dueño de sus procesos y no haya capacidad desde fuera de manipularlos.
¿En qué sentido cree que ha ocurrido ahora? ¿Se ha proyectado una imagen de división?
Todos sabemos que, en nuestro sistema, cualquiera te puede proponer y que, con el apoyo de tres organizaciones, todos somos iguales, el que está de presidente del EBB y cualquier otra persona. El proceso ha sido como debía ser. Pero, ¿qué ha sucedido? Que como es tan largo en el tiempo, es muy fácil atacar. El hecho de ir diciendo que en un batzoki han votado a no sé quién o solo han ido 14 traslada una imagen mala del partido, pero influye también mucho en la posición de otros afiliados: unos se alarman, otros se retraen… Espero que seamos capaces de dar con la tecla para no dar bazas que nos perjudiquen.
Cuando un presidente se presenta a la reelección, se espera que tenga el camino más o menos expedito…
(Interrumpe) Yo no me presentaba, porque no nos podemos presentar…
Bueno, usted dejó la puerta abierta, y no cabía esperar que se presentara una alternativa como Esteban…
La persona que por razón de su cargo ha tenido contacto con más afiliados y más conocimiento de todos los territorios era yo, el presidente del EBB. Y yo notaba que había gente que decía: “Andoni, lo has hecho muy bien, pero hace falta un cambio”.
¿No lo interpreta como una muestra de contestación o malestar?
No, no. Yo creo que los ciclos en política existen. Y, si se alargan, se tiene que hacer en base a unas situaciones extraordinarias. En este caso, ¿podía pensarse que había condiciones extraordinarias? Quizás sí. De hecho, la gente que me pidió que sacara aquella comunicación de enero es la que me hizo ver que habíamos hecho una renovación muy importante en las instituciones con un lehendakari y un Gobierno nuevos, dos diputadas generales nuevas, un cambio muy potente de presidentes en cuatro de las cinco organizaciones territoriales, tenemos una situación política en Madrid que no sabemos si va a mantenerse, un proceso sobre el nuevo autogobierno y unas negociaciones con Madrid que había llevado yo… Y me decían: “en estas condiciones, Andoni, no sé si es prudente que te vayas; igual tienes que ofrecer la posibilidad”. Y eso es lo que hicimos. Luego se vio que la organización está viva, hubo propuestas, y yo lo vi claro. No tardé un día en pensar lo que tenía que hacer.
Podía haber gente que pensara que no tenía sentido que usted siguiera, porque lleva 12 años y otras personas que habían completado un ciclo similar, como el entonces lehendakari Urkullu o la presidenta del BBB Itxaso Atutxa, dieron el relevo...
Claro, el primero que estaba en ese grupo era yo. Para mí no ha sido ni una ruptura emocional ni una decepción. Ha sido la consecuencia lógica de lo que yo había pensado ya. Es más, yo hace cuatro años propuse que hubiera un cambio ya, un relevo, no tanto porque mi ciclo hubiera acabado, sino porque lo que venía aconsejaba un nuevo lehendakari del EBB para que él pudiera gestionar todos los cambios y luego llevarlos a buen término. Luego vino la pandemia y aquello fue imposible; hubiera sido temerario. Pero yo tenía claro que mi horizonte final era este mandato. Lo tuve claro desde el inicio del anterior.
Poco antes de su carta a la militancia, antes de que arrancaran las votaciones en los batzokis, Aitor Esteban daba una entrevista en la que parecía que se estaba postulando. ¿Era el plan A y en algún momento se cambió de opinión?
No, era una opción, como otras. Nosotros podemos tener todas las opciones y los planes A, B y C que queramos, y en ese sentido dije en el EBB del 8 de julio que, como mucho, yo era el plan C; pero luego la afiliación dispone y propone. Y en la primera vuelta me propuso a mí muy mayoritariamente. Pero el asunto no podía ser una disputa entre dos que, además, representamos prácticamente lo mismo en la forma de entender la política, el partido… porque hubiera sido irreal. Esto tenía que ver con qué era lo mejor para el partido y cómo dábamos a la organización un consenso. Desde 1976, he visto todos los procesos. Y, en todos los procesos en los que ha habido dos listas, ha habido confrontación. Yo no quería eso para el partido. Era imperdonable promover cualquier tensión por mínima que fuera, con la situación tan compleja que teníamos en el país. Eran dos elementos que se juntaban: mi sensación íntima de que mi ciclo había acabado y, segundo, que alguien tenía que echarse a un lado para que no hubiera una confrontación que iba a ser utilizada desde fuera para proyectar una imagen mala del partido.
¿Usted pidió a Aitor Esteban que lo dejara, o Esteban a usted?
No, no, no, no. ¡Es que no podemos! Esa es una decisión personal.
¿Esteban le llegó a decir por qué aceptó el encargo de la militancia?
No, pero no me lo tiene que decir. Entra dentro de la libertad de los afiliados proponer, y que el propuesto acepte o se retire. Él aceptó y yo me retiré.
¿Siguen siendo amigos?
Tenemos una relación que no hemos cortado ni estas semanas, porque él seguía siendo portavoz en Madrid, y yo, presidente del EBB.
¿Queda el partido dividido? ¿Hay algún paralelismo con la concurrencia de Egibar e Imaz en 2003?
No, no, afortunadamente, no. En aquel momento, había dos maneras de entender la línea política que tenía que seguir el partido. Ahora no. Aitor Esteban ha sido la persona que más tiempo ha pasado en mi despacho no siendo burukide del EBB, y hemos compartido todas las estrategias políticas, ha estado informado al minuto de todo lo que estaba pasando, y ha participado. Cada uno tendrá su acento y Aitor imprimirá a la presidencia del EBB otro carácter, pero no hay ningún paralelismo con aquello.
¿Le preocupan la baja participación y los votos en blanco en el proceso?
Lo que yo no sé es cómo sabe la gente eso, porque nuestras asambleas deben ser secretas. Y no es lo mismo el batzoki de Abanto, de menos de 200 afiliados, que uno de 800; o que haya uno o dos candidatos… ¿Sabemos cuánta gente participa en otros partidos? Nos tiene que hacer pensar. Todo el mundo sabe o dice saber y ha habido muchas informaciones falsas.
La composición de la futura Ejecutiva ha suscitado controversia porque hay más hombres que mujeres, y se ha atribuido a un acuerdo entre las partes. ¿Usted renunció a cambio de amarrar esta Ejecutiva?
No, yo no he participado en ninguna reunión, ni he hablado ni un minuto de esta cuestión, ni he puesto ninguna condición, ni hay nadie en el EBB que es de mi no sé qué. No he participado. Lo que ha habido, como es lógico, son los acuerdos no escritos pero que se producen siempre para distribuir cuántas personas proceden de Bizkaia, de Gipuzkoa… Y lo que ha habido es un diálogo primero entre las y los presidentes territoriales, y luego de ellos con Aitor. Eso hay que preguntárselo a los consejos territoriales. Es un puzle que no es fácil porque hay que tener gente con experiencia jurídica, económica...