Hace un frío inusual en el interior del Pabellón Navarra Arena. El hielo ha transformado el lugar en el que, durante todo el día, este miércoles 4 de enero ensaya el equipo de Crystal, el último espectáculo de la compañía El Circo del Sol. Patinadores y patinadoras repiten una y otra vez asombrosos giros, piruetas y acrobacias, mientras ágiles malabaristas entrenan su técnica detrás de la escena, otros artistas ponen a punto su cuerpo en las máquinas de gimnasio instaladas en el backstage, o visualizan en pantalla escenas del espectáculo.
Es “el día más loco”, en el que se va a la carrera, “contrarreloj”, dice Robert Tannion, director artístico de Crystal, aludiendo a este miércoles 4 de enero en que arranca, a las 21.00 horas, la primera de las nueve funciones que ofrecerá El Circo del Sol en el Navarra Arena. “Es el primer día en un nuevo pabellón y hay que chequear, pieza por pieza, que todo esté en su lugar, preparado. Los patinadores toman por primera vez contacto con este hielo y tienen que sentirlo, adecuarse a la temperatura, que va cambiando”, cuenta. De hecho, se empieza con el hielo a -10 grados centígrados, y de ahí va subiendo hasta alcanzar la temperatura ambiente.
Por la pista pasa regularmente una máquina para suavizar y alisar la superficie, porque con cada ensayo se dejan surcos, que un operario va rellenando a mano con más hielo.
El hielo por el que Crystal, la heroína protagonista de esta superproducción, una mujer joven que se siente incomprendida, fuera del mundo que habita, se deslizará, caerá y viajará en una experiencia de autodescubrimiento que le revelará que su poder reside en la creatividad.
DOS ARTES, EMOCIÓN Y UNA GRAN LOGÍSTICA
El patinaje y el circo se unen en este espectáculo que reúne en el tour a un equipo de 93 personas de 25 países diferentes, 44 de ellas artistas, entre profesionales del circo -algunos de los cuales han tenido que aprender a patinar para este montaje- y patinadores olímpicos, y del que su director artístico destaca “el golpe emocional” que contiene y que va directo “al corazón del público”: “La gente podrá asombrarse con las técnicas y los trucos, pero al final lo que queda es este golpe al corazón de la historia. Porque Crystal se debate entre dejarse hundir o luchar; por supuesto elige luchar, y el público lucha con ella”, dice Robert Tannion.
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La logística, apunta, es “el mayor reto” de esta producción. “Montar el hielo en un día y medio, colocar en 15 horas todo el sistema en el aire”, que se levanta a casi 11 metros de altura, con numerosos focos conectados mediante un sistema innovador a la vestimenta de los patinadores-artistas para poder seguirles durante el espectáculo, así como más de 23 proyectores en el techo, mástiles pendulares, trapecios, cintas… Y, una vez terminadas las funciones, desmontar todo el material, embalado en 421 cajas para viajar en 21 camiones tráiler a la siguiente ciudad.
Pamplona es la número 122 que acoge Crystal desde el año 2017 -y la ciudad número 22 que lo programa tras la época de pandemia provocada por la covid-, y El Circo del Sol considera “un lujazo” la infraestructura que les ofrece la capital navarra. “El Pabellón Navarra Arena es nuevo, todo funciona a la perfección, tienen un gran equipo, y el lugar nos permite tener mucho espacio detrás de la escena, lo que nos da mucha facilidad para mover todo lo necesario. Siento que he ganado la lotería aquí esta semana”, comenta Robert Tannion horas antes de la primera función de Crystal.
TRAS LA ESCENA
En ese backstage al que alude el director artístico del espectáculo, y por el que El Circo del Sol ha guiado este miércoles por la mañana a los medios de comunicación, se encuentran los camerinos, el departamento de vestuario con más de 6.000 piezas, entre ellas 40 pelucas diferentes, y cuatro responsables en un equipo liderado por la catalana Isabel Franco; servicios de lavandería, carpintería, maquillaje -cada día se destina entre media hora y hora y media a maquillar a cada artista-, fisioterapia y un lugar destinado a afilar los patines, que se revisan todos los días; zonas de descanso y de entrenamiento, con máquinas de gimnasia, así como los instrumentos que suenan en el espectáculo en directo: guitarras, clarinetes, saxofón, piano, violín, en una banda sonora que mezcla música en vivo con música pregrabada que incluye versiones de temas de Sia, Beyoncé, Nina Simone o U2.
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También, muy próxima a la escena, está la zona de cambio de vestuario, en percheros muy accesibles con la ropa muy bien ordenada para facilitar la tarea. “Los artistas cuentan con un tiempo muy limitado para cambiarse, de 5 a 15 segundos, tienen que hacerlo muy rápido, con patines y todo…”.
Junto a la compleja logística que requiere un espectáculo de estas dimensiones, el reto de los artistas en su parada en Pamplona será afrontar las tres funciones que harán el sábado en el Navarra Arena. “Tres espectáculos en un día, un reto más mental que físico”, señala el director artístico.
Todo está listo para que Crystal deslumbre este miércoles por la noche al público navarro. Quien acuda, que no lo haga muy ligero de ropa, aunque seguro que el calor del público hará subir la temperatura del hielo.