La procesión de aficionados a Pike Bidea durante toda la mañana de este sábado advertía de lo que podía pasar cuando el pelotón afrontase este muro que puso la guinda a la entretenida etapa que significó el descorche de la Grande Boucle. No cabía ni un alfiler a los dos lados de la estrecha carretera. Poco menos de dos kilómetros en los que costó que pasaran los ciclistas. En fila india y a mil por hora, así lo completaron pese a las duras rampas de hasta el 20% a las que tuvieron que enfrentarse los protagonistas.
El espectáculo llegó poco antes de las 17.00 horas, cuando los gallos de la carrera se pusieron en fila de a uno tras coronar agrupados El Vivero. La bajada hasta Sondika fue frenética. Todos los que persiguen la zona noble de la clasificación querían ir bien colocados para no quedar atrás y evitar sustos. El UAE se mostró con Tadej Pogacar a la cabeza. Lo mismo hizo el Jumbo con el vigente ganador del Tour. Jonas Vingegaard con las orejas tiesas. El esloveno y el danés se fueron solos, con la compañía de Victor Lafay. Pero firmaron tablas. Los dos grandes favoritos a vestir de amarillo en los Campos Elíseos bajaron gas, momento que aprovecharon los hermanos Yates para escaparse dirección a la meta. El de UAE cantó bingo.