El Baskonia no necesitó completar su actuación más excelsa para desembarazarse del Armani más triste que se recuerda. Con una seriedad máxima en todas las facetas, traducida en sus mejores números defensivos de la actual temporada –tan solo encajó 62 puntos, algo que ni los más viejos del lugar recordaban–, el equipo vitoriano hurgó un poco más en la herida de un gigante lombardo en estado depresivo y que volvió a sufrir la versión más punzante de la brújula azulgrana. Darius Thompson parece que no está y no acapara tantos flashes mediáticos como otras estrellas de la Euroliga, pero un día más condujo con altas dosis de sabiduría un triunfo rotundo e inapelable que consolida al Baskonia en puestos de Top 8.
El base con pasaporte italiano, por el que pueden llover las ofertas si mantiene este nivel, se fue hasta los 15 puntos y 7 asistencias sin prácticamente despeinarse. Anotó seis de sus diez tiros de campo, limitó al máximo las pérdidas y alimentó de forma notable a sus compañeros. Pese a que el Armani trató de imponer su parsimonioso ritmo durante la velada y por momentos colapsó la ofensiva alavesa, los destellos de Thompson guiaron a un Baskonia que nunca vio discutido su éxito.
El base llegado del Lokomotiv Kuban volvió a ser el mariscal perfecto que necesitaba Peñarroya para prolongar el dulce momento vitoriano. Siempre sabe poner el balón en el lugar adecuado, tiene tablas, no pierde nunca la compostura y, cuando la situación lo requiere, también sabe dar un paso al frente a la hora de exhibir su instinto asesino. Un jugador total que hace las delicias del Buesa Arena. Howard es un torbellino anotador, Hommes también encadena ráfagas dignas de elogio ante el aro rival y Henry imprime carácter, pero Thompson reúne en sí solo todas las virtudes que debe tener cualquier jugador predestinado a marcar las diferencias. En definitiva, un lujo para un Baskonia que presume de contar con una de las direcciones de juego más estables del panorama continental.
Thompson, al que Peñarroya trata de dosificar cuando puede, fue el amo y señor del tempo de la velada ante un Armani que se vio obligado a improvisar algún base de emergencia debido a la sensible baja de Pangos. Ni Mitrou-Long ni Hall, un escolta reconvertido en el día de ayer, pudieron convertirse en un contrapunto para el líder del Baskonia, que cercenó a golpe de talento cualquier aspiración del cuadro lombardo de acercarse en el marcador. El discutido Davies, que superó ampliamente las dobles figuras (23 puntos y 12 rebotes), fue el único visitante que discutió la hegemonía de un Baskonia agarrado a su solvente labor grupal para sumar un nuevo triunfo continental.