"Todos decimos que queremos comercio tradicional pero vamos a las cadenas de distribución"

Hemos hablado muchas veces de la cesta de la compra y de lo cara y cuesta arriba que se nos ha puesto la vida y todos somos conscientes de que la rebaja al 0% del IVA en los productos básicos apenas tiene efectos cuando toca pagar. Ahora bien, nos preguntamos, ¿los productores han notado algo?¿Era esta la medida más adecuada? La respuesta es no. 

Y es que el principal problema, nos recuerdan desde ENBA, EUSKABER y BASERRIA KM0 son los costes de producción que siguen en niveles elevados. 

Los costes de producción, el quid de la cuestión

"Llevamos un par de meses con costes de producción estabilizados en la parte alta. Ha habido un incremento total para vacuno, ovino y en todos los casos han subido 80% los piensos, la electricidad más de 100%, el gasóleo y los forrajes una barbaridad también. Ahora estamos en un impase y no sabemos la evolución", explica Xabier Iraola, el coordinador de ENBA. 

En su opinión, con la rebaja del IVA ha pasado como cuando compras un artículo en las rebajas y ves que el precio no está tan rebajado como pueda parecer como se ha incrementado un poco antes. "Había otras herramientas. El IVA de las materias primas no ha bajado y esa sí sería una buena solución para que los costes de producción bajasen. Se ha optado por una solución de cara al consumidor final", critica Xabier. 

Los huevos son, de hecho, uno de los productos que más han sufrido esa subida de precios en el último año. Pero es una subida que se produce "no por el gusto de los productores", apunta la gerente de Euskaber, Karmele Pikabea, sino por otras cuestiones como el precio del pienso. "No nos ha quedado más remedio que incrementar el PVP para intentar subsistir", afirma y niega que con esta medida hayan bajado los costes de producción. 

Qué decir de los productores de carne, un producto que finalmente se quedaba fuera de ese 0% del IVA porque no era considerado un alimento esencial. "No entendemos por qué no entra en los alimentos básicos", lamenta el responsable de comunicación Baserria KM0, José Pablo Larrea. 

Lo mismo opina Xabier Iraola de ENBA. "Aves, conejo, cerdo... no tiene sentido que se hayan quedado fuera este tipo de carnes", señala. "Mucho me temo que se ha quedado fuera por un tema ideológico. Una parte del gobierno ha optado por dar un paso más en su pelea contra el consumo de la carne", añade en una clara alusión a Podemos. 

Desde Baserria KM 0, José Pablo recuerda que la subida del precio de los cereales ha sido un "disparate" en 2022 y recuerda que a esto hay que unir los costes de envases, plástico. "Esa subida no hemos podido trasladarla al PVP, es decir, hemos trabajado a pérdidas. Va a ser un año con un resultado bastante negativo", aclara. 

2023, año de la incertidumbre 

La incógnita es que va a pasar en 2023, el año de la famosa incertidumbre. "Cada vez que hemos aplicado pequeñas subidas, tendemos a refugiarnos en productos de menor coste", recuerda José Pablo Larrea. "Los cereales empiezan a bajar un poco. Nosotros trabajamos en ciclos largos, de unos 8 meses así que tardaremos al menos seis meses en repercutir la bajada en el precio. Es una situación de incertidumbre", insiste. 

Lo mismo opina Karmeke Pikabea de Euskaber. "Estamos en un impase y esperemos que no suban más los costes pero el precio del cereal sigue variando. La previsión es que vayan a la baja pero hay mucha incertidumbre", destaca. "En euskaber que somos cooperativa se va calculando el precio de la docena de huevos y se calcula en función del coste del pienso. Lo primordial es que el baserritarra pueda subsistir", añade. 

¿Son culpables las distribuidoras?

Un clásico cuando se disparan los precios es culpar a la distribución pero ojo porque en esto todos tenemos responsabilidades. "Todos culpamos a la distribución pero vamos a comprar a las cadenas que cada vez tienen más poder. Todos somos incoherentes respecto a lo que pensamos angelicalmente", apunta Xabier Iraola de ENBA. "Queremos marcas de calidad pero también miramos el precio", remarca.

"Es de agradecer que todavía haya gente que opte por nuestro producto y marcas de calidad pero al mismo tiempo hay un 20% que no llega a fin de mes y lo pasa mal. Otra gente está paralizada por el agobio de la inflación y opta por alimentos de menor precio y calidad pero no evitan otros gastos superfluos", señala. "No quiero leer la cartilla a nadie pero deberíamos autoanalizar nuestra conciencia para ver si somos coherentes con lo que pensamos", apunta. 

En este sentido, José Pablo Larrea de Baserria KM 0 considera que la distribución es "primordial". "El comercio tradicional va a la baja porque se basan en trabajar mucho, los fines de semana y cada vez cuesta más hacerlo. Creo de verdad que no están ganando una pasta loca", señala. Sin embargo también reconoce que la manera de funciones es "peculiar".

"Cada vez hay más diferencia entre marca blanca y las otras marcas porque los márgenes en la marca blanca son pequeñísimos. En contrapartida en los productos de calidad hay márgenes mayores", explica y añade otro factor fundamental y es que el mercado de consumo es "decreciente".

"Nuestro gasto se desplaza al ocio y vivimos en una continua expansión de las cadenas de distribución", resume. 

Para Karmele Pikabea de Euskaber estamos en un momento de incertidumbre en el que "todo el mundo tiene miedo". "Todos somos necesarios, las grandes cadenas son necesarias. También sufren", afirma. 

Añade Xabier Iraola que los hábitos de compra han cambiado. "Hace cinco años se hablaba de la compra semanal o quincenal. Eso es mínimo. Ahora hay familias que compran al día. Están con los críos en el parque o salen de trabajar y compran lo que van a cenar o como mucho lo que van a comprar al día siguiente. Están haciendo cinco o seis compras semanales", destaca.

"La gente ya no opta por los grandes hipermercados de las afueras que funcionan bien pero las marcas han entrado en el centro", recuerda y un 82% de los productos frescos está en las manos de las cadenas de distribución. "Hay que jugar con ellos pero ellos deben ser leales con el productor local", insiste. "Es muy difícil que el consumidor opte por marca de calidad con una diferencia del 30% respecto a la marca blanca", reconoce.

Pese a todo, coinciden los tres, somos privilegiados. "En Euskadi, la gente sigue apostando por lo local y estamos orgullosos", afirman.