En el primer bote, parecía verosímil que la despedida de la política de Iñigo Errejón obedecía a problemas de salud mental. Muy pronto fue de dominio público, sin embargo, que el auténtico motivo reside en las denuncias de varias mujeres que le acusan de haber ejercido sobre ellas violencia sexual.
#SubjetividadTóxica
Autojustificación sin fuste
Como escribió el periodista Alberto Sicilia, la interpretación del texto de despedida de Errejón es diferente si se lee antes o después de conocer el contexto.
Efectivamente, sin estar al corriente de las acusaciones, cabría creer que se trata de un valiente paso adelante de alguien que sufre porque ha descubierto su propia ”subjetividad tóxica”, como dice en el comunicado. Sin embargo, cuando se tiene noticia de las denuncias y se ve la falta de apoyo de su entorno político inmediato, la conclusión es que la carta abierta es un desesperado (y poco creíble) intento de autojustificación.
#ElMásFeminista
La tuitoteca lo delata
Era de carril que, conocidos los motivos reales de la espantada, los buceadores de las redes sociales, que son muchos y muy hábiles, se afanaran en la búsqueda de arengas feministas del protagonista de los titulares.
“Hasta que ninguna mujer sufra violencia por el hecho de ser mujer. Feminismo para combatir violencia machista hasta hacerla desaparecer”, proclamaba hace dos años Errejón, sin sospechar que un día no muy lejano esas palabras lo pondrían en evidencia.
#PolíticaFeminista
El papelón de Sumar
Uno de los motivos para dar crédito a las graves acusaciones contra Errejón es que su formación, Sumar, corrió a marcar distancias apenas una hora después de la publicación del comunicado de despedida. En un texto que parecía escrito con guantes quirúrgicos, la formación de “izquierda alternativa” anunciaba, además, la apertura de una investigación sobre los hechos. El detalle nada anecdótico es que el “proceso para recabar información” (expresión literal) se había abierto antes de que trascendiera la noticia. Algo queda sin explicar.
#VenganzaFría
Podemos dice sin decir
Cabía esperar que Podemos aprovechara para cebarse con la caída en desgracia de uno de su mayores enemigos. Sin embargo, Pablo Iglesias y Pablo Echenique, entre otros, optaban por un mensaje meramente descriptivo sobre la dimisión de Errejón.
Mientras, sin nombrar al objeto de sus fobias, Irene Montero escribía un mensaje que comenzaba así: “Ante cualquier caso de violencia sexual lo primero las víctimas y quienes las acompañan: que no se sientan solas”. Ione Belarra, por su parte, se limitaba a repicarlo. No hacía falta más.