Mucha gente le echó en cara que dejara de liderar la oposición y entrara en el Gobierno, ¿por qué cambió?
-Vino determinado por sentimientos, sensaciones, ideas y por el contexto. Cuando dejamos de gobernar, a pesar de tener un 28% más de votos (es un valor que hay que señalar), tenía un sentimiento de dolor y rabia importante porque había sido una campaña muy injusta en la que se habían sobrepasado todas las líneas. Ahora la gente no se acuerda y hay quien se ofende cuando recibe una crítica, pero lo de la campaña de 2019 fue mil veces más brutal que lo de ahora. Con pasquines, con anónimos, las redes sociales volcadas…
¿Críticas muy personales?
-Muy ad hominen. Con muchas mentiras, medias verdades, trasladando una imagen que los hechos no constataban. Hice una reflexión y pensé que podía colaborar poco con mis compañeras aparte de sacar bilis y odio. Cuando uno está dolido es difícil que construya en positivo. Eso se unió a la oferta de José María Aierdi, al que siempre agradeceré poder trabajar con él porque es un lujo y una de las personas más interesantes de la política navarra. Se unieron las dos cosas y yo me muevo siempre por un sentimiento de ver dónde puedo ser más útil. En ese momento creía que podía aportar poco. A pesar de darle muchas vueltas, opté por buscar el lugar donde me iba a sentir más útil, conmigo y para la sociedad, y no estar en el barro constante.
Tuvo críticas porque dejó descabezaba a la oposición y mucha gente le había votado.
-Asumí que sería un estigma que pesaría sobre mi de cara al futuro, pero también creo que no se puede estar calentando la silla porque sí. Opté por eso, había proyectos importantes en el ámbito de vivienda en el que podía ser útil y sería más eficaz que en cualquiera de las refriegas que hubiese tenido con el alcalde, a bombo y platillo pero sin transformar la vida de la gente. Pese a que hay quien aplaude eso desde los dos lados, aporta bien poco a la realidad de la gente. En ese momento no me sentía capaz de hacer nada más que contestar y no es suficiente en una oposición constructiva.
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Pasan 3 años y decide dejarlo y volver, ¿es una decisión madurada?
-No me fui con la idea de volver, pero al cabo del tiempo seguí viendo cuál era la deriva del equipo de gobierno (que ya apuntaba en campaña y que ha sido más manifiesta en la legislatura) de ninguneo no solo a la oposición, sino a cualquier persona que opinase lo contrario o diferente a ellos. Es una política de vetos, de medias verdades, de uso del Ayuntamiento como un cortijo como ariete contra el Gobierno de Navarra solo porque es de otro color. No creo que el alcalde esté defendiendo los intereses de la ciudad, lo que hace es labrar su porvenir político dentro de la derecha para poder aspirar a cotas mayores. Ése es el objetivo que hay detrás de toda su acción de gobierno. Eso al cabo del tiempo te hace ver que no es la política que te gusta, incluso más allá de los valores de la izquierda o de la derecha y que no es el sitio que quieres para el futuro de la ciudad donde vive tu hijo. A mi no me gusta una ciudad donde parece que hay buenos y malos… deberíamos haber superado esas etapas. Eso sumado a que se consiguen una serie de logros en vivienda, veo, a un año vista de las elecciones, que puede haber un proyecto en ciernes de confluencia de personas con ideales parecidos, de izquierdas, progresistas y un caldo de cultivo en la sociedad civil que hace que piense que puedo ser útil en la construcción de un proyecto colectivo transmitiendo mi experiencia. Creo que se debe valorar que renuncio a un cargo muy interesante sin tener la necesidad de hacerlo y pudiendo labrar un porvenir en un lugar más cómodo que la política municipal. De nuevo tomo la decisión por pensar dónde voy a ser más útil y me siento más realizado y creo que ese lugar es la política municipal, aunque sea más incierto.
¿Existe un germen político alternativo similar al de 2015?
