Las primeras horas de campaña no han dado de sí aún para que los partidos midan si calan sus mensajes, así que perseveran en ellos mientras su espacio de confort tradicional no espante a nadie. Entretanto, el PNV sigue preocupado por la fiabilidad de Pedro Sánchez, que llega hoy; el PSE insiste en su discurso clásico de las cosas que preocupan a la gente son las que él diga; EH Bildu sigue con su fijación contra la Ertzaintza; el PP, contra todos los demás, y Sumar y Podemos intentan hacerse hueco, hormiguita, hormiguita.
Ya vendrán días para ir orientando el discurso en función de lo que ilusiona o espanta. El candidato jeltzale es el primero que ha empezado a coger al vuelo consignas ajenas y a confrontarlas. Pradales respondió ayer a los planteamientos de EH Bildu sobre vivienda comprometiendo varios miles de VPO y con una defensa cerrada de la deducción en IRPF que desde la semana que viene aliviará la declaración de renta de 330.000 hipotecados a los que los de Pello Otxandiano quieren eliminársela para recaudar más. Alba García, de Sumar, esgrimía sobre esto medio silogismo: la vivienda no es un bien de mercado. Una segunda parte coherente del enunciado implicaría que no debería ser propiedad privada, pero eso hay que expresarlo con cuidado. Así que elude el charco sumándose a la oferta de casi todos: en la Comunidad Autónoma con mayor número de VPO por habitantes, la propuesta estrella es... más VPO.
Perseveró ayer Julen Arzuaga en identificar a la Ertzaintza con lo que calificó de “violencia policial arbitraria”. Estos nuevos tiempos que dice traer EH Bildu suenan mucho a las consignas alegres y combativas del pasado más caduco. Será por eso de que la historia es cíclica que basta con llevar mucho tiempo parado en el mismo sitio para que te alcancen otra vez y parezca que ibas por delante.
También entraba en harina Eneko Andueza. El candidato del PSE parece haber descubierto horrorizado que hay listas de espera en Osakidetza y ayer describió su solución: no hacer lo que hace Ayuso en Madrid. Y eso que no había llegado aún Rodríguez Zapatero a darle impulso. Olvidó citar al Ministerio de Sanidad que dirige su partido matriz, que afirma que Osakidetza registra el periodo de espera más corto en consultas e intervenciones quirúrgicas de todo el Estado. Es decir, donde gobiernan PSOE, PP o ERC.
Leer datos y extraer los que parcialmente te sujeten el discurso lo hizo también ayer Javier de Andrés, que no esperó a que llegara por la tarde un nada sorprendente Núñez Feijóo –a repetir que todos son Sánchez– para agitar un alza descontrolada de los crímenes en Euskadi por el aumento de delitos en Donostia y Gasteiz el año pasado. Si hubiera leído entero el informe del que tiró habría visto que la criminalidad convencional –robos, secuestros, agresiones, homicidios...– bajó un 1,1% en Euskadi en 2023 mientras subía un 2,1% en el Estado y que el número de delitos aquí por habitante sigue a la cola. Matices.
Si reparamos en cómo cuentan en la Villa y Corte nuestro proceso electoral da para más de un chascarrillo. Mientras unos han descubierto de pronto que la descomposición de Podemos ha lanzado al mercado de EH Bildu a la práctica totalidad de aquellos votantes, otros se empeñan en convencer a la opinión pública española de que estos le hacen ojitos creíbles al PNV para gobernar juntos. Y todos ellos con pose de preocupadísimos por el contubernio separatista. La ignorancia es atrevida.