Un total de doce vehículos de Policía Municipal están equipados con desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) para poder atender de forma rápida incidencias y avisos en los que la persona implicada esté en parada cardiorrespiratoria y requiera maniobras de reanimación. Agentes de Policía Municipal son los encargados de iniciar la reanimación como primeros intervinientes, hasta la llegada de personal sanitario. En el último año, se han realizado 39 intervenciones con desfibrilador, una cifra que multiplica por cuatro las intervenciones de 2018, gracias a la generalización de estos dispositivos.
De hecho, el aumento de desfibriladores externos semiautomáticos disponibles en vehículos de Policía Municipal ha sido exponencial en los últimos años. Ahora, el hecho de contar con doce aparatos permite que todos los barrios de la ciudad cuenten con unidades de desfibrilación móviles preparadas para actuar cuando ante una emergencia. Para el uso de los desfibriladores, los agentes de Policía Municipal reciben una formación específica, regulada por el Decreto Foral 6/2019, y deben seguir un protocolo de actuación hasta la llegada del personal sanitario al lugar de los hechos.
Ese protocolo incluye iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), alternando compresiones torácicas y ventilaciones, mientras llega el desfibrilador y, una vez activado éste, seguir sus instrucciones, continuando con la RCP. La combinación de ambos elementos es clave en el éxito de la operación. Pero también lo es la compenetración de todas las personas implicadas en la cadena de supervivencia, desde quien realiza la llamada a emergencias hasta el personal sanitario, que deberá estabilizar al paciente para su traslado a un centro hospitalario.
Desde Policía Municipal destacan la importancia de ofrecer datos precisos y concretos en la llamada de emergencia que se realice ante una situación de gravedad. En ella será fundamental ofrecer la dirección exacta donde se encuentra la persona en riesgo, para que el vehículo patrulla llegue lo antes posible. Dado que los desfibriladores están en constante movimiento en los coches patrulla, el tiempo de respuesta ante una emergencia se acorta notablemente. Se han dado casos en los que los agentes han llegado con el desfibrilador en apenas dos minutos, porque estaban próximos al lugar de los hechos.
Protocolo de actuación
El primer paso que deben dar los agentes cuando acuden a una llamada de emergencia vital es proteger la escena del incidente y comprobar si la víctima está o no consciente. Si se encuentra inconsciente hay que abrir la vía aérea y comprobar si respira. En caso negativo se debe informar al 112 de la situación y se debe comenzar con la reanimación cardiopulmonar (RCP) para ganar tiempo, iniciando inmediatamente las compresiones torácicas, que deben combinarse con ventilaciones, a razón de 30 compresiones y 2 ventilaciones.
Tan importante como las compresiones y ventilaciones es el hecho de aplicar un desfibrilador cuando sea posible. Una vez encendido el desfibrilador externo semiautomático, éste ofrece las instrucciones oportunas que hay que seguir en cada momento. El dispositivo permite analizar el ritmo cardíaco, identificar las arritmias mortales susceptibles de desfibrilación y administrar una descarga eléctrica que restablezca el ritmo cardiaco.
Los doce desfibriladores externos semiautomáticos se suman a otros dos fijos situados en el Ayuntamiento y en dependencias de Policía Municipal en la calle Monasterio de Irache, y otros 14 semiautomáticos distribuidos en distintas instalaciones deportivas de la ciudad. En concreto, éstos se ubican en los polideportivos de Arrosadia, Azpilagaña, Ermitagaña, Ezkaba, José Mª Iribarren, Rochapea, San Jorge y Mendillorri; en los campos de fútbol hierba de San Jorge y Lezkairu; el Frontón Labrit; en el Complejo Deportivo Aranzadi y en la Ciudad Deportiva San Jorge, así como en el Centro de Piragüismo Molino de Caparroso.