-Creo que no. El de 2015 era un clima internacional, nacional, regional y local. En el aterrizaje progresivo que hago en Tudela, aunque no me fui del todo porque he colaborado con I-E, he visto que se ha acercado mucha gente al grupo independiente que no es habitual del entorno de los partidos. Eso es un chute de energía que demuestra que la sociedad civil está viva y es contestataria de una manera de hacer política que practica el señor Toquero.
-¿Existe ese malestar en la sociedad?
-Yo reo que si. Hay muchas personas a quienes no gusta la forma de hacer del equipo de gobierno que es un auténtico rodillo. Parece que no hay una alternativa y que no existe ese 50% de votos, más uno, que hubo en las elecciones en las que la ley don’t hizo que tuvieran un concejal más. Por la forma en que actúan parece que los 21 concejales son de Navarra Suma y esa no es la realidad y tampoco la realidad social. La gente quiere hacer política desde abajo, con movimientos más asamblearios, horizontales y la verdad es que me sorprende la cantidad de gente que se ha ilusionado con el proyecto y la cantidad de gente que hay en cada reunión.
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-Viene a Tudela sin ser candidato, pero ¿cuál es el papel que quiere desempeñar?
-Lo que hago es tratar de volcar la experiencia que tengo, porque hay gente que no la tiene al no haber militado en organizaciones o no haber estado en instituciones. Trato de ser dinamizador de ese colectivo de los independientes. ¿Hasta dónde o con qué perspectiva? Pues dependerá mucho de las personas que estén ahí. Cada uno traemos nuestra mochila, de lo bueno y de lo malo. Llegará el momento en que habrá que decidir una lista, pero eso no ha llegado. Será una decisión colectiva.
Ha estado en tres legislaturas: desde 2011 hasta el inicio de ésta de 2019, ¿es el clima político más frentista ahora?
-Si. La oposición que hacía Milagros Rubio podía ser aguerrida, pero había ciertas líneas que no se sobrepasaban y el punto de la forma de entender la política de Luis Casado no tenía nada que ver con la de Alejandro Toquero, que se parece mucho más a un Ayuso que a una derecha europea que busca acuerdos con otros grupos. La sociedad tiende a eso y las redes sociales son positivas para algunas cosas, pero muy negativas en cuanto a la reducción de mensajes. Buscan arietes y dilapidar al de enfrente. Creo que hay que construir una alternativa que deje atrás esa forma de entender la política y que sea más abierta y horizontal donde la ciudadanía tenga una capacidad de crítica y sea bien recibida por la institución.
¿Era aquel UPN de Casado más dialogante que el Navarra Suma de Toquero?
-Mucho más, sin lugar a dudas. Había ciertas formas que se cuidaban. A mi me transmiten determinadas contestaciones en juntas de gobierno o reuniones privadas que son del matón de clase que trata de amedrentar al resto de compañeros y eso es inadmisible.
Uno de los mantras de Navarra Suma es que el Gobierno se olvida de Tudela, ¿es así?
-No. Eso se explica con datos. Las dos legislaturas de gobiernos progresistas tienen la misión de trabajar por reducir las brechas sociales, sea donde sea. A pesar de que no hayan conseguido revertirlo respecto a la brecha territorial (y no solo con el Sur) en estas dos legislaturas esa brecha no ha crecido, se ha parado porque ha habido políticas de redistribución. Hay un hecho palmario. El FHL para Tudela ha crecido un 50% en estas dos legislaturas y es la principal linea de ingreso que da el Gobierno. Si eso es maltrato no sé lo que era con políticas de UPN. Lo que pasa es que para dar datos hay que hacer frases largas, pero Toquero se dedica a dar titulares que esconden su especial ambición personal por crecer en el centro derecha navarro, aunque con sus políticas va a descolgar la parte del centro para tratar de combatir los gobiernos alternativos de Navarra y tener un puesto a nivel foral. Esa es la estrategia real y no es defender los intereses de Tudela, porque insultando a la presidenta de Navarra no se defienden los intereses de Tudela. Confrontando políticamente si, insultando no.
