Las aplicaciones de citas han cambiado la forma de conocer gente en los últimos años, ya décadas. Ligar a través de una app ya no es algo excepcional que se trata de esconder o disimular, sino algo absolutamente cotidiano, como hacerlo en un bar, aunque tiene sus propias particularidades al tratarse de una búsqueda prácticamente a la carta y con personas de todos los rincones del mundo.
Tinder presume de ser la aplicación de citas más popular del mundo y asegura haber propiciado 43.000 millones de matches desde que se creó el 12 de septiembre de 2012. Pero hasta ahora era una red social en la que todo dependía de uno mismo y de que la otra persona se declararan mutuamente su interés para comenzar a charlar y quién sabe si empezar ahí una historia de amor. A partir de ahora la cosa ha cambiado y se introduce la figura del intermediario. Con la nueva función Matchmaker, el usuario puede pedir a familiares y amigos que le recomienden quién podría ser su pareja de entre los perfiles que hay en la red social.
Para hacerlo más sencillo, esos contactos cercanos no necesitan bajarse la aplicación ni tener un perfil para poder aconsejar a su ser querido. El usuario crea un enlace y lo puede enviar a un máximo de 15 familiares o amigos diferentes al día, y éstos tienen 24 horas para curiosear los perfiles de los posibles candidatos o candidatas, pero no entablar ningún contacto con ellos. Una vez transcurrido ese plazo de tiempo, al interesado le aparecerán marcadas las recomendaciones de perfiles de sus seres queridos y será él quién decida si las acepta o no.
Esta nueva función ya está disponible en quince países: España, Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Australia, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Vietnam, India e Indonesia, aunque no todos los usuarios pueden por el momento acceder a ella. Pero la intención de Tinder es que en un futuro próximo llegue a todo el mundo.