Belfast, capital de Irlanda del Norte, acoge estos días el Mundial de Sokatira. Un deporte peculiar porque, por no estar en el radar del COI ni de las grandes organizaciones deportivas, la selección de Euskal Herria puede participar de forma oficial, sin vetos de patrioteros. Un deporte en el que los vascos son potencia mundial, y con una importante aportación navarra a esos éxitos, sobre todo a cargo del Beti Gazte de Lesaka, pero también de otros clubes como Berriozar y Antsoain (hasta 67 navarros hay en esta edición del Mundial). Un deporte que solo los no informados creen que consiste en ser más fuerte o más bruto que el rival, y no en una depurada técnica, una impecable coordinación colectiva y un entrenador sabio, que sepa cuando toca tirar, aguantar o dar uno o más pasos atrás. Tug of war (como la canción y el LP de McCartney) lo llaman en inglés. Es decir, Tirón de guerra. Y dicen sus practicantes que engancha.
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