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Si en algo ha tenido mano es en el proyecto Coscolín, que recuperó en 2017, donde la aportación del Ayuntamiento cayó un 50% respecto a la prevista, pasó de 900.000 a menos de 400.000 euros.
-Para conseguir proyectos para la ciudad no se puede hacer un ataque frontal en todas las circunstancias. En el caso de Coscolín, el Ayuntamiento que tiene la mayor aportación del Fondo de Haciendas Locales de su historia decide invertir un 5% en el proyecto global. Que el Gobierno aporte un 95% en un proyecto local es algo que no se ve en ningún sitio, pero no se produce por la habilidad negociadora de Toquero, sino por el convencimiento político de Aierdi y mío porque es un compromiso político de la anterior legislatura. Quien no cumplió el compromiso que estaba pactado es el Ayuntamiento de Tudela y ese incumplimiento pudo poner en peligro el proyecto de Coscolín en un momento determinado. Pero el compromiso de Aierdi con Tudela llevó adelante el proyecto. Toquero jugó con fuego y ha habido suerte de que enfrente tuviera a alguien más convencido que él de que saliera adelante. No vale con pedir dinero a mamá Gobierno. La política de vivienda es competencia foral, pero Coscolín es una intervención urbanística y es competencia municipal.
Ha estado dentro del Gobierno, ¿qué imagen se tiene el Ayuntamiento de Tudela?
-Lamentable. Hay una manipulación y aprovechamiento de los momentos para su objetivo político. En la presentación de las obras del centro de salud, por ejemplo. Es una falta de respeto que el Gobierno de Navarra que va a invertir el dinero en la reforma del centro de salud (el ayuntamiento solo pone espacios que tiene inutilizados), acepte dar una rueda de prensa en el Ayuntamiento y que el alcalde aproveche para exigir lo que es una posición política de su grupo. Es una falta de respeto y es el proceder habitual. No cumple ni el mínimo decoro con quien está haciendo una apuesta por la mejora de la ciudad. Ésa es la visión del conjunto de los departamentos del Gobierno, pero vuelven a tender la mano porque quieren mejorar la ciudad. Pero tender una y otra vez la mano cuando te están insultando, diciendo todos los días que no hay voluntad de hacerlo es un poco duro, y no es sostenible de cara al futuro.
¿Qué ha perdido Tudela en estos casi cuatro años?
-Un clima de convivencia sana. La acción del equipo de gobierno y fundamentalmente del alcalde ha ido fragmentando la ciudad y dividiéndola en buenos y malos y en dos frentes: conmigo o contra mí. Ha habido un retroceso en una cooperación institucional normalizada que debería haber existido con el Gobierno. Existió en la anterior legislatura y se obtuvo financiación y existía sin esfuerzo presupuestario suficiente de anteriores gobiernos de UPN (Casado podría haber sido más duro internamente). Fragmentar la sociedad, la comunidad, no tener un mínimo de herencia histórica de donde vienen los proyectos y trasladar medias verdades a la sociedad tratando de pervertir la realidad es lo que menos me gusta. Son una gota malaya que cala en la sociedad y se traslada a diferentes ámbitos.
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Geroa Bai critica que no se cuente con ellos para una unión de izquierdas, ¿cómo debería ser esa unión?
-No sé como debería ser la unión de las izquierdas. Queda tiempo y hay que agotar la posibilidad de presentar la alternativa más atractiva para la sociedad. A veces no hay que sacar la chapa de las siglas y buscar equipos que se entiendan; esa es nuestra apuesta. En ese espacio no ha habido un veto y a nadie se le ha pedido el carnet. El objetivo debería ser de altas miras pensando qué quiere la mayor parte del electorado que no qué quieren las personas afiliadas a cada espacio.
¿Hay alternativa a esta derecha?
-Creo que sí. Hay unos resultados electorales en 2019 que divide Tudela por la mitad y la concentración del voto del centro derecha les llevó a tener un concejal más. Puede ser razonable que haya gente que no esté de acuerdo con su forma de actuar y hemos de tratar de construir algo para que la mayoría se sientan cómodas y confíen en que hay una alternativa realista. Dentro de los independientes hay muchas personas válidas dispuestas a dar un paso adelante.
