El coordinador de Ikusgune subraya que contar con una foto “mucho más nítida” sobre los episodios de LGTBI-fobia que se dan en Vitoria y el resto del territorio es “una excelentísima noticia”, pero que el “reto” del Observatorio pasa ahora por ir más allá de lo que puede ser únicamente la punta del iceberg. Martínez de Heredita pronostica un verano “que puede ser duro” por el regreso de las fiestas en una situación de normalidad y denuncia la aparición de “nuevas agresiones y estigmatizaciones” contra el colectivo LGTBI, a raíz del presunto asesino en serie descubierto en Bilbao, la aparición de la viruela del mono o el “brutal y constante” hostigamiento contra la comunidad trans. Sin embargo, el portavoz de Ikusgune celebra también que Gasteiz está en un momento “muy interesante” en la lucha contra la LGTBI-fobia.
Ikusgune registró el año pasado 27 incidencias contra el colectivo LGTBI, un 69% más que en su informe de 2020 y un 170% más que en 2017. ¿Estos datos han supuesto un punto de inflexión para el Observatorio?
–Los datos son preocupantes, pero poder tener una foto mucho más nítida de la que había hace unos años sobre lo que ocurre en Araba y Gasteiz es una excelentísima noticia. Porque esto nos permite conocer cuál es el estado de la LGTBI-fobia en nuestro municipio para hacer políticas dirigidas a intervenir en ella, para evitar que lo que ha pasado vuelva a ocurrir y ayudar a las personas que han sufrido estas incidencias. No podemos decir que haya un incremento de los datos, aunque lo parezca, porque antes de 2017 no teníamos información y entre 2017 y 2019 –hasta la creación de Ikusgune– la que teníamos era recogida sin recursos. Dicho esto, lo cierto es que todavía podemos estar conociendo muy poco de lo que realmente sucede, y ese es el reto que tenemos en adelante.
¿Cómo es esa radiografía actual de la LGTBI-fobia en la ciudad?
–Vemos una gran hostilidad hacia el colectivo trans, en nuestra ciudad y también a través de las redes sociales. Es el colectivo que más incidencias sufre, el más vulnerable. Especialmente las mujeres, porque al hecho de ser trans hay que sumarle que son mujeres. Pero podemos hablar también de la invisibilidad del colectivo de lesbianas como una incidencia grave. Además, tenemos también una preocupación con el colectivo LGTBI de personas migrantes que, en muchos casos, son las que más se acercan a Ikusgune a denunciar vulneraciones de derechos y discriminaciones. Tenemos que tener una mirada más global, porque en muchas ocasiones las personas no solo están siendo oprimidas por su orientación sexual o por su identidad o expresión de género, sino que también se cruzan otras vulnerabilidades como la cuestión de la clase, el origen o la cultura. La situación de Gasteiz no es diferente a la que puede haber en otras ciudades.
"Vemos una gran hostilidad hacia el colectivo 'trans' en nuestra ciudad y las redes. Es el más vulnerable, especialmente las mujeres"
Con la diferencia, eso sí, de que existe un recurso como Ikusgune para denunciar. Siempre insisten en la importancia de hacerlo.
–La denuncia es importante. Pero no estamos hablando solo de la denuncia judicial o ante la policía, sino de la denuncia social. La denuncia que se va a hacer en la calle, que va a implicar a otros colectivos para reparar a la víctima y lanzar un mensaje. Cuando hablamos de LGTBI-fobia y delitos de odio, hablamos de hechos que van contra una persona concreta, pero que además quieren lanzar un mensaje contra todo un colectivo. Por eso es muy importante esa respuesta colectiva. Que haya una denuncia y esa persona sea ayudada, que tenga esa protección, pero también mandarle a la persona agresora un mensaje: que ese odio que le ha llevado a dar una paliza no tiene lugar en nuestras calles. En este sentido, estamos en Gasteiz en un momento muy interesante en lo que se refiere a la lucha contra la LGTBI-fobia.
Volviendo a las incidencias que recogen, ¿cómo está transcurriendo este año 2022?
–Es muy pronto para hablar de 2022, porque habrá que analizar lo que ya tenemos y sacar las conclusiones. Cogemos todavía los datos con cierta cautela, pero a estas alturas del año se puede decir que estamos en números muy parecidos a los que teníamos el año pasado.
Acabamos de entrar en el verano, una época en la que los ataques contra el colectivo LGTBI aumentan. Y además, el primero en una situación de normalidad desde hace tres años. ¿Hay una mayor preocupación estos días en el Observatorio?