¿Teme que las elecciones se conviertan en un enfrentamiento Toquero-Larrarte?
-Por parte de la alternativa que estamos construyendo uno de los valores es ser un proyecto colectivo, con un equipo humano muy potente y atractivo. Gente implicada en colectivos, que conoce la ciudad, trabajadora… Hay quien tratará de llevarlo a un tema personal pero vamos a huir de eso. No interesa a la gente. Trataremos de mostrar ideas, vender ilusión basada en datos reales y presentar equipos como el que estamos configurando, más potente que el actual equipo de gobierno.
“ No están buscando financiación para el futuro y eso es un problema para Tudela ”
¿Tiene la sensación de que en esta legislatura se han dedicado a meter en el horno los platos que dejó preparados el tripartito?
-Cuando llegamos en 2015 había un único proyecto, el cubrimiento del Queiles, que había que acometer por seguridad. No había financiación, el remanente, era negativo, había que devolver los millones de euros de sementales, todas las contratas caducadas, sin técnico de servicios contratados, sin un funcionamiento ordinario de montes y sin proyectos. Ésa es la herencia que recibimos. La que recibe el señor Toquero es un ayuntamiento con técnico de servicios contratados que ya ha liberado el 80% de los contratos, con excepción de dos, el transporte urbano y la iluminación. Solo faltaba que con un técnico de contratación y teniendo aprobadas el resto de contratas, no fueran capaces de acometer los dos únicos proyectos caducados. Se encontraron 16 millones de euros de remanente de tesorería en 2019, con proyectos, con financiación preparada para piscinas y campos de futbol, para plaza del padre lasa, parte de San Nicolás, paseo de Pamplona, Capuchinos, avenida del Barrio… son todos proyectos de la anterior legislatura. Desde que un proyecto se pergeña hasta que ve la luz pasan 3 ó 4 años. Uno de los mayores debes de este Ayuntamiento es que no sé qué proyectos va a dejar a los siguientes, ¿el final del corredor verde?, nada más. Eso es grave es volver a dejar una herencia rasa. Revisando las cuentas del Ayuntamiento hay una cosa evidente. En las de 2021 todos los movimientos de gastos financiados con remanente son porque conseguimos subvenciones que se ejecutan ahora. Ahora no siembran para el futuro y eso es un problema para la ciudad. Hacen trampa porque suelen hablar de remanente de tesorería de 2018 y la legislatura acaba en 2019. El Ayuntamiento come de la junta de aguas, debería cobrar el agua a sus vecinos en función del coste que tiene la producción de agua, porque se genera un remanente de tesorería de 3 millones que beneficia el Ayuntamiento. No se busca financiación ajena y se financian obras a través del coste del agua de los vecinos de Tudela. Eso lo tiene que explicar la concejal Irene Royo. El remanente de tesorería de 2019 era de 16 millones de euros y el de 2021 es de 9 millones. O hace rampas o intenta engañar a la gente.
En sus últimos años cerraron parte del estadio Ciudad de Tudela por su estado, ¿cuál sería ahora su idea?
-Creo que la vida útil del estadio ciudad de Tudela ha cumplido más que de sobra. Hay que pensar la ciudad en su conjunto y el crecimiento de la ciudad va por otros espacios. En el actual complejo se podría haber aprovechado para tener un estadio moderno, más coqueto, más ajustado a la realidad de la ciudad que hubiese podido albergar la participación de los clubes. En el actual estadio se puede pensar en un crecimiento planificado en el que se puede hacer más accesible el parque de Santa Quiteria. También puede ser un lugar en el que se podían lograr plusvalías de viviendas como para tener ingresos y buscar otra alternativa en otro lugar. Se ha tratado de cerrar una herida muy rápido y la herida supura por todas partes. De hecho, no hay una solución. Nosotros planteamos ir haciendo pequeñas reformas para prolongar la vida mientras se busca una alternativa, ellos no buscan alternativa. Eso es poco ambicioso y han vendido el oso mucho antes de cazarlo.