–Entramos en un verano que puede ser duro. No solo en lo referente a la LGTBI-fobia, porque estamos viendo ya un montón de incidencias que nos hacen prever que puede ser una época complicada. Las fiestas pueden ser uno de los espacios donde más agresiones se den, porque a la masculinidad habitual que ya tenemos en las calles suelen sumarse el alcohol, la euforia y ese corporativismo heterosexual y masculino. Estos son los ingredientes ideales para tener situaciones de violencia. Vamos a estar muy vigilantes con lo que pueda ocurrir e Ikusgune estará a disposición de todas las personas que en algún momento puedan sentirse discriminadas, insultadas o agredidas de cualquier manera.
"Entramos en un verano que puede ser duro. Estamos viendo ya muchas incidencias y las fiestas pueden ser el espacio donde más se den"
Se aproxima un nuevo 28-J. ¿Con qué ánimo o reivindicación lo afrontan?
–El 28-J es de los colectivos y, por tanto, como Ikusgune no tenemos ninguna actividad programada. Pero sí es un día que nos permite hacer una lectura de cuál es la situación. Por un lado, hemos vivido en los últimos meses una campaña muy grande a raíz de los hechos relacionados con el presunto asesino en serie de Bilbao, porque se lanzan mensajes que pretenden estigmatizar algunas prácticas sexuales no normativas, como puede ser el ligoteo a través de aplicaciones o el consumo de drogas en las relaciones. Por otro lado, tenemos también el fenómeno de la viruela del mono, que se ha intentado atribuir al colectivo LGTBI. Hemos vuelto a revivir toda aquella campaña que tiene mucho que ver con aquella que en su día se realizó con el Sida, criminalizando al colectivo como transmisor de ciertas enfermedades. Y por último, tenemos una brutal y constante agresión verbal, y en ocasiones no verbal, contra las personas trans. La amenaza de muerte a la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, es uno de los ejemplos máximos. Por todo esto, estamos en una situación enormemente compleja, en la que más allá de la LGTBI-fobia que ya teníamos encima de la mesa se van añadiendo nuevas agresiones y estigmatizaciones contra el colectivo.
Un día en el que, eso sí, Ikusgune volverá a animar a salir a la calle.
–Siempre hemos dicho que el colectivo LGTBI ha ocupado ya muchos espacios, pero que todavía le quedan muchos por ocupar. Y la calle es uno de ellos. Habida cuenta también de que es donde más agresiones, sobre todo físicas, se dan. Salir a la calle para decirle a la norma cisheterosexual que aquí tiene un frente para luchar contra ella es muy importante.
Acaban de recibir el premio Urrezko Hirukia de manos del colectivo Ehgam. ¿Qué supone este reconocimiento para Ikusgune?
–Es una enorme alegría y muy gratificante ver cómo precisamente colectivos sociales valoran la labor de Ikusgune. Concretamente, este Urrezko Hirukia nos apetece mucho compartirlo con todos y todas las gasteiztarras, por una razón evidente. Ha sido un año en el que hemos tenido que salir muchísimas veces a la calle y hay que poner en valor ese trabajo de la gente, ya sea poniendo la bandera del arcoíris o la trans en sus ventanas, o el cartel que difunde el teléfono contra las agresiones de Ikusgune (633 30 96 53) en sus comercios, en sus bares o en sus puestos de trabajo. Es un premio que tiene que estar compartido con Kutxiko Taskeroak, con la Red de Coeducación de Zabalgana, con asociaciones de vecinos, con toda la comunidad educativa que ha hecho una excelente labor contra la LGTBI-fobia... y muy especialmente con las ikastolas de Umandi y Arantzabela. Vivimos una situación muy desagradable cuando aparecieron aquellos murales en estas ikastolas, pero la respuesta no solo de estas, sino de todas las ikastolas de Gasteiz fue espectacular. Por tanto, este es un premio compartido con toda la ciudad.
"Esperamos que dentro de muy poquito podamos tener un espacio mucho más grande para trabajar y hacer actividades"
Ikusgune acaba de cumplir tres años de vida. ¿Qué balance realiza de esta trayectoria?
–El balance es muy positivo. Vimos la necesidad de crear un Observatorio cuando nos dimos cuenta de que, para hacer la labor que hacíamos como asociación (Lumagorri), necesitábamos recursos. Esto se tradujo en un convenio con el Ayuntamiento y en la disponibilidad de esos recursos para poder atender a las personas que sufren agresiones, para tener vías de contacto permanente y un espacio físico. También es cierto que el proyecto no está desarrollado al 100%, porque considerábamos que uno de los puntos muy importantes, y por eso el nombre Ikusgune, era tener un espacio físico grande para generar redes, para que personas LGTBI se pudieran conocer. Y esta es la parte que queda por cumplirse. En estos momentos seguimos trabajando en una oficina provisional y esperamos que dentro de muy poquito podamos tener un espacio mucho más grande para trabajar y hacer actividades que precisamente hagan posible tejer esas nuevas redes.